La Jornada
5 de junio de 2013
Redacción
En más de 18 años ha lanzado 30 megatoneladas, aunque no se compara con un supervolcán
El SO2 es el causante de la lluvia ácida, explica Hugo Delgado Granados, miembro de la AMC
El experto Stephen Self colabora en la actualización del Mapa de Peligros del Popocatépetl
El volcán Popocatépetl es en la actualidad uno de los principales emisores de bióxido de azufre (SO2) en el mundo. En los más de 18 años que lleva de actividad, ha lanzado a la atmósfera más de 30 megatoneladas de este gas. Aun así, no se compara con las emisiones de los llamados supervolcanes o volcanes de supererupciones, que llegan a lanzar hasta 10 mil megatoneladas de ese elemento.
El bióxido de azufre es un importante causante de la lluvia ácida, ya que en la atmósfera, en la que tiene una vida promedio de dos a cuatro días, se convierte en ácido sulfúrico y cuando precipita en forma de lluvia, rocío o granizo, puede ocasionar importantes daños al ambiente.
No obstante, más de la mitad de este gas incoloro de olor asfixiante llega a la atmósfera por actividades humanas. En la naturaleza es emitido durante la actividad volcánica.
El Popocatépetl, de 730 mil años de edad, es un estratovolcán activo. Es un edificio geológico de forma cónica de 5 mil 420 metros de altitud con una base de 25 kilómetros, que después de algunos años de reposo entró nuevamente en actividad en la última década del siglo pasado.
No ha parado dese 1994
Hizo erupción en diciembre de 1994 y no ha parado su actividad desde entonces. Dentro de esta erupción, el volcán ha tenido en estos poco más de 18 años, episodios de receso, explicó el doctor Hugo Delgado Granados, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México.
De la misma manera, continuó el también miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), ha presentado periodos de mayor actividad eruptiva, como la actual, que empezó a finales de marzo pasado y continúa hasta el momento.
Como ejemplo de esta forma de actividad, recordó que en noviembre de 2000 el Popocatépetl tuvo una ventana de emisiones que concluyó en enero de 2001. Los episodios eruptivos son cuando simplemente se incrementa la actividad, pero todo sigue alrededor de una misma erupción. Por ahora, el volcán está activo, emitiendo cenizas y después vapor de agua.
Las cenizas, rocas fragmentadas durante las explosiones, convertidas en polvo y arena, pueden permanecer un tiempo en la atmósfera con una vida que puede ir de unas horas, días, a veces algunos meses, lo cual no es frecuente porque su precipitación es prácticamente inmediata. En los pasados 18 años se tuvo el registro de que el material llegó hasta las costas de Lousiana y Texas, según reportes de estudios realizados con sensores remotos, aunque una dispersión de largo alcance como la que se cita es inusual, explicó Delgado Granados.
El Popocatépetl, el pasado 23 de mayo cuando registró exhalaciones que alcanzaron hasta 2.5 kmFoto Reuters
Hace unos días, de visita en el país para colaborar en la revisión y eventual actualización del Mapa de Peligros del Popocatépetl –diseñado como medio de información en la eventualidad de una erupción y el cual data de 1995–, el doctor Stephen Self, vulcanólogo en jefe de la Comisión Regulatoria de Asuntos Nucleares de Estados Unidos, impartió una conferencia sobre grandes erupciones explosivas o supererupciones, consideradas explosiones volcánicas de enormes magnitudes y consecuencias devastadoras.
Ejemplos de estas erupciones son las ocurridas en Yellowstone, Estados Unidos, con tres eventos: el primero hace 2.2 millones de años; el siguiente hace 1.3 millones de años, y otro 640 mil años atrás. En el lago Toba, en Sumatra, Indonesia, hubo una más, hace 75 mil años, y en Taupo, Nueva Zelanda, se registró la última hace 26 mil 500 años, todas erupciones de 8 grados de magnitud en el Índice de Explosividad Volcánica (VEI, por sus siglas en inglés), la máxima considerada en dicha escala, de dimensiones megacolosales.
Grandes provincias basálticas
No obstante, el creador junto con el geólogo Michael Rampino del término de supervolcanes aseguró que el tamaño de un volcán no sólo tiene que ver con lo que físicamente es el edificio volcánico, porque algunos lo son muy grandes no hacia arriba sino a los lados, lo que se denominan grandes provincias basálticas; también se suman otros aspectos, como la cantidad de lava y materiales que expulsan. El Popocatépetl no es un supervolcán ni tiene supererupciones. En los pasados 650 años ha tenido 18 erupciones, ninguna considerada superexplosión.
Sobre esto, el doctor Hugo Granados explicó que la actividad del Popocatépetl tiene fases efusivas, mediante la formación de domos de lava y también de carácter explosivo, proceso en el que se construyen cuerpos de lava dentro del cráter, que al destruirse forman columnas de ceniza.
También hay que decir –siguió el geólogo- que el volcán Popocatépetl es uno de los grandes emisores de bióxido de azufre en el mundo, aunque no se compara con las 10 mil megatoneladas de gas que emiten los volcanes de súper erupciones, entre otros fenómenos durante la actividad.