Primera yucateca en la Corte

Diario de Yucatán
13 de septiembre de 2011
Por Iris Ceballos Alvarado

Te presentamos a Dulce María Milán Rodríguez

Egresada de la Facultad de Derecho de la Uady, recibió una oportunidad única: se le invitó a trabajar en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde será parte del equipo del presidente del Tribunal, José Ramón Cossío Díaz.

Dulce María Milán Rodríguez es una joven que aspira a llegar muy alto, a capacitarse, investigar, promover y hacer valer la justicia y los derechos humanos, principalmente de los más desprotegidos.

Apenas el viernes 9 pasado se realizó la ceremonia protocolaria de su examen de titulación, pero ya está inscrita en la historia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al ser, según le dijeron, la primera joven yucateca que es parte de tan importante institución.

Dulce asegura que una pregunta le cambió la vida.

¿Cómo se presentó la oportunidad de trabajar con el ministro José Ramón Cossío Díaz?

Vino a la Facultad de Derecho de la Uady a dar una conferencia magistral en febrero pasado y yo fui la única alumna que levantó la mano para hacerle una pregunta. Era respecto a si la mención de la Convención Americana de Derechos Humanos, el Pacto de Belem Do Para y el Pacto de los Derechos Civiles y Políticos relacionados con los casos llevados a la Corte Interamericana de los Derechos Humanos tenían relevancia en las resoluciones dictadas por la Corte al Estado Mexicano en los casos de Rosendo Radilla o las muertas de Juárez, vistos desde la óptica de la reforma a la Ley de Amparo, y si esto cambiaría el estatus jurídico de las víctimas. A él le agradó la pregunta y señaló que estaba muy bien estructurada, pero era difícil de contestar porque aún se estaba analizando en la Corte.

¿Qué ocurrió luego?

Tenía un libro que el ministro había escrito y me acerqué para pedirle que me lo autografiara. Entonces me comenzó a preguntar sobre mi trayectoria académica y mi interés sobre los derechos humanos.

Le platiqué que en mayo de 2010 estuve en Washington, donde participé en un concurso al que convocó la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y esto me obligó a prepararme durante ocho meses para conocer más sobre el tema. Acudía a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán para documentarme y ahí recibí asesoría para ir al concurso. Hubo 180 equipos participantes de diversos países, pero de México sólo una estudiante de la Universidad de Baja California y yo llegamos a la final… y quedamos entre los mejores 16 equipos.

¿En qué consistía el concurso?

Nos planteaban un caso hipotético y teníamos que defender nuestra postura, ya fuese que se nos asignara el rol de Estado o de comisión (representante de la víctima).

¿Qué dijo el ministro cuando le comentaste esto?

Se sorprendió, y me preguntó que si me interesaba hacer una estadía de verano en la Corte. Por supuesto le dije que sí. Luego me enteré que le preguntó al director de la Facultad por mi trayectoria.

A sugerencia de él metí mis papeles a la Academia Mexicana de Ciencias, a través de la cual se aceptan las estadías de verano. Cuando llegó la noticia de que me habían aceptado me emocioné muchísimo.

¿Cuánto tiempo estuviste ahí y qué hiciste?

Del 27 de junio al 20 de agosto, y estuve trabajando en una investigación para analizar la reforma a la Constitución en materia de derechos humanos, sus alcances y posibles limitaciones.

¿Le gustó tu trabajo al presidente del Tribunal?

Pienso que sí porque unos días antes de terminar la estadía me mandó llamar y me preguntó: «¿Te vendrías a vivir a la ciudad de México?». Sorprendida y emocionada le dije que sí. «Ya está, te quedas a trabajar conmigo», me indicó.

¿Qué sentiste en ese momento?

Estaba muy contenta, emocionada, sobre todo porque el ministro Cossío es un hombre que te anima a seguir adelante. Cuando me hizo la propuesta de trabajar con él, también me preguntó sobre qué más planeaba hacer, pues ya antes me había dicho que debía continuar estudiando.

Le respondí que ya estaba gestionando ingresar a la UNAM para estudiar la Maestría en Derecho Internacional en Derechos Humanos. Sé que en él voy a tener una gran inspiración para seguir superándome.

¿Qué significa para ti trabajar en la Suprema Corte?

Una oportunidad para crecer y apostar a un mejor futuro; un privilegio de estar junto a destacados ministros y aprender de ellos; un gran orgullo, satisfacción y responsabilidad que me obliga a sacar adelante la encomienda que me han dado, y poner en alto el nombre del Estado, porque allá todos me conocen como «la yucateca».

¿A qué aspiras en lo futuro?

A quedarme en la Suprema Corte, subir escalones para llegar a ser actuario, secretario de estudio y cuenta; subir en el escalafón del camino judicial.

A sus 23 años, Dulce María se ha dado cuenta del valor de la dedicación y el esfuerzo, y de cómo una pregunta bien planteada puede cambiar radicalmente una vida.


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