Por motivos personales, renuncia Jaime Parada a dirigir el Conacyt

La Jornada
7 de septiembre de 2005
José Galán

Octavio Paredes: «se debe reconocer» que «en Los Pinos finalmente nos hicieron caso»
La ley orgánica de la dependencia, entre los logros del ex funcionario, indica un comunicado

Jaime Parada Avila presentó ayer al presidente Vicente Fox Quesada su renuncia con carácter de irrevocable al cargo de director general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologí­a (Conacyt) «por motivos personales».

Así­ se confirmaron los rumores que circularon desde antes del quinto Informe de gobierno del Presidente de la República sobre el destino de Parada Avila, divorciado de la comunidad cientí­fica nacional; de la bancada del Partido Acción Nacional en la Cámara de Diputados, y del propio titular de la Secretarí­a de Educación Pública, Reyes Tamez Guerra. La renuncia, según diferentes versiones, en realidad constituyó un despido por la falta de resultados en un área estratégica para el paí­s.

Un comunicado oficial del Conacyt señaló que Parada Avila agradeció al mandatario la oportunidad de servir al paí­s, así­ como el apoyo que le otorgó para emprender los «cambios necesarios» y colocar la ciencia y la tecnologí­a como actividades estratégicas para el desarrollo social y económico de la nación.

El comunicado resaltó los «logros» de Parada Avila en cinco años de confrontaciones, desencuentros y enfrentamientos directos con la comunidad cientí­fica y académica de México: la creación de un marco normativo con la aprobación en el Congreso de la Unión de la Ley de Ciencia y Tecnologí­a y de la Ley Orgánica del Conacyt, que «le otorgan otra jerarquí­a y le dotan de diversos instrumentos para apoyar la investigación y el desarrollo tecnológico».

Indicó que, además, se elevó a polí­tica de Estado el apoyo a la ciencia y la tecnologí­a, al incorporar en el artí­culo 9 bis la obligación de invertir al menos uno por ciento del PIB en esos renglones por los sectores público y privado; la llamada sustitución de «becas-crédito» por una nueva polí­tica de becas «que alentará las vocaciones cientí­ficas y tecnológicas de los jóvenes mexicanos»; el crecimiento de becas de posgrado de 64 por ciento, al pasar de 10 mil 987 en 2000 a 18 mil en junio de 2005; el incremento de posgrados nacionales de calidad certificados de 413 a 704, un supuesto incremento de 74 por ciento.

Además, indicó que creció el Sistema Nacional de Investigadores, de 7 mil 466 académicos en 2000 a unos 12 mil en 2005, un aumento de 61 por ciento; el incentivo fiscal de 30 por ciento a los gastos de inversión anuales, contemplados en el artí­culo 219 de la Ley sobre el Impuesto sobre la Renta, en desarrollo de nuevos productos, materiales y procesos. «Gracias a ello se otorgaron 5 mil 278 millones de pesos en créditos fiscales durante el periodo 2001-2005, lo que alentó la inversión privada en desarrollo tecnológico de las empresas, al pasar de 5 mil 278 millones de pesos a 15 mil millones, aproximadamente, en 2005.»

Del presupuesto del Conacyt y sus centros de investigación, concluyó el comunicado, se canalizó más de 70 por ciento a las entidades federativas, fortaleciendo así­ las capacidades regionales de investigación.

«Deseable desde antes»

Octavio Paredes López, presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), consideró que la renuncia de Parada «hubiera sido deseable desde antes», pero, subrayó, «se debe reconocer» que «en Los Pinos finalmente nos hicieron caso».

Sostuvo que los cientí­ficos, investigadores y tecnólogos agrupados en la AMC, «como nadie», insistieron en hacer notar los errores y omisiones cometidos a lo largo de la gestión de Parada Avila, y que su renuncia «corresponde a todas las preocupaciones que hemos venido señalando, sobre todo, la situación de la ciencia y la tecnologí­a en México, y la situación del paí­s en comparación no sólo con paí­ses desarrollados, sino del mismo nivel o inferior al nuestro».

Advirtió, sin embargo, que en el año y meses que le restan a la actual administración, tanto el gobierno como los sectores involucrados en la ciencia y tecnologí­a «podemos trabajar juntos para recomponer las cosas»; para ello, subrayó la necesidad de unión de cientí­ficos y tecnólogos, y caminar juntos con un objetivo: «hacer por fin realidad una polí­tica de Estado para esos sectores».

Tras desear «lo mejor» a Parada Avila, consideró que el remplazo debe obedecer al perfil de «un gran mexicano» con conocimientos profesionales en ciencia y tecnologí­a; que busque recomponer las relaciones; que tienda puentes de diálogo con la comunidad cientí­fica, incluyendo la restructuración de las relaciones con paí­ses de la Unión Europea, como Francia y Reino Unido, y que cuente con estudios de doctorado y posdoctorado.

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