Las academias de ciencia: logros, retos y perspectivas

La Crónica de Hoy
25 de agosto de 2010
Jaime Urrutia Fucugauchi y Araxi Urrutia Odabachian*

Opinión

En los últimos años las academias de ciencia de algunos países han desarrollado nuevos programas para ampliar las actividades de política científica, asesoría a instancias gubernamentales y organismos internacionales y divulgación científica, promoviendo y consolidando la posición, importancia y relevancia de la ciencia para la sociedad. Adicionalmente, las academias han implementado programas de cooperación internacional, creando estructuras formales tales como el Panel Inter-Academias (IAP) fundado en 1993 y que agrupa más de 100 academias y recientemente en 2000 el Council Inter-Academias (IAC). IAC y IAP tienen proyectos de colaboración con otros organismos internacionales, tales como el Consejo Internacional de Ciencia (ICSU), el Consejo Internacional de Academias de Ciencia y Tecnología (CAETS) y el Panel Inter-Academias de Medicina (IAMP). En IAC y IAP participan academias regionales como la Academia de Ciencias de África y la Academia de Ciencias para el Mundo en Desarrollo (TWAS). La Academia Mexicana de Ciencias (AMC) ha sido participante activa en IAP y IAC y mantiene programas de cooperación con otras academias, incluyendo la Royal Society of London (Academia de Ciencias del Reino Unido), la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (NAS) y la TWAS.

El impacto de la ciencia y la tecnología es cada vez mayor y los efectos de transformación en los distintos niveles, de los gobiernos a los individuos, son observables en la vida cotidiana. IAP y IAC tienen entre sus objetivos mayores proporcionar asesoría en temas científicos de relevancia social a las organizaciones internacionales como las Naciones Unidas (ONU), los gobiernos y la sociedad. Entre los temas tratados se incluyen aquellos relevantes y controversiales, tales como desastres naturales, armas biológicas, energía, desarrollo sustentable, contaminación y cambio climático. Un ejemplo reciente y de amplia relevancia es la revisión en el Proceso de Evaluación del Reporte del Panel Internacional de Cambio Climático (IPCC); la evaluación, coordinada por IAC con la participación de varias academias nacionales y solicitada por ONU, esta próximaa concluirse en este mes.

Los avances en ciencia y tecnología han transformado nuestras sociedades y tienen una importante capacidad de generar cambios aún mayores a escala global. Martin Rees, presidente de la Royal Society, comenta en la revista Science (junio 25, 2010) sobre algunos ejemplos de cómo la ciencia transforma nuestras vidas, como los derivados de la biología molecular, genética, neurociencias e inteligencia artificial, a problemas e interrogantes relacionados al uso y creciente demanda de recursos energéticos y minerales, el calentamiento global e impacto de la actividad humana en el planeta. Muchos o todos ellos críticos, con alcances a largo plazo y relevancia global. Los avances científicos y tecnológicos se han traducido en vidas más seguras, saludables y largas en comparación con las condiciones de hace unos años para una proporción significativa de la población del planeta. Las perspectivas a corto y largo plazo derivadas del desarrollo científico y tecnológico son aún mucho mayores en la capacidad de cambio y transformación. Sin embargo, el desarrollo desigual deja más de dos mil millones de personas sin acceso a las necesidades más básicas. A las desigualdades económicas y sociales entre los países se suman las desigualdades del desarrollo y capacidades en ciencia y tecnología, separando a las sociedades del conocimiento y de la ignorancia. En este contexto las academias de ciencia tienen una responsabilidad ante la sociedad para apoyar el desarrollo científico y tecnológico de los países en desarrollo.

Parte de los retos para las academias alrededor del mundo es tener posiciones independientes, reflejando el pensamiento de la comunidad científica que representan y de influencia real en los ámbitos de gobierno, evitando los controles oficiales e interferencias externas. Esto sólo es posible si las academias cuentan con el soporte de la mayoría de los científicos y el respeto de la sociedad en general. Lo último se puede alcanzar únicamente en una sociedad en la que se reconozca la importancia de la ciencia y el conocimiento en la nueva economía y de los efectos positivos y negativos de los desarrollos tecnológicos que se derivan de ella.

El mensaje y reflexión para las academias de ciencia en los diferentes países incluye afrontar los retos impuestos por los desarrollos científicos y tecnológicos, y los cambios y transformaciones derivados del crecimiento poblacional, cambio de sociedades rurales a urbanas, surgimiento de megaciudades, los problemas políticos y conflictos bélicos, los impactos de la actividad humana, el calentamiento global y la globalización de la economía, y participar en forma directa y efectiva en los niveles de gobierno y en la sociedad. En este contexto, contar con órganos de asesoría, planeación, análisis y evaluación en todos los aspectos de investigación científica y tecnológica debe ser prioridad de todos los gobiernos. Esto desafortunada y paradójicamente no es el caso en muchos países, en particular en aquéllos en desarrollo. En nuestro país, se requiere de acciones que estrechen la colaboración entre la Academia, el Consejo Consultivo de Ciencias y los organismos como el Conacyt, el Foro Consultivo Científico y Tecnológico y las diversas academias, como las Academias de Ingeniería y de Medicina. Las acciones, programas y colaboración deben estar enmarcados en un contexto global, en consonancia con el carácter universal de la ciencia y congruente con los retos que confronta la sociedad.

En este año, el aniversario de la Royal Society, una de las academias más prestigiadas y de mayor antigüedad, constituye una celebración del reconocimiento de la importancia de la ciencia e invita a la reflexión sobre el papel que nuestras academias de ciencia juegan en nuestra sociedad y gobiernos. En particular, invita a reexaminar programas y explorar nuevas formas de ampliar su ámbito de actividades en el país y en el plano internacional. Desarrollar programas ambiciosos y estructurados a mediano y largo plazo para las siguientes décadas y reflexionar: ¿Cuál debe ser la posición de la AMC y su legado al cumplir un siglo de vida en el año 2059?

*Araxi Urrutia Odabachian, Royal Society Research Fellow
consejo_consultivo_de_ciencias@ccc.gob.mx


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