Expertos califican a México con alto riesgo de registrar un tsunami

La Crónica de Hoy
Mariana Viayra Ramí­rez

Lunes 17 de enero de 2005.- A pesar de que México es miembro de la Red Internacional de Monitoreo de Tsunamis no cuenta con el equipo necesario para detectar estos fenómenos naturales.

Oswaldo Sánchez jefe del Servicio Mareográfico Nacional dijo a Crónica que ¡los detectores que tenemos sólo monitorean las variaciones del nivel del mar!.

¡Por ser un paí­s altamente sí­smico, existe un riesgo potencial de que se generen tsunamis como el ocurrido a finales del año pasado en Asia y sin embargo, no se ha previsto implementar un sistema de monitoreo y alerta ante la presencia de estos eventos, añade el cientí­fico.

Por ejemplo, 11 horas después del terremoto acontecido en el Océano Indico, las playas de Manzanillo (Colima), Cabo San Lucas (Baja California), Michoacán y Jalisco aumentaron el nivel del mar desde centí­metros hasta un metro.

Y es que a decir de Oswaldo Sánchez, ¡a 80 kilómetros de las costas de Colima, Jalisco, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas está la Fosa Mesoamericana formada por las fallas de Cocos y del Caribe, que causan maremotos!.

Datos de la Red Sismológica Nacional revelan que la placa tectónica de Cocos es un complejo permanentemente activo. Existe una base de datos compuesta por 882 mecanismos focales de terremotos, cuyos planos nodales fueron usados como datos de entrada para el cálculo de tensores de esfuerzo locales y regionales, después de haberse dividido en zonas de concentración en la litosfera y regí­menes tectónicos especí­ficos.

La falla de Cocos tiene su origen en las fuentes geotectónicas mientras que la del Caribe es causada por perturbaciones locales. Su efecto combinado es la rotación de los ejes de esfuerzo y por lo tanto de la forma de los elipsoides de esfuerzo.

Por ello, el cientí­fico mexicano advierte sobre la posibilidad de que en México se presente en los próximos meses o años un tsunami como el ocurrido en Asia.

¡El más reciente maremoto se registró en 1995, en las playas de Jalisco, donde este fenómeno causó olas de hasta cinco metros de altura que destruyeron un malecón y volcaron dos barcos de investigación de la Universidad de Guadalajara!.

En los últimos 75 años se han producido 35 terremotos con magnitudes superiores a los siete grados en la escala de Richter y el Centro de Investigación Cientí­fica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese) tiene documentado que al menos 18 de 30 maremotos han causado daños en las costas mexicanas en las últimas décadas.

Investigadores Cicese y de la UNAM dijeron a Crónica que las costas de México están clasificadas como de alto riesgo porque ¡vivimos en una zona sí­smica!.
¡Debemos aceptar que vivimos en una zona sí­smica y que en cualquier momento puede haber un terremoto o maremoto seguido de un tsunami.

Tenemos que empezar a prepararnos para afrontarlo, porque en estos momentos no estamos capacitados!, afirmó Modesto Ortiz Figueroa, del Departamento de Oceanografí­a Fí­sica, del CICESE.

La periodicidad de los maremotos se estima entre 11 y 17 años, explicó el cientí­fico mexicano Modesto Figueroa, quien a través de modelos matemáticos advirtió (en un artí­culo publicado en Journal of Geophysical Research en EU) sobre el maremoto que azotó el sureste asiático.

PELIGRO. Oswaldo Sánchez, dijo que México ¡pertenece a la Red Internacional de Monitoreo de Tsunamis, con sede en Hawaii, pero no contamos con equipo adecuado para detectar el fenómeno!.

¡Somos miembros de esa red, pero de eso a decir que estamos preparados hay una diferencia enorme! apuntó Oswaldo Sánchez, especialista en maremotos.

Y advirtió que México necesita instrumentos especializados en detectar tsunamis, porque los existentes sólo monitorean las variaciones del nivel del mar ¡lo que pasó en Asia es una llamada de alerta para nosotros y la debemos tomar en cuenta!.

Hay instrumentos que alertan sobre los maremotos —que pueden generar olas gigantes, dependiendo su intensidad—, pero los tsunamis se pueden mover a una velocidad de hasta mil kilómetros por hora, tan rápido como un avión a reacción.

México participa en la Red Internacional de Monitoreo de Tsunamis con tres detectores: (que monitorean las variaciones del nivel del mar, no los tsunamis) el de Manzanillo, Colima; Cabo San Lucas, Baja California y otro en Puerto de Sauzal en Ensenada.

Cuauhtémoc Nava Button, investigador del Cicese, consideró que aún cuando el Centro de Alerta de Tsunamis del Pací­fico, con sede en Hawai, ¡nos advirtiera sobre un maremoto, en México no existen los mecanismos para que el informe llegue a las autoridades de Protección Civil y éstas a su vez, alerten a la población en riesgo, además, no hay planes para enfrentar la contingencia!.

Los expertos destacaron que en las últimas décadas las viviendas, así­ como la infraestructura turí­stica e industrial se han extendido hacia las áreas de riesgo de inundación por tsunamis, lo que incrementa la posibilidad de que las consecuencias de un desastre de este tipo sean mucho mayores.

Negligencia asiática cobra la vida de miles
En los paí­ses del sureste asiático, devastados por los tsunamis, se pudieron haber salvado miles de vidas si estas naciones hubieran estado conectadas a la Red Internacional de Monitoreo de Tsunamis, a la cual pertenece México.

El 26 de diciembre, el sistema internacional de alerta en Hawaii advirtió 15 minutos antes de que ocurriera el maremoto, pero ignoraron las advertencias. Dos horas después, las olas gigantes golpearon a Siri Lanka y tres horas más tarde a la India, tiempo suficiente para haber evacuado la zona.

Los paí­ses asiáticos ignoraron la alerta, dijo a Crónica Modesto Ortiz Figueroa del Departamento de Oceanografí­a Fí­sica, del Centro de Investigación Cientí­fica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE).

Y agregó: ¡Los paí­ses devastados no pertenecen a la red internacional, por eso no hicieron caso de la llegada de los tsunamis. Y es que si alguien de repente les habla y les dice va un tsunami, pues nos tildan de locos!.

El Centro de Alerta de Tsunamis del Pací­fico se fundó después del maremoto de 9.6 grados en la escala de Richter que azotó a Chile en 1960, y que ¡tomó! por sorpresa a Hawaii y que incluso tuvo repercusiones en Japón.

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