Daña hambre al cerebro

Reforma
18 de octubre de 2005
Patricia López

Un nuevo sí­ndrome que daña en bebés la estructura y funcionamiento de la corteza sensorial del cerebro -área relacionada con el aprendizaje y la respuesta a los estí­mulos ambientales- fue descubierto por el neurofisiólogo mexicano Jorge Hernández Rodrí­guez, del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

Tras 20 años de experimentos con ratas de laboratorio y estudios bioquí­micos comparativos con pacientes humanos, el cientí­fico del Departamento de Fisiologí­a, Biofí­sica y Neurociencias encontró que la desnutrición en la etapa fetal impide la adecuada formación de la corteza sensorial del cerebro, pero además afecta la respuesta a estí­mulos ambientales en los recién nacidos.

«Parcialmente se trata de un nuevo sí­ndrome, aunque con exactitud lo que hemos descubierto es una alteración neurometabólica que no se conocí­a, presente en bebés que han estado sometidos a desnutrición intrauterina», explica el médico pediatra y doctor en neurociencias, cuyo hallazgo le valió el Premio Nacional de Investigación 2005 de la Fundación Glaxo-Smith-Kline.

El sí­ndrome -aún sin nombre y del cual el investigador publicará un artí­culo el mes próximo en la revista Journal of Pediatrics- fue localizado tras estudiar el mecanismo normal y alterado del sistema serotoninérgico, cuyo eje es la serotonina, sustancia que funciona como neurotransmisor y cuya alteración en la etapa adulta se relaciona con padecimientos como depresión, ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo y otras enfermedades psiquiátricas.

«La corteza sensorial, en donde acciona el sistema serotoninérgico, tiene funciones distintas en la etapa fetal, en la neonatal y en la adulta, eso es algo que no se sabí­a. Además, el sí­ndrome en etapas tempranas de vida podrí­a relacionarse con adultos más propensos a ciertas enfermedades psiquiátricas», explica Hernández Rodrí­guez.

Para los estudios moleculares con pacientes el investigador contó con la colaboración del doctor Gabriel Manjarrez, de la Unidad de Investigación Básica en Cardiologí­a del Centro Médico Nacional Siglo 21 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

El sí­ndrome, caracterizado por un exceso de serotonina, podrí­a tener un efecto consecutivo en varias etapas del ser humano.

«Algo muy importante de estos estudios básicos es que aprendemos a conocer los mecanismos adecuados y alterados del cerebro y de su forma de transmisión de mensajes. Esto deberá tener efecto en la clí­nica pediátrica y en los tratamientos para estos bebés», explicó.

En la etapa fetal el sistema serotoninérgico forma la estructura sensorial, que al nacer procesa las señales que el ser humano emite y recibe del medio ambiente exterior, por ello se relaciona directamente con el aprendizaje, el lenguaje y la capacidad de respuesta.

«En los adultos este sistema avanza hacia nuevas funciones, y su desajuste está vinculado con carencias en el desarrollo mental», finaliza el experto del Cinvestav Zacatenco.

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