Promesas notables de la ciencia prefieren estudiar contabilidad

El Universal
02 de agosto de 2005
Raúl Cruz de Jesús

Los jóvenes talentos en México requieren de atención especial desde las primeras etapas de formación académica, pues en ellas, las vocaciones cientí­ficas se refuerzan.

Mientras los cuatro medallistas de la Olimpiada Internacional de Quí­mica 2005, celebrada en Taiwán —captados por la Academia Mexicana de Ciencias— piensan ya en una carrera cientí­fica, cuatro de los mejores promedios del examen único que aplica la Comipems, no tienen una idea clara de qué quieren estudiar, a pesar de una trayectoria y desempeño escolar sobresaliente.

Al ganar medalla de bronce dentro del certamen mundialista de quí­mica, donde compitieron con 227 de los mejores estudiantes de todo el mundo en Taipei, Natalia Isabel González Pech, Marí­a Beczalia Mendoza Cueto, Jaime Ortega Arroyo e Israel Alejandro Hernández, lograron el mejor papel histórico de México dentro de dicho concurso.

Por su parte, destacados en sus diferentes etapas escolares y con un común gusto por las matemáticas, Carlos Romero Nava, nuevo alumno de la Preparatoria 9; Uri Almazán Alvarado, del CECyT 9; Marco Antonio Sánchez Ramí­rez, Bachillerato 29; y Diana Rivera Rivera, del CCH Naucalpan, fueron el mejor puntaje de entre 249 mil 499 aspirantes que presentaron el Concurso de Ingreso a la Educación Media Superior, con 123 aciertos sobre 128 preguntas.
Ellos son ocho jóvenes que en distintas áreas han logrado sobresalir, y que sin duda son promesas para la ciencia y tecnologí­a del paí­s.

Sin embargo el interés hacia estas áreas no es evidente en todos.
Sin rumbo fijo. Al dar a conocer los resultados del examen único, Javier Olmedo Badí­a, vocero de la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior, informó que el promedio general del examen a bachillerato fue de 62 aciertos, igual que el año pasado.

Y aunque aclaró que el concurso de ingreso no es un examen de admisión sino de distribución, y la escala de calificaciones utilizada en las escuelas no es aplicable a exámenes de este tipo, por lo que ¡es un error hablar de aprobados y reprobados!, es notable la diferencia entre el estudiante promedio y los mejores puntajes.

Sólo uno de ellos, Uri Almazán, expresó su deseo de realizar una de las llamadas ¡carreras del futuro!: Ingenierí­a en Mecatrónica.

Estudiante de la secundaria particular ¡Valle Monday! aseguró que ¡espero con ansias la universidad y me gustarí­a estudiar en Inglaterra o Estados Unidos!

Después de realizar la prueba en 45 minutos ¡supe que iba a tener una buena puntuación porque el examen se me hizo fácil. Aunque no creí­ que iba lograr la mejor, sí­ supuse una calificación alta!.

En contraparte, Carlos Romero, egresado de la secundaria pública República Democrática Alemana, mencionó que buscará un lugar dentro de una carrera tradicional: Medicina.

A pesar de que dentro del examen resolvió los problemas matemáticos ¡mentalmente! y que dentro la escuela era conocido como ¡Jimmy Neutrón! por la facilidad que desarrollaba esa materia y otras como quí­mica, fí­sica o biologí­a, no manifiesta algún interés en otras áreas dentro de la ciencia y tecnologí­a.

¡No pienso en una especialidad, me gustarí­a la medicina general!, asegura Carlos, que en media hora resolvió 128 reactivos.

Diana Rivera, originaria del municipio mexiquense de Nicolás Romero, ha sido ¡la mejor desde el preescolar!, aseguran sus familiares.

Con diez como promedio constante, la ex alumna de la secundaria ¡Daniel Delgadillo! aún no decide la profesión a seguir, pero ¡muy probablemente sea algo como contabilidad!.

Sobresaliente en matemáticas, su visión a futuro se muestra ante un sólo panorama dentro de la UNAM, y que ahora la lleva al CCH Naucalpan, ¡es la escuela más cercana a nuestra realidad! asegura, aunque para llegar al plantel tendrá que viajar más de hora y media diariamente.

En su caso, el haber logrado el puntaje más alto no fue sorpresa ¡cuando escuché mi nombre en la radio yo sí­ lo creí­a, aunque mis papás no!.

¡Sólo hay una oportunidad en la vida y si pudiera ir al extranjero lo harí­a!, dice mientras espera que las condiciones le permitan poder terminar su carrera profesional.

Para Marco Antonio Sánchez, próximo alumno del Bachilleres 29, la elección de su futura escuela se basó en una sólo premisa ¡que estuviera cerca!.

Con sus 123 aciertos y egresado del plantel de Fundación Azteca de la delegación Gustavo A. Madero, afirma que ¡hasta el momento no sé que estudiaré!.

Aunque ha sido destacado en matemáticas e historia y que culminó la prueba en media hora el resultado ¡no me lo esperaba!, asegura.

Así­, basados en cercaní­as, posibilidades o dudas, estos destacados alumnos inician un camino no muy cercano a la ciencia y tecnologí­a.

La Quí­mica, una orientación clara hacia su futuro
Para los integrantes de la delegación mexicana en la olimpiada su futuro se encuentra en una carrera dentro del campo de la ciencia.

A pesar de que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologí­a decidió no apoyar más con becas a estos jóvenes destacados dentro del mundo de la ciencia y que en sus respectivos estados el apoyo es escaso, los cuatro jóvenes esperan concluir con éxito sus estudios profesionales.

Ingenierí­a quí­mica, quí­mica-matemática e ingenierí­a biomédica, son las carreras profesionales que estos jóvenes planean cursar dentro de la UNAM, el IPN y el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey.

Para ello, Natalia Isabel González y Marí­a Beczalia Mendoza, ambas del estado de Veracruz, ya planean radicar en la Ciudad de México para realizar sus estudios en la UNAM e IPN, respectivamente, mientras que Israel Hernández, de Nuevo León, y Jaime Ortega, del Distrito Federal, han decidido permanecer en sus entidades para continuar sus carreras.

José Manuel Castro y Marí­a Antonia Dosal, coordinadores de la Olimpiada Nacional de Quí­mica, señalaron uno de los motivos que buscan es ¡acrecentar su interés por la ciencia y no apagarla!.

Ante los resultados obtenidos confiaron en que estos sean un detonante más para incentivar a los jóvenes del nivel bachillerato a inscribirse y concursar en futuras olimpiadas nacionales organizadas por la Academia Mexicana de Ciencias y donde se eligen a los representantes mexicanos que compiten en los certámenes internacionales.

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