El Sudcaliforniano
18 de junio de 2009
Fernándo Amaya Guerrero
Derrotero
Los científicos mexicanos están pidiendo que desaparezca el CONACYT. ¿Sabe usted por qué? Información que publicó ayer este periódico nos lo aclara y dramáticamente así: «Luego de hacer un balance con una visión multidisciplinaria sobre la situación de la ciencia y la tecnología en México los investigadores coincidieron en la conveniencia de desaparecer al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), pues no cumple con los objetivos para los que fue creado».
Advierten los científicos que la ciencia en México, es un desastre, pero aseguran que sí es posible rescatar financieramente a la ciencia. La presidenta de la Academia Mexicana de la Ciencia Rosaura Ruiz Gutiérrez, luego de afirmar lo anterior, hizo este dramático anuncio. Veámoslo con cuidado, con patriotismo, con profunda responsabilidad.
«Consideró inaceptable la intención del gobierno mexicano de realizar un recorte al gasto en educación, ciencia y tecnología y señaló que aún con la crisis generalizada que vive nuestro país, es financieramente viable rescatar a la ciencia mexicana».
No había yo escuchado ni leído iniciativa alguna de parte del presidente Calderón, en el sentido de reducir los presupuestos en estos renglones tan sensibles, pero cuando una voz limpia e informada como la presidenta de AMC lo dice, es que debemos entender que habla con la verdad. Este detalle tan lamentable como peligroso se conoció en la reunión de la academia, donde hubo comentarios lapidarios que dejan al gobierno de Calderón muy mal parado.
René Drucker Colín ex presidente de AMC y actualmente director de Divulgación de la Ciencia en la UNAM expresó: «El desarrollo científico y tecnológico es la clave del progreso de los pueblos, por lo que tenemos que redoblar los esfuerzos en materia educativa, en difusión del conocimiento y en tecnología de la ciencia».
La información que se publicó ayer y ahora comento, contiene una sentencia lapidaria pero justa, y desde luego, a mi juicio, queda abierta para que la combatan quienes creen tener argumentos para combatirla. Dice así:
«Sobre este tema, Rafael Loyola Díaz, miembro de la AMC e integrante del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, indicó que la alternancia política no fue favorable para la ciencia, y apuntó que el segundo gobierno de la alternancia conservadora repitió el destino de designar, más por acomodo político que por pertinencia, a un responsable de la política científica carente de trayectoria de investigación».
¿Podrá alguien argumentar que el presidente Calderón no sabía lo que hacía al ordenar aquella designación? Por supuesto que lo sabía, tan bien lo sabía, que vista la trayectoria de este gobierno, tenemos que concluir, señalando que el desplome de la educación, de la ciencia y tecnología en el país, es programa de gobierno. Es grave decirlo, pero más grave es sentir los efectos de una verdad que los investigadores denuncian ahora.
El gobierno de la alternancia, lectora, lector, en su segunda edición, está trabajando a marchas forzadas para lograr que la sociedad mexicana le ratifique, otorgándole una clara mayoría en el Congreso, este cinco de julio. Es un deseo, a mi juicio, normal, cuando todo gobierno quiere ser motivo de aplauso de parte del pueblo», lo merezca o no.
Solamente que siendo normal este deseo, no es legítimo -ni merecido- porque una ratificación se otorga cuando se ha ganado. Si el pueblo de México está conforme con un retroceso evidente y doloroso en materia educativa, y luego con anuncios por todos motivos creíbles, en el sentido de que hay iniciativa hacia la reducción de presupuestos en materia educativa, insisto, si el pueblo está de acuerdo con esto, pues que ratifique a Calderón y sus diputados. El desplome de la República así, será más seguro y vertiginoso.
Un gobierno clerical, patronal y extranjerizante, no tiene ánimo, ni campo, para pensar en el bien de la nación. El tráfico de influencias, que tanto daño ha hecho a la República y tan presente vemos en el caso de la tragedia de Hermosillo, es sostenido por un muro de proporciones y de resistencia gigantescos, llamado «impunidad».
Decir que este gobierno es clerical, no es calumnia. Todos los excesos de los grandes líderes de esa secta, son tolerados y algunas veces pensamos que al presidente solamente le falta formar fila en las procesiones, para ratificar sus tendencias. Afirmar que es patronal nos remite a los acontecimientos de Cananea que no se ocultan, y también a la demanda patronal de los contratos por horas, que cancelan automáticamente todas las prestaciones obreras. El presidente deja que estas ambiciones crezcan, y aunque algún día se llamó presidente del empleo, su misión camina por otra dirección. Extranjerizante es un gobierno que accede a contratar servicios de parte de los extranjeros, que pueden y deben hacer los mexicanos. Petróleos Mexicanos es prueba fehaciente de lo que se dice al respecto.
Si la administración actual no le da trabajo a los padres de familia, y dedica su mejor pensamiento al clero y busca contratar extranjeros, para favorecer; y luego pretende reducir los presupuestos en materia educativa, diga usted lector amigo: ¿a dónde quiere llevar al país? ¿Vale la pena ratificarlo? Una última pregunta para usted, señora, para usted, señor:
Si los científicos mexicanos que han hablado, dicen al verdad, ¿cómo siente usted, en su calidad de parte de este país, que debe actuar?
Tengo la sensación de que ésta no es ninguna pregunta difícil. No lo es porque un gobierno que tolera la impunidad, un gobierno que construye más cárceles que escuelas, un gobierno que llena de metralla y sangre las calles de la República, etc., etc., etc., no ofrece muchos incentivos, digámoslo así, para que la sociedad tenga «hambre» de que se quede y siga por el mismo rumbo. Si a usted la educación de nuestros hijos, el empleo suyo y el de su vecina, la tranquilidad y la alegría de pasear de día y de noche por nuestras playas y campos, le importan, tiene oportunidad de decirlo, el 5 de julio.