Otorgar plazas preferenciales a científicas no garantiza la equidad: Herminia Pasantes

La Crónica de Hoy
7 de marzo de 2013
Reyna Paz Avendaño

Academia

Los programas gubernamentales que otorgan plazas preferenciales a las científicas no es sinónimo de equidad, pero sí lo son cuando consideran las circunstancias biológicas para que puedan realizar sus investigaciones al igual que los hombres, señala Herminia Pasantes Ordoñez, primera mujer en recibir el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 2006. Y añade, en entrevista a Crónica, que uno de los apoyos faltantes son las guarderías especiales para que las investigadoras puedan desarrollar su trabajo experimental.

La especialista en neurobiología y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias comenta que a pesar de que en México las mujeres dedicadas a la ciencia han ganado espacios académicos, existe desigualdad entre quienes hacen investigación en áreas experimentales y quienes trabajan en humanidades y física teórica. “Éstas últimas tienen cierta facilidad de organizar sus tiempos de acuerdo a sus necesidades, son más independientes en su investigación. Nosotros tenemos que venir todos los días por las mañanas para hacer el experimento y no lo podemos cortar a las 2 de la tarde para ir por el niño a la escuela”, explicó.

Por eso, señala que resultaría benéfico la implementación –desde el gobierno–de guarderías especiales y con servicio a domicilio para que estudiantes de doctorado y jóvenes investigadoras no tengan la preocupación de tener un “niño esperando y un experimento frustrado”.

En opinión de la también investigadora del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, la equidad ha sido una labor de concientización entre los propios académicos y un ejemplo es que “ha habido cosas interesantes como incrementar la edad para que podamos recibir premios, pues no es lo mismo una mujer de 40 años que un hombre de la misma edad, porque en ese tiempo la mujer sufre un retraso en su producción”, indica.

En ese sentido, considera que los programas para que las científicas tengan mejor desempeño en su área y como mujeres, deben enfocarse a incrementar las edades para las evaluaciones, y principalmente, apoyos a programas de salud y cuidado de la familia.

Herminia Pasantes es egresada de la Facultad de Ciencias de la UNAM y sobresale por sus estudios sobre los mecanismos moleculares que generan el edema en condiciones de isquemia, epilepsia, trauma craneoencefálico y estrés oxidativo. Es investigadora Nacional de Excelencia del Conacyt, investigadora Emérita del Sistema Nacional de Investigadores y ha recibido el Premio UNAM en Investigación en Ciencias Naturales, el Premio Nacional María Lavalle Urbina y el número homenaje de la revista Neurochemical Research en 2004

EXPRIENCIA. Con 35 años de experiencia en investigación y docencia en neurobiología, Pasantes Ordoñez de 77 años de edad, platica que no enfrentó discriminación ni obstáculos cuando ingresó a la licenciatura de biología, a la maestría en bioquímica, ni al doctorado en ciencias.

“Sí puedo decir que en entre los 60 y 80 había reticencias por parte de colegas y directores de instituciones académicas sobre el ingreso de mujeres, pero con el tiempo tuvieron una participación más clara en ciertos campos. Sostengo que las mujeres se interesan por áreas del conocimiento e investigación médico biológicas, porque ahí desempeñan papeles extraordinarios pero en las ciencias exactas, hay menos interés”, apunta.

Motivo por el que, indica, le alegra que físicas hablen en eventos de divulgación científica sobre mecánica cuántica y expansión del universo, porque así se evidencia que los temas atribuidos como dominio exclusivo de hombres, hoy se escucha en voz de científicas.

En años recientes, añade, han ocurrido otras modificaciones en el sentido de que muchas mujeres ocupan puestos de decisión, cambio importante que se debe a la fuerza de la propia mujer y a una necesaria aceptación de la sociedad.

Cuando la investigadora ingresó a la carrera de biología, narra, era un grupo con mitad de hombres y mujeres, y en toda la facultad el 22% eran estudiantes féminas, por lo que señala, “fue un campo muy propicio para el desarrollo de mi actividad como mujer”.

Su acercamiento a la biología, platica, fue gracias a sus profesoras, reconocidas biólogas egresadas de la UNAM como Helia Bravo, quienes le enseñaron la posibilidad de aproximarse a los fenómenos biológicos desde el punto de vista general y no centrado en el hombre. También influyó la formación del doctor Isaac Ochoterena, fundador de la biología en México, quien impulsó a las mujeres para que formaran parte de la investigación del Instituto de Biología.

—¿Cuáles son las científicas mexicanas de quienes reconoce su labor de investigación?

—Puede que haga omisiones, pero de las mujeres con más de 70 años a Victoria Chagoya y Marieta Tuena. De mujeres de más de 60 pero que se desarrollaron ya cuando la investigación estaba establecida en México: Isaura Meza, Esther Orozco, Mayra de la Torre y Ana María López Colomé. Y de las mujeres jóvenes que están haciendo un trabajo destacado: Susana López Charreton, Elena Alvarez Buylla, Carmen Clapp y Tamara Rosenbaum.

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