La Jornada
27 de septiembre de 2009
Emir Olivares Alonso
Falta de oportunidad de desarrollo empuja a muchos varones a prostituirse, según el estudio
El documento obtuvo el Premio de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias
Especialistas de la UNAM plantean examinar más el fenómeno para abandonar prejuicios
México es un importante destino de turismo sexual masculino a escala mundial. La mayoría de los hombres que ejercen la prostitución son menores de 30 años, provienen de estratos socieconómicos bajos, cuentan con poca formación académica y han hallado en esa actividad un medio de sobrevivencia ante la falta de oportunidades de desarrollo.
Un estudio realizado por el Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) –dado a conocer ayer, en víspera del Día Internacional del Turismo–, revela que Tijuana, Baja California; Puerto Vallarta, Jalisco; Veracruz; Cancún, Quintana Roo; Acapulco, Guerrero; Distrito Federal; Puebla, y Zipolite, en la costa de Oaxaca, están entre los principales puntos del país donde se ejerce la prostitución masculina.
El análisis, que encabezó Álvaro López López, del departamento de geografía económica de esa entidad universitaria, fue galardonado por la Academia Mexicana de Ciencias con el Premio de Investigación 2008 en el área de ciencias sociales y humanidades.
De EU y Canadá, consumidores
El estudio revela que, junto con República Dominicana, Brasil y naciones del sureste asiático y del occidente de África, México presenta un alto índice de prostitución masculina, lo cual se explica por la contigüidad con Estados Unidos, ya que la mayoría de los consumidores de los servicios sexuales de varones provienen del país vecino y de Canadá.
El académico de la UNAM informó que la investigación tuvo como objetivo conocer el fenómeno de la interacción sexual entre varones a partir del vínculo turista-poblador local en el territorio mexicano.
Para hacer el estudio científico se realizaron más de 100 entrevistas amplias con trabajadores sexuales varones en localidades fronterizas y costeras, así como en las grandes ciudades.
Entre los resultados destaca que la gran mayoría de los hombres jóvenes que se dedican a este actividad aseguraron que no la ejercerían si encontraran un empleo bien remunerado.
En tanto, tres de cada 10 afirmaron estar orgullosos de su trabajo, por lo que lo llevan a cabo con gusto, aun con los problemas sociales que implica.
El investigador informó que otras conclusiones muestran que, sobre todo, la marginación social y económica influye en que un joven se dedique a ese negocio.
“Las personas entrevistadas pertenecen a poblaciones marginadas, con pocas posibilidades de conseguir empleos formales, por lo que encuentran en el trabajo sexual, especialmente con turistas, una salida fácil y rápida para obtener ingresos.”
El estudio también reveló que los hombres que realizan el trabajo sexual no tienen formación académica elevada, al contrario de los consumidores, quienes en su mayoría tienen niveles educativo y adquisitivo altos.
Otro hallazgo de la investigación fue que, a diferencia del trabajo sexual femenino, los varones ejercen por poco tiempo la prostitución, debido a que en el ámbito de las identidades homosexuales “los turistas privilegian la juventud, por lo que una persona mayor de 30 años se considera vieja”.
Un elemento más que descubrieron los investigadores es que los extranjeros que contratan servicios sexuales valoran las fantasías de la masculinidad y la imagen del macho mexicano.
La investigación también reveló que entre los varones que ejercen la prostitución no se detectó mayor incidencia de infecciones de transmisión sexual que en la población en general.
López López lamentó que las autoridades locales de las ciudades estudiadas no tengan conocimiento profundo del fenómeno, lo que se refleja en que con frecuencia los policías extorsionan tanto a trabajadores sexuales como a turistas consumidores y en el “nulo interés” por emprender campañas para la prevención de enfermedades de transmisión sexual entre ese grupo poblacional.
Agregó que es necesario reconocer el trabajo sexual como parte de la dinámica turística del país a fin de analizarlo y estudiarlo más ampliamente, “lo que redundaría en el abandono de estigmas y prejuicios”.