LAS CATASTROFES SUCEDEN POR NO USAR EL CONOCIMIENTO: DANIEL RESÉNDIZ NÚÑEZ

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/128/11
México, D.F., 6 de junio de 2011

  • La limitada dotación científico-técnica del país implica riesgo, asegura el Premio Nacional de Ingeniería 2009
  • Tuvimos capacidades mayores en las ingenierías civil y petrolera, pero las fuimos perdiendo, señala
  • El Estado extravió el rumbo hace 30 años
El doctor Daniel Reséndiz Núñez, ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias.
El doctor Daniel Reséndiz Núñez, ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias.
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La ingeniería está en todas partes y tiene como reto lograr que cuanto hagamos los seres humanos resulte sostenible, so pena de romper equilibrios vitales del planeta, aseguró el doctor Daniel Reséndiz Núñez, ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

“Ningún país puede considerarse medianamente desarrollado, menos aún seguro e independiente, si no tiene cierto grado de autosuficiencia para producir los bienes y servicios que más requiere”, dijo el investigador emérito de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, galardonado en días pasados con el Premio Nacional de Ingeniería 2009.

En el país la planta productiva es insuficiente y tiene una onerosa y alta dependencia tecnológica. No abogo por la autosuficiencia absoluta, sino por la necesaria para mantener la independencia política, expresó el científico durante su discurso emitido en el Palacio de Minería, al recibir el reconocimiento otorgado por la Asociación de Ingenieros y Arquitectos de México.

Sostuvo que no se puede hablar de celebración de un bicentenario –de la Independencia de México-, sin pensar en el riesgo que implica la limitada dotación científico-técnica del país.

Alguna vez tuvimos capacidades mayores en las ingenierías civil y petrolera, añadió, pero las fuimos perdiendo desde que el Estado extravió el rumbo hace treinta años: “La falta de un plan estratégico, de una visión integral de nuestro futuro de largo plazo, ha llevado a sacrificar asuntos tan críticos como éste en aras de conveniencias menores”.

También atañen a la ingeniería las mal llamadas catástrofes naturales, que en México causan cada año dolorosas pérdidas de vidas y bienes. Sus causas no son naturales, sino más bien responden a: una vieja incuria ante la erosión de los suelos, a la falta de mantenimiento de la infraestructura existente o el retraso de la nueva necesaria conforme crecen los asentamientos humanos y a la ausencia o inobservancia de normas de urbanización y construcción, sobre todo en zonas de riesgo hidrológico, geotécnico o sísmico, explicó.

“A la vez, los cuerpos técnicos de la administración pública especializados en esos y otros temas se han reducido o degradado; algunos han desaparecido del todo. Esto es lo que causa catástrofes”, agregó.

El experto en mecánica de suelos argumentó que los fenómenos naturales son aleatorios, que las catástrofes suceden por no usar el conocimiento, que es patrimonio universal.

Por tanto, urgió corregir la degradación de las instituciones del Estado, no sólo las de seguridad pública y justicia, sino también las que debieran cuidar y fomentar la capacidad de hacer, es decir, la ingeniería.

Es verdad que se trata de una responsabilidad del gobierno, pero ingenieros y no ingenieros tenemos obligación de discernir lo deseable y lo indeseable de las políticas públicas, y expresarnos al respecto. No es buen ejemplo de civismo encerrarse en una profesión y eximirse de entender los problemas nacionales más complejos, opinó.

Con respecto a la distinción que recibió de la Asociación de Ingenieros y Arquitectos de México señaló: “El Premio Nacional de Ingeniería que se me concedió es un gran honor. Lo acepte sabiendo que lo hecho por mí no es obra sólo mía, sino también de mis circunstancias, es decir: maestros ejemplares, colaboradores brillantes, equipos de trabajo imbuidos de su misión, una familia solidaria, y las oportunidades que me brindó el país cuando viví mis años decisivos”.

La Asociación de Ingenieros y Arquitectos de México, por su origen, evoca los tiempos y el legado de Benito Juárez, restaurador de la República y sabio artífice de nuestro Estado laico, observó.

Por último, Reséndiz Núñez habló sobre la obviedad de que sea la política la clave para resolver los problemas que aquejan al país, “pues a ella toca en una democracia consensuar el futuro nacional deseable y la estrategia para alcanzarlo; pero para eso los políticos deben tener lo que hoy pocos exhiben: patriotismo y sabiduría”.


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