Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/048/11
México, D.F., 13 de marzo de 2011
- La AMC trabaja con programas que invitan a jóvenes a interesarse por la ciencia
- Pocos los investigadores con los que cuenta el país
- El presidente de la AMC, Dr. Arturo Menchaca Rocha, aseguró que en este fenómeno existen dos causas fundamentales una, que es justamente la carencia de un programa de jubilación decorosa para la plantilla de científicos y la falta crónica de plazas para investigadores.
Foto: AMC
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En un México que ya pinta canas, su planta de científicos profesionales también lo hace sin que hasta el momento se tenga siquiera proyectada la conformación de un plan global de jubilación decorosa para estos.
Estadísticas del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) revelan que la edad promedio de los investigadores del nivel III de este organismo, se incrementa apreciablemente cada año de tal forma que pasó de los 59 años de edad en 2004 a los 62 en 2009.
El presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), Dr. Arturo Menchaca Rocha, aseguró que en este fenómeno existen dos causas fundamentales una, que es justamente la carencia de un programa de jubilación decorosa para la plantilla de científicos y la falta crónica de plazas para investigadores.
En comentarios vertidos a la revista Ciencia editada por la Academia Mexicana de Ciencias, el físico nuclear precisó que ambos aspectos no son independientes toda vez que la jubilación liberaría plazas, mismas que serían ocupadas posteriormente por jóvenes investigadores aunque un país como México que desea progresar, –precisó–, debe contratar más investigadores que los que jubila.
En este segundo aspecto, puntualizó que la generación de nuevos investigadores es una cadena larga en la que participa toda la comunidad académica, con lo que se da respuesta a la pregunta de ¿se está haciendo algo para enfrentar este problema?
Al respecto, aseguró que la propia Academia Mexicana de Ciencias mantiene, desde hace años, prestigiosos programas destinados a llamar la atención del público hacia la ciencia, especialmente de jóvenes desde la edad más temprana, a través de la divulgación como Domingos en la ciencia, La ciencia en tu escuela, Computación para niños, Verano de investigación científica, entre otros.
El esfuerzo realizado por la comunidad académica y, de alguna manera por la AMC, afirmó, dio como resultado la producción de más de tres mil doctores en 2009, cantidad insuficiente según los estándares internacionales e incluso comparada con países latinoamericanos con economías similares en tamaño a la nuestra.
En ese sentido, el ex director del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México, aseveró que en el país se hacen bien las cosas, pero se produce poco, y en el terreno de la producción de científicos, hay buenos pero insuficientes.
Adicionalmente, de los escasos jóvenes que se doctoran solo una tercera parte ingresa al Sistema Nacional de Investigadores, es decir, la mayoría de ellos no obtienen un trabajo en México que les permita continuar activos en el terreno de la investigación.
Aunado a este dato, Menchaca Rocha mencionó que de los pocos que ingresan al SNI una fracción no despreciable abandona el sistema en poco tiempo por falta de productividad, lo que significa que la larga cadena de producción de doctores es ampliamente superior a la oferta de plazas de investigador.
Y, añadió, que esa circunstancia no es desconocida para los propios estudiantes y genera en ellos una retroalimentación negativa que los desanima a optar por un doctorado.
El envejecimiento de la plantilla de investigadores, su bajo crecimiento ante los requerimientos del país y la poca oferta de plazas para desarrollarse como científico profesional, explican la ineficiencia del sistema educativo nacional, lo que empeora año con año, dijo.
En el más reciente número de la revista Ciencia, se toca desde varias aristas, el tema de envejecimiento, abordado por un conjunto de connotados especialistas quienes entre otras cosas exponen como nuestros genes influyen en la esperanza de vida y por qué al aumentar esta, nuestros recuerdos se enturbian, las manos nos tiemblan, dejamos de experimentar placer por el sexo y por muchas de nuestras antaño entrañables aficiones.
Para mayor información consultar el más reciente número de la revista Ciencia: http://www.revistaciencia.amc.edu.mx/