Las trampas de la ciencia

El Universal
23 de febero de 2006
Nurit Martí­nez

De acuerdo con un estudio, los problemas más comunes entre investigadores son el fraude, el plagio y el abuso contra estudiantes

El 40% de los cientí­ficos en México acepta que hay faltas éticas «frecuentes» en sus actividades de investigación y que en 10% de los casos estas irregularidades son «muy frecuentes», refiere una encuesta realizada en 18 instituciones cientí­ficas del paí­s.

En el estudio El que no tranza no avanza: la ciencia mexicana en el espejo, publicado por la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), los investigadores señalan que los problemas éticos más comunes entre la comunidad son: «La falta de rigor cientí­fico, el fraude, el plagio y el abuso a estudiantes».

La encuesta fue aplicada por César Domí­nguez Pérez Tejada, del Instituto de Ecologí­a de la UNAM y Rogelio Mací­as-Ordóñez, del Instituto de Ecologí­a, en diez centros de investigación de la UNAM, en las unidades de la Universidad Autónoma Metropolitana, el Colegio de la Frontera Sur, el Instituto de Ecologí­a, la Reserva de la Biosfera de Chamela Cuixmala y las universidades autónomas de Yucatán, Hidalgo, Morelos y Tlaxcala. En total participaron 146 investigadores con hasta 30 años de experiencia en la actividad cientí­fica.

Este estudio se incluye en el libro El papel de la í‰tica en la Investigación y la Educación Superior, que acaba de reeditar la Academia en donde se recogen varios estudios, ensayos y análisis sobre las conductas de los cientí­ficos en la generación de conocimiento, el establecimiento de hipótesis, el diseño de los procesos de investigación, el acceso al financiamiento, la rendición de cuentas, la relación de investigadores de trayectoria con sus estudiantes de posgrado y la forma y condiciones en que se decide hacer una publicación de un proyecto.

Son los propios investigadores los que reflexionan sobre los procesos de evaluación a los que son sometidos para verificar su producción, la relación que tiene esto último con el acceso a estí­mulos adicionales a su salario, y por último, la construcción de un código de ética para la ciencia.

En la encuesta, 38% de los cientí­ficos (61) reconocieron que discutir o plantear una reflexión sobre los problemas éticos con sus estudiantes de posgrado no es una práctica regular en las laboratorios de los centros de investigación.

Sin embargo, 80% de los entrevistados consideró que la comunidad cientí­fica en México se podrí­a «beneficiar» si se compartiera un código ético explí­cito. Entre los hallazgos de la consulta se advierte que sólo 66% de los investigadores consideraron a la ética como «un aspecto relevante» en su práctica cotidiana, mientras que el 34% restante opinó lo contrario.

Los coordinadores de la encuesta concluyen que la ciencia en México tiene como reto «enfrentar una cultura de la transa».

«Los candados, leyes o castigos bien pensados y bien aplicados pueden ayudarnos ahora, pero serí­an inútiles en el largo plazo. Lo que necesitamos es demostrar que es más redituable seguir una conducta ética pues el beneficio neto al final de una carrera de investigación es mucho mayor».

Después de analizar la encuesta ambos investigadores junto a un grupo de expertos enfatizan que en México se requiere «señalar a los infractores que acostumbran tomar atajos y asegurarnos que el desprestigio constituya un costo real, pues aunque eventualmente el sistema o la historia les pasará la factura, en el presente nos cuesta a todos».

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