La Jornada
25 de abril de 2012
Laura Poy Solano
Menchaca Rocha llama a garantizar un retiro digno a la población más sabia del país
Dejar de trabajar implicaría a ese sector pérdida hasta de 80% en sus percepciones, acepta Narro
La Academia Mexicana de Ciencias (AMC) demandó generar una estrategia nacional para ofrecer un retiro digno a los científicos e investigadores del país, ante la imposibilidad de alcanzar la jubilación, pues sus ingresos se limitarían a 10 salarios mínimos, en el mejor de los casos.
Arturo Menchaca Rocha, presidente del organismo, afirmó que no es una gran cantidad de personas. Es la gente más sabia que tiene México y debemos preguntarnos cómo un país no puede darles un retiro digno.
Al respecto, José Narro Robles, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien acudió a la ceremonia de reconocimiento a destacados científicos del país como miembros titulares de la ACM, aceptó que la máxima casa de estudios también enfrenta esa condición. Esperamos en algunas semanas tener un proyecto al respecto, pues destacó que la edad promedio de los profesores de carrera en esa institución es de 53 años, y que la jubilación implicaría una pérdida de entre 75 y 80 por ciento de sus ingresos actuales.
Fuga de cerebros y desempleo
En la reunión en el auditorio Jaime Torres Bodet del Museo de Antropología, Menchaca Rocha también alertó que miles de jóvenes que han concluido su doctorado no tienen empleo.
Destacó que, de acuerdo con cifras de la Subsecretaría de Educación Superior, de los 3 mil nuevos doctores que México forma cada año al menos mil se van a Estados Unidos y otros mil encuentran empleo en su campo, pero mil más representan una fuga de cerebros interna. No salen del país, pero se pierden porque se dedican a una cosa para la que no fueron formados. Si consideramos que nos cuesta 2 millones de pesos formar a cada doctor, ahí tenemos una pérdida de 2 mil millones.
En México –indicó–, de los 18 mil académicos que integran el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), al menos mil superan los 70 años. No estamos hablando de un sector enorme de la población, si consideramos que vivimos en una nación de 112 millones de habitantes. Si pudieran jubilarse podríamos tener mil plazas más para nuevos investigadores.
En tanto, Narro señaló que el envejecimiento de la planta científica es una realidad que afecta al país, pero también a diversas universidades. A esto se suma –dijo– que existe una cantidad muy limitada de jóvenes universitarios menores de 30 años que han completado su formación académica, por lo que consideró que deben encontrarse las fórmulas para incorporarlos a las tareas de investigación.
José Sarukhán, ex rector de la UNAM, quien habló en nombre de los galardonados, entre ellos el también ex rector de la máxima casa de estudios Guillermo Soberón, los premios Príncipe de Asturias Francisco Bolívar Zapata y Pablo Rudomín, y los premios Nacionales de Ciencias y Artes Octavio Paredes, José Antonio de la Peña, René Drucker y Adolfo Martínez Palomo, entre otros, destacó que ante el envejecimiento de la planta de investigadores y la incapacidad del sistema de educación superior para ampliar el número de nuevas plazas, es necesario reiterar a la sociedad que muchos adelantos científicos que impactan en su vida diaria son resultado de la tarea de los investigadores.
Además, tenemos un sistema de enseñanza superior que básicamente está formando servidores, no creadores. La tarea de comunicar a la sociedad la importancia de la investigación para el bienestar y el desarrollo del país es una en la que hemos sido remisos como comunidad científica, enfatizó.
Menchaca Rocha agregó que el déficit de plazas para jóvenes científicos es resultado de que en el país no se invierte en el sector, y porque el sistema no ofrece a toda la plantilla de científicos mayores un retiro digno y adecuado, pues –indicó– quienes le han dedicado una vida a la educación y a la formación de recursos humanos tienen salarios con los que no se van a hacer ricos, pues por 35 años de labor científica y de investigación te dan, en el mejor de los casos, 10 salarios mínimos, es decir, 17 mil pesos al mes.