Producen biofertilizante amigable con el medio ambiente

Universia.net
05 de agosto de 2005

El producto desarrollado por Jaime Mora se utiliza en cultivos de frijol

Los fertilizantes quí­micos son en la actualidad una de las principales fuentes de contaminación para los rí­os pero, aunque su uso es necesario para muchos cultivos, esto pronto podrí­a cambiar, especí­ficamente en la siembra de frijol, gracias al desarrollo de un biofertilizante desarrollado por investigadores mexicanos.

Jaime Mora Celis, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, y su equipo de investigación obtuvieron, a partir de las cepas de la bacteria Rhizobium etli, un biofertilizante que, además de proteger el medio ambiente, tiene la ventaja de ser hasta 15 veces más económico en comparación con los fertilizantes quí­micos.

De acuerdo con el investigador del Instituto de Ciencias Genómicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, mientras un agricultor gasta alrededor de mil 500 pesos en fertilizantes quí­micos por hectárea de cultivo, con el biofertilizante de las cepas de Rhizobium etli sólo deberá emplear 100 pesos.

Incluso, el cientí­fico sostiene que con este tipo de biofertilizantes (que tienen como objetivo fijar a la planta el nitrógeno que se encuentra en el aire( logra producir cosechas superiores en comparación con los cultivos donde se emplea fertilizantes quí­micos, como se ha demostrado en cultivos controlados en 10 estados del paí­s, principalmente en Durango.

Mora Celis afirmó que, si se compara la producción generada en cultivos donde no se emplea fertilizante con los que se sembraron con este biofertilizante, el incremento es del 50 por ciento para estos últimos, además de aumentar el valor nutritivo de la semilla.

Los biofertilizantes son organismos vivos o sus productos que mejoran la nutrición de las plantas en los suelos. Uno de los mejores ejemplos son las bacterias Rhizobium, que toman el abundante nitrógeno del aire y lo convierten en amonio, con el cual nutren de nitrógeno a las plantas leguminosas.

¡Los biofertilizantes tienen una gran perspectiva de aplicación en los cultivos agrí­colas en México porque son amigables con el ambiente, tienen un costo bajo y se transportan y aplican fácilmente!, detalló. ¡Y al contrario, los fertilizantes quí­micos son cada vez más caros, además de que afectan nocivamente el aire, el suelo y el agua!.

El especialista detalló que los cultivos deben fertilizarse usualmente con nitrógeno, fósforo y potasio, pero en los suelos la escasez principal es de nitrógeno. La fertilización nitrogenada representa altos costos económicos para el agricultor, pero los efectos más serios de la fertilización masiva en el mundo son ambientales, dado que en la tierra se queda alrededor del 60 por ciento de las sustancias empleadas.

¡El aire se contamina al fabricar los fertilizantes, los suelos se han deteriorado por la salinidad, así­ como se contaminan los mantos acuí­feros subterráneos y los cuerpos de agua superficiales!.

La abundancia de compuestos nitrogenados en el agua, explicó, produce el fenómeno denominado eutroficación, que es el crecimiento anormal de bacterias que agotan el oxí­geno disuelto en el agua y producen la muerte masiva de los peces. En paí­ses como Inglaterra y Estados Unidos, con registros de fertilización extensiva, hay áreas extensas en las costas que han sido dañadas por la eutroficación.

El integrante de la AMC señala que la carencia de flora y fauna en la desembocadura del rí­o Mississipi en el Golfo de México es un claro ejemplo de los daños ecológicos que producen los fertilizantes quí­micos. Además, advierte que, por si fuera poco, el consumo de agua contaminada con compuestos nitrogenados, como nitratos y nitritos, produce severos daños a la salud humana.

Por lo anterior, uno de los retos más importantes para la agricultura es reducir el empleo de fertilizantes nitrogenados y reducir el costo económico, sin que se afecte la productividad del cultivo. Los biofertilizantes representan una alternativa real para alcanzar estos objetivos.

Explicó que su grupo de investigación, compuesto por tres cientí­ficos e igual número de técnicos, se ha enfocado desde hace ocho años al estudio del Rhizobium etli, que es una cepa especí­fica para la planta del frí­jol, dado que esta leguminosa es parte central de la alimentación de la sociedad mexicana y que en la actualidad el paí­s no es autosuficiente en este producto, por lo que se debe importar grandes cantidades de este grano.

Acerca de este proyecto (que se encuentra en la lista de los Casos de í‰xito de la Ciencia Mexicana, realizada por la AMC y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologí­a(, Mora precisó que el objetivo central de la investigación fue mejorar la capacidad fijadora de nitrógeno de Rhizobium etli, en asociación con frijol.

¡Inicialmente, caracterizamos cepas silvestres que naturalmente presentan alta capacidad fijadora de nitrógeno. Posteriormente, seguimos dos estrategias de modificación genética. En la primera, modificamos la regulación de la nitrogenasa, que es la enzima responsable de la fijación de nitrógeno!.

De esta manera, añadió, se desarrolló un grupo de cepas que, usadas como biofertilizantes, pueden mejorar el cultivo de frijol. Para promover su utilización se tramitó una patente nacional (PA/2002/003920) e internacional (PCT MX 03/00033), y en mayo de 2003 se firmó un Convenio de Transferencia de Tecnologí­a y uso exclusivo de patente con la empresa Asesorí­a Integral Agropecuaria y Administrativa, S.A. (ASIA), con duración de 10 años.

Durante los últimos dos años, abundó, se ha prestado asesorí­a a la empresa para el establecimiento de parcelas demostrativas en 10 estados del paí­s. ¡El procedimiento para usar el biofertilizante en el campo es muy sencillo: una bolsa de 400 gramos es suficiente para una hectárea del cultivo; se mezcla el contenido con la semilla, y se agrega un poco de agua y adherente. Así­ está listo para usarse en siembra manual o mecanizada.!

El cientí­fico hizo énfasis en que durante el 2004 el biofertilizante se empleó a nivel comercial en Durango, en mil 500 hectáreas en el municipio de Guadalupe Victoria, con la participación de productores locales, la Fundación Produce Durango A. C., y el Gobierno del Estado.

¡Con el biofertilizante se obtuvieron incrementos en rendimiento del 35 al 43 por ciento en toneladas por hectárea, con las variedades de frijol pinto villa y pinto saltillo. Además, se incurrió en menores costos por no usar el fertilizante nitrogenado!.

Finalmente, Mora Celis confió en que este biofertilizante pueda estar a la venta en todo el territorio nacional en los próximos meses, dado que la empresa comercializadora tiene previsto distribuirlo a través de los establecimientos Diconsa de todo el paí­s.

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