Estamos perdidos como país si desaprovechamos los organismos genéticamente modificados: Bolívar Zapata

La Crónica de Hoy
27 de mayo de 2010
Isaac Torres Cruz

México cuenta con el marco jurídico adecuado para el uso y aprovechamiento de Organismos Genéticamente Modificados (OGM), transgénicos, por lo que se debe aprovechar la gran biodiversidad del país para contender científica y tecnológicamente en el mundo, puntualizó Francisco Bolívar Zapata, investigador emérito del Instituto de Biotecnología de la UNAM.

“Si renunciamos al desarrollo de nuestros propios OGM, estaremos perdidos como país”, enfatizó el Premio Príncipe de Asturias 1991, al señalar que el país debe de tener la capacidad para producir con esta tecnología semillas propias y lograr un abasto alimenticio, además de medicamentos y vacunas.

El pionero en investigación en biología molecular y biotecnológica en el mundo recordó que a nivel internacional los organismos transgénicos están presentes y se usan como comestibles desde hace años, no sin recalcar que hasta ahora no se ha comprobado que afecte la salud humana por su consumo, como ya ha referido la Organización Mundial de la Salud.

“Las semillas que compramos a compañías trasnacionales, como Monsanto, no están hechas para resolver el tipo de plagas que tenemos en México, sino las que tienen en EU. Sin embargo, en el país contamos con la capacidad de desarrollar semillas propias”.

En conferencia, el experto puntualizó que la realidad nacional más bien enfrenta problemas de suelos contaminados, con alta sales, metales o petróleo. “En la naturaleza, como sabemos, existen los organismos capaces para remover estos componentes: es ella quien se remedia a sí misma”.

Por tanto, la biotecnología y los OGM tienen la capacidad de obtener esas capacidades de genes de microorganismos y remediar este tipo de problemas u otros que van en aumento, como la sequía.

“Debemos desarrollar mejor las capacidades biotecnológicas de México, que cuenta con una gran riqueza biológica”, mencionó el ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias.

ENTONCES… TODO ES TRANSGÉNICO. En el contexto de la liberación de maíz transgénico experimental en el país, ante protestas de grupos ecologistas, el Premio Nacional de Ciencia y Tecnología desestimó que la presencia de este cultivo afecte la biodiversidad de ésta y ponga en peligro a las variedades criollas.

“El riesgo es mínimo; toda la biodiversidad está expuesta a rearreglos genéticos: el genoma es muy plástico y evoluciona a pequeños cambios en la naturaleza todo el tiempo. Además el verdadero riesgo es continuar contaminando el planeta con fertilizantes y degradando sus suelos”, manifestó.

La vida es demasiada compleja, abundó, resultado de la interacción entre organismos y que han llevado a cabo un gran conjunto de modificaciones en sus genomas a través de diferentes mecanismos. “Esta biota, incluyéndonos, es todo el tiempo susceptible de los cambios: por retrovirus, genomas de enfermedades como herpes o sida, que pueden incorporar su genoma… Los humanos y los genomas de los organismos en la biodiversidad vamos modificando constantemente esta información debido a la plasticidad de la información genética.

En particular, el caso del maíz transgénico del tipo BT (por las siglas correspondientes al microorganismo Bacillus thuringiensis), explicó, se trata de la implementación en este de un solo gen que permite su resistencia a plagas, que provoca la muerte de los insectos que las comen.

“Pero esta metodología ocurre en la naturaleza ocurre todos los días, toda la biota está sujeta a estos rearreglos genéticos y son más inocuos que seguir utilizando pesticidas, cuyo efecto sí incide en la salud humana además de la contaminación y erosión del suelo”.

El también miembro del Colegio Nacional, refirió además que en el país existe la evidencia de transgénicos para uso comestible, aunque no de forma regulada, debido a su cultivo por campesinos que obtuvieron las semillas fuera del territorio nacional. “Pero desde hace varios años se han liberado cultivos en todo el mundo, es una tecnología que se mantendrá permanente y no se podrán eliminar, y debemos competir”.

Refirió que si bien la Ley de bioseguridad del OGMs que se aprobó en el país es perfectible, cuenta con el marco jurídico necesario para hacer un análisis caso por caso para dar certidumbre sobre su correcta utilización.

CIENCIA ES SOBERANÍA. El científico reiteró que si bien los OGM no son la solución total a problemas como el abastecimiento alimentario, cabe preguntarse si en vez de abrir la discusión, dar las evidencias sobre sus ventajas, y poner en la balanza los riesgos y beneficios de esta tecnología, se seguirá por el camino de los pesticidas químicos y el cambio de uso de suelo, “que destruyen la biodiversidad”.

“México tiene una megadiversidad biológica ventajosa y mediante biotecnología podemos utilizarla de manera inteligente para el desarrollo, necesitamos nuestros propios OGM”, enfatizó.

No obstante, el biotecnólogo agregó que para ello no es suficiente con tener un reglamento o la certidumbre jurídica que brinde el Estado, sino invertir más en ciencia y el desarrollo tecnológico, y el destino de menos del 0.5 del Producto Interno Bruto (PIB) al ramo simplemente impide un avance.

“Si la sociedad mexicana no se convence de que la ciencia, más allá del aporte al conocimiento, le trae grandes beneficios, seguiremos esperando que las soluciones a nuestros problemas vengan desde afuera.

“Entonces los jóvenes no se percatarán de la gran riqueza que tenemos e impedirá que se pelee por lograr un país más soberano y capaz de exigir un presupuesto más adecuado: que sólo es del 1 por ciento del PIB y que establece la Ley”, recalcó el Premio Príncipe de Asturias.


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