Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/201/12
México, D.F., 18 de septiembre de 2012
- El trabajo ha conducido al establecimiento de una fábrica productora de semillas apoyada por un equipo de científicos
- Algunas variedades alcanzan las 940 mil unidades Scoville de picor
- Desde 2002, en Yucatán se comenzó a trabajar con las semillas a través de un proyecto estratégico, indicó Alonso Larqué Saavedra.
(Foto: Cortesía. CICY)
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Seis nuevas variedades de chile habanero, creadas por investigadores del Centro de Investigación Científica en Yucatán (CICY), son parte del catálogo nacional de variedades vegetales y son ya sembradas en 55 municipios de la entidad, informó el doctor Alfonso Larqué Saavedra, quien encabeza la investigación.
“El chile habanero se ha convertido en un ícono agrícola en los últimos 10 años en Yucatán. Ha habido un trabajo muy interesante que consiste en integrar un modelo de tripe hélice para potenciar el producto el cual recibió ya la denominación de origen”, explicó Larqué Saavedra, quien es miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.
“Este trabajo obliga al establecimiento de una fábrica productora de semillas que estará apoyada por un equipo de científicos que permitirá mantener una gama de calidades en pungencia (grado de picor) y color que permita contar con un abanico atractivo para los usuarios”.
Las nuevas semillas certificadas corresponden a las variedades: Mayan Ba’alché, Mayan Ek, Mayan Kauil, Mayan Kisin, Mayan Chan y Mayan Kíin, algunas de las cuales tienen 940 mil unidades Scoville de picor (método que consiste en realizar múltiples diluciones hasta que el picor es indetectable), mientras que la variedad Savina Roja tiene 580 mil unidades y el chile serrano alrededor de 15 mil unidades, precisó el especialista.
En Yucatán se comenzó a trabajar con las semillas a través del proyecto estratégico “Chile Habanero”, con la doctora Nancy Santana Buzzy quien, junto con sus colaboradores colectó semillas de toda la Península, de las cuales se seleccionaron las mejores de pungencia, color, tamaño y florescencia, explicó Larqué.
“En 2002, comenzamos a trabajar en chile habanero con el objetivo de establecer las bases científico-metodológicas para el mejoramiento genético de esta especie –señala la doctora Santana en una publicación del CICY. Para ello, nos planteamos: a) colectar la diversidad genética existente en la región y establecer un banco de germoplasma debidamente caracterizado (morfológica, agronómica y molecularmente); b) desarrollar herramientas moleculares para la identificación y protección de genotipos de interés (huella genética); c) contar con protocolos de regeneración de plantas in vitro para aplicar los métodos biotecnológicos al mejoramiento genético de chile habanero; d) determinar los contenidos de capsaicina por HPLC (Cromatografía Líquida de Alta Resolución, por sus siglas en Inglés); y e) obtener variedades mejoradas que conservaran los atributos de las variedades criollas de chile habanero, pero que fueran más productivas, más tolerantes y mejores adaptadas a las condiciones de la región”.
Por otra parte, Larqué Saavedra señaló que el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS), encabezado por Enriqueta Molina Macías otorgó hace un mes la certificación, de tal suerte que ya se sabe que existe una empresa Indemaya que está adquiriendo y comprando el chile habanero para todo su procesamiento, y en este momento 55 de los 106 municipios en Yucatán lo siembran.
La venta de semillas mejoradas tiene una proyección de ingresos para el estado de al menos siete millones de pesos anuales con tendencia a crecer año con año en el transcurso de la próxima década, sin contar la venta de residuos y del fruto fresco, estiman los especialistas.
Según estudiosos, este tipo de chile nació en Sudamérica, en algún lugar entre Bolivia, Brasil y Perú y después avanzó por el caribe hacia Yucatán, que es donde los mayas aprovecharon su uso integrando el ají a su cultura culinaria por sobre cualquier otro chile, narró el investigador.
La empresa Indemaya, que será próximamente la productora de las semillas, recibe apoyo de los centros de investigación y del gobierno del estado en un trabajo conjunto que, se espera, genere importantes recursos económicos a la entidad.