Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/240/13
México, D.F., 30 de junio de 2013
- Durante una semana convivirán 35 Premios Nobel y más de 200 jóvenes científicos de casi 80 países
- Lo más importante es la interacción con los estudiantes; es muy satisfactorio poder contribuir a su formación y discutir con ellos problemas de la sociedad: Mario Molina
- Daniel Mendoza de la UAM Azcapotzalco, Itzel Guerrero de la UNAM y Ricardo Cerón del IMP, forman parte del grupo de jóvenes científicos presentes en la reunión con Premios Nobel que inicia este lunes en Alemania.
Foto: Notimex.
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Mario Molina, Premio Nobel de Química 1995, y un grupo de siete jóvenes investigadores representarán a México en la edición 63 de las Reuniones Lindau con Premios Nobel, una plataforma única que permite cada año un diálogo intergeneracional entre científicos de todo el mundo.
El encuentro congregará durante cinco días a partir de este lunes en Lindau, a las orillas del lago Constanza, en Alemania, a 35 Premios Nobel y 265 estudiantes de doctorado y posdoctorado de 78 países. En este 2013 la reunión está dedicada a la química, y entre los temas a abordarse están química verde, así como procesos y estructuras bioquímicas; también habrá galardonados en física y medicina.
Roberto Flores Moreno (Universidad de Guadalajara), Karla Bravo Altamirano (Dow AgroSciences, EU), Itzel Guerro Ríos (Facultad de Química, UNAM); Ricardo Cerón-Camacho (Instituto Mexicano del Petróleo); Mario Delgado (Instituto Max Planck, ALE); Daniel Mendoza Espinoza (UAM- Azcapotzalco); y Noél Espinosa Jalapa (Instituto de Química, UNAM), son los jóvenes seleccionados por la Fundación Lindau tras la convocatoria que realizó la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
En 2007 la AMC firmó un convenio de colaboración con el Consejo de las Reuniones y la Fundación Lindau para incorporar a jóvenes investigadores mexicanos en los encuentros que anualmente organiza con ganadores de Premio Nobel, bajo un formato que privilegia la interacción y el intercambio de opiniones en un ambiente informal.
Antes de partir a tierras germanas, tres de los siete científicos mexicanos, Itzel, Daniel y Ricardo expresaron su satisfacción y alegría por su participación, sobre todo, por tener la oportunidad de mostrar que en México se hace buena ciencia.
Para Ricardo Cerón Camacho la reunión les permitirá conocer otros enfoques de investigación sobre química, pues considera que la ciencia se hace de forma diferente en otras partes del mundo, lo que hará que “tengamos una revolución científica en nuestro pensamiento”. Confió en que su participación inspire a estudiantes que están en estudios superiores para que intenten llegar lo más lejos posible si optan por la investigación científica como carrera profesional.
“Es muy motivante convivir con gente del nivel de un ganador de Premio Nobel; nosotros como amantes de la ciencia así lo vemos, pues los conocimientos que han brindado en los últimos 200 años han cambiado al mundo y a sus sociedades”, dijo Daniel Mendoza Espinoza, quien se dijo ansioso de intercambiar puntos de vista con Robert Grubbs y Richard Schrorck por el área de investigación que ha abordado en el estudio de los carbonos heterocíclicos.
Itzel Guerrero Ríos destacó por su parte la calidad profesional de los científicos participantes, “jóvenes que no superan los 35 años de edad, con un alto perfil y que han construido una carrera reconocida y realizado publicaciones en revistas de prestigio”.
“Realmente estamos muy felices. La única manera de ir es por la elección que hacen la Academia Mexicana de Ciencias y la Fundación Lindau. Vamos a tener la oportunidad de conversar con ganadores de Premio Nobel, un reconocimiento con el que muchos científicos soñamos, pero esta vez tendremos el espacio para conocerlos personalmente y platicar con ellos”, apuntó.
Añadió que durante la semana del encuentro podrán hacer contacto con investigadores de su edad, gente que comparte inquietudes y motivaciones, lo que podría ser el principio de nuevas relaciones y futuras colaboraciones.
Mario Molina, presente en Lindau
Mario Molina tiene amplia historia de participaciones en las Reuniones Lindau. Este año, nuevamente forma parte de los 35 científicos galardonados con el Premio Nobel y durante su estancia ofrecerá la conferencia “Comunicar la ciencia del cambio climático”.
“En esta reunión se hablará de la aportación de la química a la sustentabilidad, y de temas relacionados con la energía y medio ambiente. En mi plática abordaré el problema del cambio climático y de la parte científica que contiene, así como de la necesidad que hay de comunicar los aspectos científicos de esta situación a la sociedad”, indicó.
Hizo énfasis sobre la importancia de que los científicos se comuniquen con el público, sobre todo cuando se trata de abordar problemas que afectan a todos y “es algo que normalmente no están entrenados a hacer”.
El doctor en química física, Premio Nobel de Química 1995 junto con el estadounidense Sherwood Rowland y el holandés Paul Crutzen, por su trabajo en química atmosférica, especialmente en relación con la formación y descomposición del ozono, sostuvo que para los estudiantes e investigadores que participan en Lindau estas reuniones les ayuda, “para que estén conscientes de la complejidad de los problemas reales que tiene la sociedad y de la necesidad de poder trabajar con especialistas de otras disciplinas, funcionarios de gobierno y la sociedad misma”.
Interacción, la clave de Lindau
El diseño de las Reuniones Lindau contempla que los Premios Nobel pasen varias horas con los jóvenes investigadores, realizan su presentación y luego se lleva a cabo una discusión en mesa redonda, la cual se organiza de tal manera que los estudiantes de doctorado y posdoctorado pueden sostener un contacto personal con los galardonados.
Este formato, en opinión de Mario Molina, es muy interesante y útil. “Es una reunión con jóvenes seleccionados de todo el mundo, quienes tienen una interacción con los Premios Nobel. En mi opinión son encuentros muy atractivos porque uno convive con estos investigadores, se puede platicar con ellos, y por supuesto se tiene oportunidad para ver a los amigos, hay un buen grupo de Premios Nobel que nos conocemos bien. Pero la parte importante es la interacción con los estudiantes y eso es muy satisfactorio, poder contribuir a su formación y discutir problemas de la sociedad”.
Destacó que la convivencia con los jóvenes es muy positiva, porque “son abiertos y muchos de ellos están deseosos de aprender y tener esa interacción con nosotros”.
Mario Molina dijo que la expectativa que se tiene sobre estas reuniones, es que se conviertan en una experiencia positiva para la formación de quienes participan en ellas y que en un futuro se vea su impacto en una contribución a la sociedad.
Fabiola Trelles Ramírez