Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/094/09
México, D. F. , 10 de julio de 2009.
- El Panel de las Academias de Ciencias sobre la Declaración de la Acidificación del Océano hace un llamado a los gobiernos del mundo a implementar acciones para reducir las emisiones globales de CO2
- Los países en desarrollo y de baja capacidad para responder al cambio climático están en grave riesgo económico al deteriorarse sus arrecifes coralinos, advirtió
- De cumplirse los incrementos en el CO2 estimados para el año 2050, se debilitarían los esqueletos coralinos, haciendo los arrecifes más vulnerables a las tormentas y huracanes
- Si bien México no es uno de los principales emisores de CO2 en el mundo, sí puede y debe llevar a cabo medidas para reducirlas, consideró el investigador
- Federico Páez Osuna advirtió de graves riesgos para los países en desarrollo si no se contiene el proceso de acidificación de los mares.
Foto: AMC
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El Caribe Mexicano, donde se encuentra el segundo sistema arrecifal más grande en el planeta, se verá directamente afectado de no contenerse el problema de la acidificación del océano, el cual ya es un problema global, advirtió Federico Páez Osuna, investigador miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
Es por esta razón que, expresó, las Academias de Ciencias del Panel de las Academias de Ciencias sobre la Declaración de la Acidificación del Océano hacen un llamado a los gobiernos del mundo a implementar acciones para reducir las emisiones globales de CO2 en al menos el 50 por ciento de los niveles de 1990 para el año 2050, y continuar la reducción con el objetivo de estabilizar los niveles atmosféricos a no más de 450 ppm (partes por millón).
El experto en contaminación costera, señaló que gran parte de la economía del Caribe Mexicano descansa en el turismo y en los servicios que le presta el sistema arrecifal, que es uno de los ecosistemas más vulnerables a la acidificación de los mares.
Federico Páez, integrante del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México, explicó que los mares juegan un papel muy importante en la regulación del clima y en el ciclo del carbono, captando aproximadamente el 25 por ciento del CO2 emitido por las distintas fuentes antropogénicas; sin embargo, al absorber los mares este CO2 han disminuido su pH y reducido la saturación de carbonato de calcio en las aguas superficiales, donde se da la mayor parte de la producción oceánica.
El científico dijo que numerosos trabajos e investigaciones han demostrado los efectos que el incremento del CO2 atmosférico ha tenido en los mares. Entre ellos, apuntó, se encuentra un aumento de la temperatura de 0.74 grados centígrados, elevación del nivel del mar en 17 centímetros, una disminución de la concentración de carbonatos de 1.3 miligramos por kilo de agua, así como la reducción de 0.1 unidades de pH en la acidez del mar.
Federico Páez Osuna advirtió que dichos efectos dañan a muchos organismos marinos, entre ellos los corales, los cuales dependen de las aguas sobresaturadas de carbonato de calcio y niveles de pH determinados para realizar sus procesos metabólicos de calcificación, crecimiento y reproducción.
Por otro lado, señaló que, de cumplirse los incrementos en el CO2 estimados para el año 2050, la precipitación de aragonita (forma de carbonato de calcio usada por los corales para construir los arrecifes) disminuiría entre el 14 y el 39 por ciento, lo que debilitaría los esqueletos coralinos, haciendo los arrecifes más vulnerables a las tormentas y huracanes.
Páez Osuna, quien representó a la Academia Mexicana de Ciencias en el Panel de las Academias de Ciencias sobre la Declaración de la Acidificación del Océano (Inter-Academy Panel Statement on Ocean Acidification), insistió en que los países en desarrollo y de baja capacidad para responder al cambio climático, en los que el turismo constituye su única o principal entrada de divisas, están en grave riesgo económico al deteriorarse sus arrecifes coralinos.
Incluso, puntualizó, en otras regiones del mundo donde el turismo es una actividad clave, como en Estados Unidos o Australia, los sistemas arrecifales generan ingresos por miles de millones de dólares por año.
La acidificación de los mares es irreversible para nuestro periodo de vida y el de muchas generaciones futuras, por lo que la única forma de minimizar el riesgo a estos cambios es reduciendo las emisiones globales de CO2, subrayó.
El especialista informó que en los pasados dos siglos los niveles de bióxido de carbono en la atmósfera han incrementado en un 40 por ciento respecto a los niveles preindustriales, es decir, han pasado de 280 partes por millón, antes de 1850, a 385 partes por millón en 2007.
Ese incremento, advirtió, ha sido producido por la quema de combustibles fósiles como gasolina, gas, carbón, la producción de cemento, la agricultura y la deforestación. Todos estos factores han hecho que la concentración atmosférica sea hoy mayor a como había sido en los últimos 650 mil años y se espera que siga aumentando durante este siglo con los consecuentes efectos para el clima.
Federico Páez, quien también es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, consideró que aún en escenarios donde las concentraciones atmosféricas de CO2 se estabilizan en 500 partes por millón, éstas provocarían la suficiente acidificación para convertir en un desastre a numerosos ecosistemas importantes desde el punto de vista ecológico y comercial.
Al respecto, el investigador destacó que si bien México no está entre los países que mayor cantidad de CO2 generan, si es importante su colaboración y se puede hacer mucho más de lo que hasta ahora se ha venido haciendo.
Entre las acciones concretas que propuso destacan el modificar el ritmo de consumo de los combustibles fósiles, voltear a ver fuentes de energías alternativas y cuidar la producción de desperdicios.
Asimismo, planteó reflexionar sobre el hecho de que el consumidor promedio en Estados Unidos produce 19 toneladas de CO2 para hacer su vida cotidiana en un año, mientras que un habitante en la India produce únicamente dos toneladas y media, y un mexicano promedio genera entre 4.5 y 5 toneladas del gas anualmente.
“Esta situación se traduce en que los países que producen CO2 en forma excesiva, nos están cobrando la factura a todo el mundo”, finalizó.
Cabe mencionar que la iniciativa de elaborar una Declaración sobre la acidificación de los mares provino de la Royal Society del Reino Unido, como resultado de una preocupación de la Convención sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas frente al hecho de que el problema de la acidificación del océano se ha dejado fuera de las negociaciones sobre el cambio climático.
El Panel de las Academias de Ciencias sobre la Declaración de la Acidificación del Océano incluye expertos de la Royal Society del Reino Unido, la Royal Society de Nueva Zelanda, de las Academias de Ciencias de Canadá, Australia, Suecia, China, Brasil y México, así como el consejo de Ciencias de Japón, entre otras.
Actualmente, los científicos trabajan en una Declaración de la Acidificación del Océano, que servirá para llamar la atención a los gobiernos del mundo sobre este problema en las negociaciones de la Convención Sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas en diciembre de 2009.