El Universal
21 de septiembre de 2009
Rosaura Ruiz y Juan Manuel Rodríguez
Una política científica de Estado no tiene por qué estar supeditada a que la economía del país vaya bien; por el contrario, una política científica puede apoyar e impulsar la economía y puede ayudar a resolver muchos de los problemas que sufre a diario cualquier sociedad.
Estamos rodeados de conocimiento científico y tecnológico, basta con mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de ello. Con la ayuda de la ciencia y la tecnología pueden resolverse muchas carencias y problemas de las sociedades actuales; en particular de la nuestra.
La generación de energía eléctrica a partir de molinos que se valen de la fuerza de los vientos en zonas con terrenos planos y en los que existen condiciones de vientos constante, tal como ocurre en las zonas costeras de Holanda, es una idea que se ha manejado como una posibilidad para zonas del sur del país, el Istmo de Tehuantepec específicamente.
El desarrollo de nuevas técnicas de cultivo y nuevas variedades de plantas comestibles para el ser humano se lleva a cabo como una política alimentaria prioritaria en países como China; México es un país en el que es crucial y urgente aplicar políticas alimentarias congruentes, dados los enormes recursos naturales que se tienen.
El aprovechamiento de la energía solar en países del norte de África que mediante paneles solares generan electricidad no sólo para esas zonas, sino incluso para el sur de Europa, resulta una solución perfectamente aplicable en las diversas zonas desérticas de nuestro país, más aún considerando la enorme necesidad de energía eléctrica y la gran cantidad de días soleados que tenemos durante gran parte del año en México.
La lista de ejemplos de cómo la aplicación adecuada de la ciencia y la tecnología pueden ayudarnos a resolver problemas concretos es muy larga, pero es obvio que la investigación científica y sus frutos se puede extender a cualquier problemática, como el abasto de agua potable, la creciente contaminación, problemas de salud pública (como puede ser el previsible resurgimiento de la gripe AH1N1), entre muchos otros.
No está de más reafirmarlo, como lo hemos ya mencionado en nuestras últimas entregas, que es a través de inversión en ciencia y tecnología, así como con una política científica de Estado de largo plazo, lo que permitirá que se encuentren soluciones viables a muchos de nuestros problemas; la investigación científica puede dar y da resultados tangibles cuando se le apoya.