Quinta Columna
10 de julio de 2009
Lulú Horán
José Ramón Eguibar Cuenca
Secretario General de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Soy un funcionario de la UAP que trabaja apoyando la gestión del rector Enrique Agüera. También soy una persona que, a pesar de que estudió medicina, decidió dedicarse a hacer investigación básica, quizás motivado en mucho por el deseo de conocer. Desde que empecé mis estudios formales de medicina me fascinaron muchas cosas, pero lo que más importaba era conocer cómo funcionaba o porqué se daba el desarrollo y entonces, muy temprano, me incorporé al laboratorio de embriología y después al de fisiología. Después tuve la enorme oportunidad de incorporarme como auxiliar de investigación en el aquel entonces recién creado Departamento de Investigaciones Biomédicas del Instituto de Ciencias. Creo que esos son los perfiles que me han caracterizado como universitario.
Como ser humano soy igual que cualquiera. Soy padre de familia y tengo dos hijos, un joven de 25 años y una nena de 21. Soy una persona interesada en el quehacer universitario, enseñar me gusta mucho. Que los jóvenes lleguen al laboratorio y tenga la oportunidad de tratarlos, que vengan a la Secretaría General a pedir distintos tipos de apoyo que brinda la institución, esa es parte de mi vida; el trabajo.
Desde mi formación elemental hasta el posgrado siempre estuve ligado a instituciones públicas, y yo agradezco mi formación. Estudié en el Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec buena parte de la primaria, secundaria y la preparatoria. Era una escuela que te enseñaba a ser disciplinado, a tener valores, a aprender que a través del esfuerzo y del estudio podrías tener logros. Además era una escuela maravillosa porque había alberca, canchas de tenis, fútbol y basquetbol, entonces si a uno le interesaba la actividad deportiva había como desarrollarse. En los laboratorios hacíamos muchas prácticas, tanto en secundaria como en preparatoria. Si te las ingeniabas pues tenías la oportunidad hasta de sacar el telescopio del laboratorio de física. Eso lo hacíamos un buen amigo, Ramón Aguirre Vara, y yo. Yo creo que hoy por hoy sigue siendo un bastión de la educación en México, un bastión muy importante de la educación pública, a pesar del crecimiento de la educación privada en los últimos años. Estoy muy convencido de ello.
Me gusta mucho leer novelas fuera de lo que tengo que leer en relación con la universidad y con mi trabajo, sobre todo la novela latinoamericana. He leído la obra de Gabriel García Márquez, pero particularmente me gusta Carlos Fuentes, Elena Poniatowska en alguna etapa me pareció muy interesante. Por ejemplo La piel del cielo me parece un libro muy hermoso, quizás porque Tonanzintla es muy cercano a nosotros. Ahora estoy leyendo unos libros de Tim Harford, un libro que se llama El economista camuflado; de Pérez Reverte, por ejemplo, La piel del tambor.
Tengo muchos años de leer la revista Proceso y otras revistas como Letras libres, Nexos y otros textos. Por ejemplo, el libro que se escribió sobre la profesora Elba Esther Gordillo; Los presidentes de Julio Scherer, La presidencia imperial, etcétera, en fin trato de buscar algunas lecturas.
Otra cosa que hago con mucho gusto es oír música. Me gusta en particular la música barroca y desde luego la música que a mí me tocó cuando yo era joven, como “Fiebre de sábado por la noche”. Me encanta Phil Collins, Michael Jackson, que ahora murió. El pop digamos, me tocó ya en la salida, me gusta un poco el jazz, la música clásica.
Me fascina el teatro. El teatro musical cuando puedo, me escapo. Hace poco lo hice y me fui a ver Dulce caridad. Me gusta criar flores en mi jardín. Tengo rosas y otras flores. Me la paso muy a gusto, sobre todo los fines de semana me siento en mi mesa acompañado de un café, empiezo admirar la naturaleza y de pronto me visitan abejorros, colibríes, otras aves y hasta ratones de campo, que esos no están invitados pero llegan, disfrutan ese pequeño espacio porque nadie los molesta (risas).
El futbol me gusta pero no soy tan aficionado, alguna vez lo jugué con mucho ahínco. Últimamente ya no me gusta, es muy soso, sobre todo el fútbol mexicano. Ahora quizás soy mucho más aficionado al futbol americano, realmente lo gozo. Podríamos hablar del Barça en la final de la Copa de Campeones que dejaron parado al Manchester, pero lo dejaron parado por la manera de jugar. Me gustan en general los deportes, los deportes extremos no, me cuido mucho.
A lo largo de mi carrera académica considero como mis mentores o formadores, en primerísimo lugar, al doctor Bjorn Holmgren y la doctora Ruth, maestros chilenos. Empecé con ellos a hacer prácticas y un año después concursé una plaza de auxiliar de investigación, la concursé y la gané, y bueno, recuerdo a Bjorn con mucho gusto. Era un hombre muy bien formado, inteligente, sagaz. Él me fue formando, tan es así que te puedo decir que yo el servicio social de Medicina lo hice en investigación y haciendo la maestría desde muy tempranamente. El doctor Holmgren me enseñó un valor que creo tener: la honestidad.
Mi segundo tutor fue el doctor Carlos Beyer. Él me dio la oportunidad de trabajar con él en la Universidad de Rutgers de New Jersey, en Estados Unidos. Viví la cultura americana, además con la enorme ventaja de que todos los fines de semana tomaba el tren y me iba a Nueva York. Se podía gozar la ciudad caminando y ahorrando, y yendo a un museo cada dos fines de semana. Conocí el museo de Arte Moderno, el museo de Historia Natural, que es una maravilla de cinco pisos, es una cosa impresionante, estuve también el museo Metropolitano de Arte.
Y el tercero que considero mi mentor es el doctor Pablo Rudomin, porque fue en la etapa final más formativa, hice el doctorado con él y acabé de consolidar mi formación. Desde ahí a la fecha he estado trabajando en el laboratorio haciendo investigación y formando muchachos, me encanta el poder trabajar con los jóvenes.
También de la gente mayor se aprende. Yo te puedo decir que lo del jardín de mi casa, al que más le aprendí es a un señor que medio leía y escribía, don Ángel Mora Tejocote, que además yo le dije: “Usted nació para ser gente de campo, si se apellida Mora Tejocote no podía ser otra cosa”, (risas), al nacer ya se sabía que iba a ser jardinero, él tenía el conocimiento de la vida que muchas veces no valoras. Él sabía cuándo sembrar, el por qué sembrar, si la lluvia era buena, etcétera. Yo no denostó las historias de vida, creo que son muy importantes y hay que saberlas valorar.
El ser miembro de la Academia Nacional de Medicina es un honor muy grande, pero yo creo que es un reconocimiento a la Institución. Como te decía, ella me ha dado cobijo, me ha permitido formarme, primero como médico, maestro y como doctor, además de participar en congresos. La verdad es que uno le acaba debiendo a la Institución mucho.
Estar metido tan de lleno en la administración universitaria es un gran cambio, pero yo creo que se debe a la enorme amistad que me ha brindado el rector Enrique Agüera y a lo agradecido que estoy con la universidad. Yo soy un producto claramente del rector Agüera. Primero me nombraron en la Comisión Electoral y luego me ofreció la oportunidad de servir a la Institución y de trabajar con él y su liderazgo.
Había sido director de Fisiología y había tratado a Enrique Agüera cuando él era director de Administración, y algunas tareas las hicimos de manera conjunta. Trabajé con mucho gusto con otros directores, pero Agüera me empezó a pedir una serie de cosas, trabajábamos en el Consejo Universitario, sobre todo para la aprobación de algunos posgrados. Yo era miembro del Consejo de Investigación, de tal manera que empezamos a entablar una amistad, producto de mi trabajo.
Cuando el rector me invita a participar a mí también me sorprendió, le dije: “Oiga, es un honor ¿pero a qué lo debo?”, él me dio algunas razones y lo que puedo decir es que hasta el día de hoy, casi cuatro años después, es que ha sido un hombre escrupulosamente respetuoso de aquellos acuerdos que tuvimos, y eso desgraciadamente hoy por hoy en la política no se da. Y yo no tengo más que agradecerle porque, insisto, si hay una gente del rector soy yo, porque él me llamó y le vivo agradecido por esa enorme deferencia.
Veo un proceso de sucesión rectoral tranquilo, en razón del trabajo que se ha hecho. Yo veo que la comunidad universitaria está muy a gusto, y como dice el rector: “Las universidades, y sobre todo las públicas, tendremos algo nuevo por hacer”. En razón del cambio tecnológico, por ejemplo, está ahora la biblioteca que va hacer un concepto nuevo. Habrá biblioteca virtual, biblioteca de libros físicos y de libros electrónicos, ese es el nuevo reto. Yo creo que este trabajo y este deseo de superarse, de hacer cosas, crea una comunidad muy comprometida con el trabajo. Todavía se tiene que hacer mucho y en eso se está trabajando.
Y en ese escenario me veo donde me digan. Espero que valoren mi trabajo y como nos ha dicho Enrique Agüera: “Hay que concentrarnos mucho”, mucho en terminar esta gestión exitosamente para entregarle buenas cuentas a los universitarios.
Por otra parte, quiero seguir haciendo lo que hago casi todas las tardes, que es trabajar en el laboratorio, seguir haciendo ciencia, poder escribir. Me gusta mucho escribir. Justo ahora me he asociado con amigos historiadores y me he metido en el campo de la historia de la medicina, que también me parece fascinante eso. Lo veo así porque es seguro. Lo otro dependerá de la valoración que haga el propio rector y las autoridades, si me invitan a seguir trabajando lo haré con mucho gusto.
En algún momento ha pasado por mi mente dirigir esta máxima casa de estudios. Y decía un buen amigo universitario, hace muchos años: “Aquel que no aspire a dirigir a donde esta o es tonto, o es cínico”. Y no creo ser tonto ni quiero ser cínico. Yo creo que cualquiera tiende a aspirar, sobre todo cuando ya está uno en un puesto como este, a servir desde cualquier tribuna, desde cualquier trinchera. Creo que aquí otra vez yo volvería a decir que, y lo digo honestamente, creo que lo más importan son los planes, la Universidad en estos últimos años ha logrado certificar a la mayor parte de sus licenciaturas como de buena calidad. Es muy importante entregar buenas cuentas, es lo primero el proceso de reelección, o el que venga después va a ser producto de los buenos resultados.
Ya he colaborado en la escritura de un libro y estamos haciendo otro. La idea es de mi amigo Miguel Ángel Cuenya sobre la influenza, que ahora está tan de moda. Pero primero quiero hacer un libro de neurofisiología clínica, que es el área que más o menos yo he trabajado. Y también me gustaría escribir un libro de vivencias, pero también que contribuya a que se den cuenta que lo que hoy está dado hace veinte años no lo estaba.
Al país que pude haber regresado es Francia y espero volver algún día. Me parece que la cultura francesa tiene grandes problemas en Europa, porque quiere ser dominante y no puede serlo, creo, además, que es un país maravilloso por lo que tiene, por su historia. No he tenido la oportunidad de estar en Italia, pero me imagino que va a ser la misma impresión.
España me parece muy lindo. De ahí salieron mis abuelos antes de la guerra. Nunca he podido ir al país Vasco, aunque no dudo que algún día lo haga. A Estados Unidos siempre lo denostamos como un país que no tiene cultura, y a lo mejor no tiene una propia, pero con el paso de los años he aprendido a conocer a los americanos y tienen un tipo de cultura sui géneris; —no de tanta historia, o tal vez no de tanta cultura—, tienen lo mejor de todo, o sea, aprendieron a construir algo a través de su poderío económico para tener a los mejores investigadores, artistas, las mejores pinturas ¿dónde está lo mejor?, pues con ellos, es un país rico.
La ciencia en México está muy mal. Yo soy muy buen amigo de René Drucker quien apenas organizó una mesa en la Academia Mexicana de Ciencias que decía: “La ciencia en México, zona de desastre”, y me parece un titulo que describe lo que realmente está pasando. Es triste que el esfuerzo que se está haciendo a nivel nacional esté tan desperdiciado.
Hace como diez días el Reforma decía: “Las empresas mexicanas son de los miembros de la OCDE y los países asociados los que menos investigadores contratan”. ¿Qué quiere decir eso?, que el empresario no entiende todavía que el invertir en innovación le va a redituar, o sea, entre mejor sea el coche, taza o el agua pues va a ganar más, desgraciadamente no tienen esa cultura los empresarios.
*** Lo que no sabemos de José Ramón Eguibar
Color: Rojo
Comida favorita: Mole
Lugar favorito: El laboratorio
UAP: Institución importante
Música favorita: Barroco
Marca de ropa: Versace
Perfume favorito: Mont Blanc
Defecto: Necedad
Virtud: Tesón y honestidad
Maña: Mover las piernas
Dios: Soy agnóstico (risas), no ateo
Ciencia: El camino para que seamos mejores