Universidad Autónoma de Nuevo León
25 de septiembre de 2009
Gabriela Hernández Villanueva
Facultad de Ciencias Biológicas
Desde 1997 investigadores de la Universidad Autónoma de Nuevo León realizan estudios para conservar a una de las especies acuáticas más emblemáticas y en riesgo de desaparición en Norteamérica. Primera de dos partes.
El catán es el pez de agua dulce más grande de México, pues llega a medir hasta tres metros de largo. Y a pesar de ser una de las especies acuáticas más longevas sobre la faz de la tierra y de haber sobrevivido a cuanto problema se le ha presentado, en años recientes estuvo en peligro de extinción.
Para evitar la desaparición de esta especie, el ‘Grupo Ecofisiología’, del Departamento de Ecología de la Facultad de Ciencia Biológicas (FCB) de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), ha realizado múltiples investigaciones acerca de su reproducción y alimentación.
La principal línea de investigación de este grupo de científicos es el rescate de las especies en peligro de extinción. Una de las especies más simbólicas con la que han trabajado es el catán.
“Este pez es nativo de nuestro país y de Estados Unidos. Actualmente, sus poblaciones se encuentran amenazadas debido a la sobrecaptura (ya que no existen normas que regulen su pesca), a la expansión urbana, a la contaminación y en particular a la construcción de presas, lo que ocasionó que sus áreas de anidación fueran destruidas”.
“Estos factores ocasionaron que esta especie se redujera a sólo cuarenta ejemplares adultos en todo el país (inventariados y considerados patrimonio de la nación)”.
“Fue entonces, cuando decidimos iniciar nuestras investigaciones para empezar a producir catanes, y así complementar los esfuerzos de la SEMARNAP, ahora SAGARPA, (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación), porque ellos sólo lograban reproducirlos ocasionalmente”, señaló el doctor Roberto Eduardo Mendoza Alfaro, investigador y docente de la FCB.
Cabe mencionar que el catán tienen un medio de reproducción muy particular, normalmente desova en pantanos, durante la temporada de lluvia y sus huevecillos son adherentes a la vegetación.
Emparentado con el ‘Pejelagarto’, este pez apareció durante el cretácico. Presenta un hocico alargado, semejante al del lagarto, tiene dientes largos y punzantes, sus escamas son duras y puede llegar a pesar hasta cerca de 100 kilogramos. Actualmente, nuestro país se encuentra a la vanguardia en la producción de ejemplares de catán.
“Las larvas de catán cuando crecen se canibalizan, les crece muy rápido el hocico, y de una manera muy feroz se comen entre ellas. Prácticamente, cuando iniciamos la investigación no había larvas para poder sembrar”.
“Por otra parte su temporada natural de reproducción es muy limitada, restringiéndose a sólo una semana al año, a esto se debe añadir la dificultad para distinguir entre hembras y machos”.
“Fue cuando nos planteamos dos hipótesis: una, el manejo y el control de la reproducción, por una parte; y dos, diseñar dietas que fueran factibles para este tipo de larvas”, expuso el investigador.
En la siguiente entrega, el doctor Roberto Mendoza Alfaro nos hablará acerca del proceso de reproducción y de la dieta que utilizaron para conservar al catán.
Lo invitamos a leer el complemento de esta nota: “Reproduciendo catanes”.
**Roberto Eduardo Mendoza Alfaro es Doctor en Ciencias con especialidad en el Nuevo Régimen de Acuacultura y Pesca. Es miembro del Sistemas Nacional de Investigadores de CONACYT (Nivel 2), de la Academia de Ciencias de Nueva York y de la Academia Mexicana de Ciencias, asimismo, forma parte del grupo trinacional de Especies Invasoras de la Comisión de Cooperación del Ambiente.
Actualmente, laborar como docente e investigador en el Departamento de Ecología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UANL. Su área de investigación es la Fisiología de organismos acuáticos y especies invasoras acuáticas, con especialidad en Reproducción y nutrición de organismos acuáticos y Análisis de Riesgo para especies potencialmente invasoras.