La Jornada
14 de septiembre de 2012
Redacción
Según Fishers Research no hay metodología para investigar a los elasmobranquios en general
Por ser un importante recurso para México, grupos de científicos ya analizan pesquerías artesanales, las cuales aportan 60% de la producción nacional, señaló Óscar Sosa, de la AMC
A pesar de que los tiburones y las rayas son un recurso pesquero importante para México, no hay información detallada sobre varios aspectos de su biología, ecología, ni sobre la pesca misma, datos que sirven para evaluar la sustentabilidad de esta actividad, apunta un estudio publicado en Fisheries Research.
Tampoco se cuenta con una metodología clara para medir dicha información, añade Óscar Sosa Nishizaki, coautor de dicho estudio e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Hasta ahora sólo se tienen tendencias de las capturas a lo largo del tiempo en distintas regiones del país.
Por ejemplo, la producción de tiburón ocupa el octavo puesto por volumen y el séptimo por su valor económico a escala nacional, pero mientras la captura de tiburón va hacia abajo en el Golfo de México y el Caribe, en la región noroeste del país (que incluye a Baja California, Baja California Sur, Sonora y Sinaloa) va hacia en aumento, y en la actualidad representa 54 por ciento de la producción nacional, señala el académico.
Por tanto, diferentes grupos de investigación del país estamos trabajando en el seguimiento de las capturas, describiendo las pesquerías y, sobre todo, estudiando la biología de estos organismos, comenta el investigador del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, en Baja California.
Enfoque
Estas investigaciones se han enfocado en la descripción de las pesquerías artesanales, pues aportan 60 por ciento de la producción nacional de elasmobranquios (grupo de peces que incluye a los tiburones, cazones, rayas y quimeras). La pesca se realiza principalmente con redes de enmalle y palangres, en embarcaciones menores tripuladas por un pequeño grupo de pescadores, en viajes de uno o dos días. Más tarde, la carga se lleva a un campamento en la playa, donde se procesa.
En particular, el estudio en el que participó el investigador de la AMC determinó la extensión geográfica, los organismos blancos de la pesca artesanal y su tamaño en la zona costera del Pacífico de Baja California entre 2006 y 2008. Lo anterior, mediante la aplicación de encuestas a pescadores de diferentes campamentos a lo largo de la zona y una serie de observaciones y colectas en campo.
De acuerdo con los resultados del estudio, la captura estuvo compuesta principalmente por ejemplares juveniles, lo cual indica que el área inmediata a la zona pesquera podría ser un hábitat importante para la crianza. Además, los testimonios de los pescadores revelaron que tanto la abundancia como el tamaño promedio de los organismos ha disminuido significativamente en décadas recientes.
Lo anterior representa un problema, porque, como señalan los autores del estudio, a diferencia de los peces óseos, como las sardinas, los atunes y las anchoas –que constituyen la mayor aportación pesquera–, los elasmobranquios crecen lentamente y requieren de varios años para alcanzar la madurez sexual, además de que tienen tasas muy lentas de reproducción. Esto hace a sus poblaciones menos resistentes a los impactos de la pesca e incrementa el tiempo de recuperación tras una sobrexplotación.
Marco jurídico
En México existen marcos jurídicos para varias especies de elasmobranquios, como la relativamente reciente Norma Oficial Mexicana 029: Pesca responsable de tiburones y rayas. Especificaciones para su aprovechamiento, aprobada en 2007, entre cuyas regulaciones establece periodos de veda. Algunas de las especies más comúnmente capturadas en el estudio mencionado están contempladas en dicha norma.
Todo este andamiaje regulatorio ayudará para controlar la pesquería, pero es difícil determinar su sustentabilidad, según el investigador, en parte por la diversidad de pesquerías en el país. Añade que la sustentabilidad no se alcanzará si sólo se toman en cuenta factores biológicos y ecológicos de estos organismos, y la producción pesquera, como sucede generalmente; hace falta un análisis socioeconómico en campo, lo cual representa un gran hoyo en el sistema de toma de decisiones, advierte.
Estudios como el de Fischeries Research servirán como línea base para determinar los cambios futuros en la pesca artesanal, así como las modificaciones en la demografía de las especies y la abundancia, aseguran sus autores.