Durante el ascenso en la carrera científica, muchas mujeres se quedan en el camino

La Crónica de Hoy
13 de agosto de 2012
Isaac Torres Cruz

Academia

Existen avances en la inclusión de las mujeres en la ciencia, sin embargo, la discriminación de género en el sector está impregnada por factores informales poco estudiados, y se centra en aquellas que llegaron a desempeñar la actividad y no en las que lo cancelaron y se quedaron en el camino, entre otros factores, señala Veronika Sieglin, especialista de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).

Si bien no existe un estimado de cuántas científicas se quedan en el camino, la experta se remite a los datos de mujeres que se enrolan a las actividades científicas en la licenciatura y llegan a los grados académicos más altos, al menos dentro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Es un ejercicio sólo para darse una idea.

Un poco más de la mitad de los estudiantes que se reciben en la licenciatura en el país son mujeres, pero sólo representan cerca de un 35 por ciento de quienes se doctoran y un 20 por ciento de quienes realizan un posdoctorado, menciona. Ahora bien, dentro del SNI, hay distintos niveles: el número de aquellas que se encuentran dentro del 1 oscilan el 30 por ciento, mientras que en el nivel 2 el 25 por ciento y en el 3 representan el 16 por ciento.

“En cada etapa se pierden mujeres, debería de haber una mayor proporción si hubiera igualdad. Si después de la licenciatura tuvieran las mismas oportunidades esta distribución sería proporcional en los niveles más altos. Podríamos pensar así que alrededor de un tercio de las mujeres en el camino de la ciencia se pierde en esas etapas de ascenso, aunque es difícil saber con exactitud los motivos, puesto que son múltiples”.

OBSTÁCULOS. La también miembro de la Academia Mexicana de Ciencias explica que hay nuevos factores para estudiar los obstáculos a los que se enfrentan las mujeres en el campo de la ciencia, como un campo de investigación, tal es el caso del “techo de cristal” donde se enfrentan a un límite, al querer ascender en su carrera científica profesional.

La socióloga y politóloga ha estudiado desde hace 15 años la construcción del sujeto en medio de las relaciones de poder, a partir de la perspectiva de género: explorando el ámbito de las mujeres surrealistas, así como parteras tradicionales y de comunidades indígenas. Ahora realiza su investigación con las mujeres dentro de universidades públicas y su actividad en la ciencia.

Si bien en los últimos 20 años ha habido prácticas, iniciativas gubernamentales e internacionales y políticas a favor de la inclusión de mujeres en la ciencia, dice, la conciencia de éstas sobre los obstáculos que habrían de enfrentar no es del todo clara.

En México se ha estudiado poco este fenómeno, en buena medida porque nuestra ciencia es relativamente joven, pero adquiere atención al igual que en otros países conforme el conocimiento se torna cada vez más en un recurso importante para el desarrollo.

De esta forma, para la científica se necesita saber en qué condiciones trabajan las científicas y conocer cómo incide en su capacidad creativa.

(DES)ORGANIZACIÓN INSTITUCIONAL. Un “techo de cristal” indica que hay un límite, donde las mujeres buscan subir en una trayectoria profesional, menciona la experta, pero en algún momento se topan con obstáculos no del todo transparentes. Y aunque no hay un discurso abiertamente discriminador contra las mujeres dentro de las instituciones, no significa que dejen de enfrentarse a un “llegaste hasta aquí”.

“La existencia de algunas comisiones en universidades de protección contra acoso sexual y discriminación de género no significa que por su misma existencia se hayan eliminado o superado los obstáculos para las mujeres, debido a que muchos de estos factores no operan en el ámbito formal de las instituciones, sino en un entorno informal, dentro de las relaciones interpersonales”.

La investigadora ejemplifica: si un varón piensa que sus colegas mujeres no son tan capaces como él, no considerará necesario pasarle toda la información requerida en una posible colaboración y no tiene la obligación de ser inclusivo con alguien que no le simpatiza o sobre quien tiene un prejuicio.

“Hay una serie de valores que siguen operando en torno a los géneros, bastante anclado en la cabeza de hombres y mujeres. Por consecuencia, las mujeres no son incluidas en ciertas redes o no se les proporciona información”.

Esta serie de imaginarios, abunda la científica de origen alemán, no es para hacerles un daño necesariamente, pero estigmatizan el entorno de las mujeres y su capacidad creativa. “Es un problema grande porque no hay ninguna obligación por reglamento a que la gente cambie sus estereotipos y muchos de éstos operan en este ámbito interpersonal, al margen de las regulaciones organizacionales pero muy importantes a la hora de realizar nexos y construir relaciones de trabajo”.

Veronika Sieglin indica que para ascender profesionalmente en las estructuras formales de las instituciones no basta con confiar en los reglamentos o políticas, puesto que no significa que dejen de operar ámbitos como el “club de Toby” que funcionan de manera informal e influyen en cómo se comparte información, crean plazas o se registran en cursos.

Esto significa que las políticas y programas de género “funcionan más para sensibilizar a las organizaciones y abrir becas o dar plazas a mujeres, pero no trabajan sobre los ámbitos informales para aquellas que ya están dentro y logren su desarrollo”.

Además el panorama es distinto conforme a la geografía institucional misma de la ciencia nacional. La UNAM, acota, tiene oficinas de defensoría de género, que en otras universidades estatales es inexistente y permite con mayor facilidad la discriminación y acoso de las mujeres. Esto es además distinto en la cultura organizacional de universidades pequeñas, medianas y grandes en los estados e influye en el desempeño de las científicas.

Es así como Sieglin enfatiza la necesidad de llevar a cabo más estudios sobre el clima organizacional y redes de trabajo y sobre cómo se vinculan hombres y mujeres dentro de estos. “Debemos de intensificar las investigaciones para tener mayor información de cómo establecer políticas más precisas con perspectiva de género que vayan más allá de animar a las mujeres a ingresar dentro de la ciencia. Pero las instituciones tienen que trabajar en sus propias estructuras organizacionales para destrabarlas y abrirlas a la carrera de las mujeres”.

bit.ly/NxbMtd


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