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2 de abril de 2009
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Marcos Moshinsky Borodiansky (Kiev, 1921), tal vez el físico mexicano más conocido del mundo, murió el mediodía del miércoles en la Ciudad de México, a los 88 años de edad.
Científicos de la UNAM, su alma mater, lo recordaron como pionero de la física teórica en el País, empeñado por elevar la calidad de la ciencia local y mejorar la educación científica hasta sus últimos días.
«Moshinsky tuvo una gran influencia en muchas áreas de la física, contribuciones en teoría de grupos y física nuclear. Fue un impulsor de la ciencia en general, ciencia con toda seriedad», dijo el Director del Instituto de Física de la UNAM, Guillermo Monsiváis.
Para la astrónoma Julieta Fierro, quien fuera su alumna de mecánica cuántica en 1969, «la figura de Moshinsky fue importantísima para este País porque mostró que México estaba listo para ser un líder mundial en la física teórica».
El físico de origen ucraniano y judío, quien llegó exiliado a los 3 años a México, se formó en la UNAM, en Princeton y en el Instituto Henri Poincaré de París.
Una de sus mayores aportaciones a la física fue la utilización de la Teoría de Grupos para interpretar los patrones matemáticos presentes en la simetría de la naturaleza.
En particular, introdujo el concepto de «paréntesis de transformación para funciones de oscilador armónico» -que después se llamaría «paréntesis de Moshinsky»-, el cual simplificó considerablemente los cálculos en el modelo de capas del núcleo, lo que se ha convertido en técnica indispensable para todos los interesados en estudios de estructura nuclear.
Entre sus reconocimientos, recibió el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1988, el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1968, la Medalla Eugene Vigner en 1998 y el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Frankfurt en 2000, así como el Honoris Causa de la UNAM en 1996.
Formó parte de 11 academias científicas, incluyendo la Academia Mexicana de Ciencias, la Pontificia de Ciencias y la American Academy of Arts and Sciences, y dirigió a cerca de 40 estudiantes de licenciatura, maestría y doctorado, así como a una decena de investigadores posdoctorales.
Miembro del Colegio Nacional desde 1972, participó en más de 200 publicaciones científicas, y fue autor de cuatro libros.
«Sin personajes como él, la ciencia mexicana no tendría muchas las virtudes que la caracterizan», resumió Antonio Lazcano, biólogo evolucionista de la Facultad de Ciencias de la UNAM.
Ramón Peralta y Fabi, director de dicha institución, calificó a Moshinsky como uno de los líderes de la física y la ciencia en México, quien dejó un legado de participación en el sentido más amplio.
«Se atrevió a defender sus convicciones, fue un baluarte del País y siempre estuvo presente como profesor y articulista, (sosteniendo) que la ciencia tenía que cuidarse, que se requería de un rigor y una disciplina, concentrado en su investigación».
En 1993 la UNAM instauró la Medalla Marcos Moshinsky en Física Teórica para distinguir las aportaciones notables de científicos nacionales a este campo de investigación.
Uno de sus últimos proyectos, según el astrónomo Luis Felipe Rodríguez, fue la publicación de sus obras completas por parte del Colegio Nacional.
Hasta el cierre de esta edición, la UNAM no informó sobre el tipo de homenaje que se le rendirá al científico ni qué tipo de actividades se realizarán en su memoria.