La Patria
01 de junio de 2009
Yeanny González Peña
Pese al rápido deterioro de la economía, agravado por la crisis financiera global, el Gobierno mexicano tiene el reto de impulsar el desarrollo científico del país, cuyas limitaciones en ese ámbito quedaron expuestas a raíz de la epidemia de influenza AH1N1.
Sólo la administración federal consignará en principio 27 mil 400 millones de pesos (unos dos mil 72 millones de dólares) para enfrentar el impacto económico de la epidemia; la cifra es más de la mitad de lo reservado a la ciencia y la tecnología en 2009.
La Academia Mexicana de Ciencias consideró al respecto que la dependencia del extranjero en ese sector y la falta de recursos con los cuales emprender proyectos de avanzada, son causantes de la incapacidad del país para enfrentar una emergencia sanitaria como la surgida aquí por la gripe de origen porcino identificada como Virus AH1N1.
Cuando se detectaron los primeros casos del virus, entonces una enfermedad supuestamente desconocida, las autoridades mexicanas enviaron las muestras al Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos y al Laboratorio Nacional de Microbiología de Winnipeg, Canadá, para su estudio.
Sólo una semana después de la alerta sanitaria, México pudo contar en su territorio con laboratorios homologados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para confirmar cuántas de las muertes sospechosas registradas en los primeros días de la epidemia, que llegaron a sumar más de 150, eran realmente causa de la influenza tipo AH1N1.
La academia advirtió entonces que la nación no puede regatear más recursos para la ciencia, y lamentó el presupuesto asignado actualmente a ese sector (0,33 por ciento del Producto Interno Bruto/PIB).
De acuerdo con el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro, si el país es incapaz de tener una ciencia propia capaz de dar pronta respuesta a problemas sanitarios, pone en riesgo su soberanía.
Al respecto, llamó a cumplir con la Ley de Ciencia y Tecnología, que fija en uno por ciento del PIB los fondos que debe destinar el Estado a ese sector.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) tiene a México como el país más rezagado en gastos de investigación y desarrollo (I+D), pues el país reserva a esa rama lo equivalente a una cuarta parte de los recursos públicos para el pago de intereses de la deuda gubernamental.
La decimotercera economía del mundo, además de la segunda latinoamericana después de Brasil, ocupa sin embargo el último lugar en personal empleado en áreas de ciencia y tecnología, y en registro de patentes por este concepto.
De una población económicamente activa de más de 43 millones de personas, 15 millones trabajan en el sector formal de la economía.
Pero relacionados con la ciencia y la tecnología solo se ocupan unas 30 mil personas, considera el informe de la OCDE.
LA EMERGENCIA SANITARIA
El 23 de abril, con la confirmación del brote, se decretó una alerta sanitaria y la suspensión de clases en la capital, el foco inicial de la epidemia, medida que la semana siguiente se amplió a las actividades públicas y privadas no fundamentales.
Cuando los medios de comunicación publicaron el reconocimiento de casos de la enfermedad sobrevino la debacle en sectores tan sensibles como el turismo, la aviación y la cría de porcinos.
La Cámara de Comercio del Distrito Federal indica que los hoteles han reportado hasta un 80 por ciento menos en sus ventas diarias, mientras que las agencias de viajes han caído hasta un 40 por ciento por el temor de los turistas al contagio.
Los porcicultores también registraron pérdidas superiores a los tres mil millones de pesos (unos 230 millones de dólares), por el miedo de la ciudadanía al consumo de esa carne y sus derivados.
El ministro de Salud de México, José Ángel Córdova, pidió en la Asamblea General de la OMS, recién finalizada en Ginebra, la creación de un fondo internacional para resarcir el daño económico que ha sufrido el país.
El Gobierno aprobó a su vez un plan de rescate de 14 mil millones de pesos (más de mil millones de dólares), a los referidos sectores, pero continúa de espaldas al desarrollo científico, afirmó el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Ramón Narro Robles.
Pese a la carencia de presupuesto, la falta de confianza de los gobiernos federal y estatales hacia la ciencia y la dependencia del país en el rubro, la comunidad científica mexicana está muy preparada, subrayó Narro.
Instituciones como la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional, el Centro de Investigación y Estudios Avanzados, así como la Academia Nacional de Medicina, entre otras instituciones, impulsan el avance de la medicina nacional en medio de las limitaciones, expresó.
Además de la epidemia, México tiene varios retos que enfrentar en materia de ciencia y salud, por lo que urge un mayor apoyo estatal al área de la investigación.
Estudios indican que las afecciones del corazón, la diabetes mellitus y los tumores malignos, afectan a la población del país, que también padece obesidad y problemas respiratorios en altos porcentajes.
La influenza A ha dejado aquí más de 70 muertos y casi cuatro mil contagios en México.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) había confirmado hasta el 27 de mayo último más de 12 mil casos por análisis de laboratorio en 42 países, la mayoría en Estados Unidos, México y Canadá.