La Jornada
2 de enero de 2010
Redacción
El proyecto une a integrados y marginales, afirma el director Héctor Castillo Berthier
En más de 20 años, mediante conciertos y funciones de cine y teatro, ha apoyado los talleres de más de 60 mil chavos de pocos recursos
Bono, entre los visitantes distinguidos de este espacio
El centro cultural El Circo Volador es un modelo de investigación aplicada que une a la sociedad “integrada” con la “marginada”, afirma Héctor Castillo Berthier, creador del proyecto y director del recinto.
El Circo Volador ha realizado más de 400 conciertos y presentaciones musicales, así como 460 programas de radio con temáticas en torno a la juventud.
Castillo Berthier indica que a más de 20 años de creado, El Circo Volador ha puesto en marcha 105 talleres gratuitos de capacitación en dibujo, pintura, danza contemporánea, teatro, fotografía, capoeira, danza aérea, serigrafía, diseño gráfico básico, asistente de negocios en Microsoft, reparación de computadoras, diseño y creación de páginas Web, entre otros. Todo esto, en beneficio de más de 60 mil jóvenes de clases populares.
En entrevista, el también académico del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, señaló que desde 1987 El Circo Volador busca desarrollar la integración de valores y la reconstrucción del tejido social con el fortalecimiento de las identidades juveniles mediante la revaloración de habilidades, potencialidades y el fortalecimiento de la autoestima.
Un cine abandonado y reconstruido, la sede
Castillo Berthier relata que desde febrero de 1995, el cine Francisco Villa –que estuvo abandonado por más de 10 años– es la sede de dicho centro cultural, lo que fue posible mediante un convenio de comodato con el Gobierno del Distrito Federal de realizar trabajos de limpieza y luego de que el sitio fue rehabilitado, con la participación de los jóvenes y sus familias.
La integración de la comunidad en la remodelación, la limpieza y el acondicionamiento del lugar buscó arraigarlo en la vida cotidiana, lo que se reflejó en la participación activa y constante de la población. Ello beneficia a quienes participan en él, pues les proporciona un espacio alternativo de expresión construido por ellos mismos, indicó.
Añadió que los beneficios que el centro cultural ha producido han sido diversos, como el estudio de grabación Una memoria para la cultura juvenil alternativa, en el cual se han realizado más de 500 discos de 25 artistas jóvenes de escasos recursos.
El director también dio a conocer que en el aspecto académico el proyecto ha nutrido cinco proyectos de investigación aplicada, 20 publicaciones académicas y cinco tesis profesionales, la creación de la Unidad de Estudios Sobre la Juventud en UNAM, y la publicación del libro Juventud, cultura y política social, en el cual se explica en detalle el modelo de investigación aplicada.
Los más de 20 años de experiencia del proyecto cultural han permitido establecer vínculos internacionales, pues el aprendizaje generado por El Circo Volador se ha hecho extensivo, por ejemplo, a El Salvador, donde el grupo Homies Unidos trabaja en la integración social de ex pandilleros de Las Maras, así como en Venezuela, mediante el Instituto de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central, en donde se realiza una investigación sobre seguridad en zonas urbanas.
Castillo Berthier destacó que los esfuerzos del grupo que dirige han obtenido diversos reconocimientos: en 2004, por la Organización de Naciones Unidas como una de las 12 Mejores prácticas sociales del mundo, así como el segundo lugar del Premio Visionaris al emprendedor social, el cual otorga UBS y ASHOKA, organización mundial de emprendedores sociales líderes, con sede en Washington.
El Circo Volador también ha sido doblemente distinguido con el Premio jóvenes por un México sin pobreza en las categorías de proyectos innovadores y pequeñas donaciones al proyecto graffitiarte.org, organizado por el Banco Mundial en 2005.
Además, en 2005 recibió el certificado del Foro Iberoamericano y del Caribe de la Fundación Hábitat Colombia y la Alcaldía de Medellín, por llevar a cabo una de las mejores prácticas sociales, en el Premio a la transferencia de buenas prácticas en Medellín.
A la fecha mantiene convenios de colaboración con organizaciones de Suiza, Holanda y Estados Unidos, así como con el Banco Mundial.
Asimismo, Castillo Berthier detalló que los recursos financieros de El Circo Volador –que constituyen 35 por ciento del total–, se obtienen mediante convenios de coinversión con diversos asociados, con los cuales se definen los objetivos de trabajo en un programa operativo anual de actividades.
El 65 por ciento restante se logra mediante conciertos y funciones de cine o teatro, con lo que se cierra el círculo de participación, comentó Castillo Berthier, debido a que los jóvenes que asisten a estas actividades –generalmente de condiciones económicas buenas– con su aportación sostienen el espacio y sus actividades para apoyar a los que no cuentan con dichos recursos.
A la fecha, El Circo Volador también ha recibido a destacados personajes como Bono, el vocalista banda irlandesa U2, además del ex embajador estadunidense Antonio Garza, quienes visitaron el proyecto para conocer los talleres y charlar con los jóvenes.
El proyecto ha definido estrategias a corto y largo plazos, como un Observatorio de la Juventud, relacionado con el diseño de la política pública, mediante una visión multidisciplinaria y transdisciplinaria.
Asimismo, se han realizado acercamientos con gobiernos delegacionales y estatales para la formulación de planes y estrategias de desarrollo social para la juventud, agregó el investigador, labor que debe tener continuidad y que se fortalece de forma cotidiana, concluyó.