Periodico 26
21 de marzo de 2009
Graciela Guerrero Garay
Metas del Milenio
La voluntad hidráulica emprendida como una de las tareas priorizadas de la Revolución permite que hoy, en Ankara, donde se celebra el V Foro Mundial del Agua, la Isla pueda decirle al mundo que el 96 por ciento de su población recibe agua potable.
La situación de este recurso natural es cada vez más compleja en la mayoría de las naciones. La llamada guerra del agua no es una utopía.
Las guerras del agua son fiambres. Las noticias exactas: desde hace mucho, científicos, naturalistas, investigadores y estudiosos de prestigiosos centros ponen el alerta roja en sus análisis: no habrá oasis en la tierra si las naciones no asumen conductas responsables y coherentes con el comportamiento de uno de los recursos naturales que trasciende como un juego de vida o muerte: el AGUA.
Lo que parecía una mala premonición de adelantados maleficios, es hoy una verdad incuestionable, el cambio climático, la desertificación y la desforestación consciente o provocada por los mismos fenómenos atmosféricos acaban, más rápido y sutil de lo que creíamos, con sus fuentes de abasto.
Los pobres vuelven a ser los agredidos en masas. Es desesperante el escalofrío que producen las estadísticas. Nadie con dos dedos de frente y un poco de humanidad en los bolsillos puede darle la espalda al asunto.
Abdelghani Chehbouni, responsable del Departamento de Hidrología Espacial (CESBIO), en una conferencia como miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), afirmaba que el número de personas muertas a causa de la mala calidad del agua es superior a las víctimas de todas las guerras del mundo. Al tiempo, redundaba que su calidad y gestión razonada para la agricultura son prioridades en el problema de la escasez del líquido.
Algo así como un gran titular de ciencia ficción y, a mi modo de ver, pecado mayor por lo que se silencia el tema entre la gente común, que al final de las cuentas es la que la ingiere contaminada o le falta a la mesa. En las llamadas metas del milenio no está por capricho exigir a los gobiernos que incluyan en sus agendas de prioridades una política adecuada y justa sobre el tratamiento del agua, para el bienestar de sus pueblos y una calidad de vida en correspondencia con los niveles de desarrollo actuales.
Sin embargo, todo lo contrario sucede en la mayoría de los países, incluso en aquellos donde los recursos naturales dan para repartir a los más, si no estuvieran bajo el poderío de grandes transnacionales o respondieran a cuños de capitales privados o injerencistas. Un estudio realizado en los cantones de Costa Rica por el Laboratorio de Acueductos y Alcantarillados testifica que allí 1,8 millones de personas reciben agua de mala calidad y es la razón de casi todas las enfermedades diarreicas que sufren esencialmente los niños. Y donde hay mayor pobreza, hay problemas más serios.
México no queda atrás en las denuncias que abordan las complejas situaciones que se dan con el agua. Un trabajo publicado en el sitio digital Planeta Azul, la comentarista Martha Delgado hace notar que las tarifas y la privatización del control del líquido crean serias diferencias para su acceso, sobre todo en las zonas marginales y los clientes de menores ingresos, y llamaba al gobierno a buscar un equilibrio en estos indicadores. En ese mismo medio se citaban titulares que ponen al desnudo el incremento exorbitante del precio de uno de los recursos naturales que comprometen la existencia del hombre.
Cuba no tiene resueltos todos su problemas hidráulicos, sin embargo hoy puede vestir de largo en el cumplimiento de una de las metas del milenio y ubicarse en el podio mayor de las contadas regiones de la tierra que, a pesar de pertenecer al Tercer Mundo y verse azotada por temporadas de intensa sequía, hace uso racional de esta riqueza hídrica y el 96 por ciento de su población recibe agua potable.
Por estos días la delegación cubana que asiste al V Foro Mundial del Agua, que se celebra en Ankara, habla de estos temas, en los que destaca el 95 por ciento de cumplimiento en los indicadores de servicios básicos de saneamiento gracias a toda esa voluntad gubernamental que encierra el programa hidráulico emprendido por la Revolución e, intensificado, en los últimos años.
Trasmitir la experiencia cubana y defender que el acceso al agua potable se reconozca como un derecho humano fundamental, con la consiguiente responsabilidad de los Estados de lograr efectivos planes que lo garanticen a todos los niveles, se hizo esencia en la intervención de René Mesa, presidente del Instituto de Recursos Hidráulicos, citado en un despacho de Prensa Latina sobre la cobertura del evento.
Estas acciones coordinadas no son privativas de un territorio u otro como sucede en el resto del mundo, sino de una política cohesionada, con justo equilibrio en la asignación de recursos y en correspondencia con las necesidades más acuciantes del desarrollo armónico del país, lo que valida – amén de los detractores – los beneficios sociales que alimenta un proyecto socialista, sobre todo aquí donde el cruento bloqueo sostenido por Estados Unidos durante medio siglo es un dragón de fuego para la economía y los procesos inversionistas generales y, más, en los sectores que inciden directamente en la población.
Las Tunas, virgen en todos los sentidos al triunfo de la Revolución, puede hablar de la existencia de una red confiable y viable del aprovechamiento del agua, su adecuado tratamiento para el consumo humano y todo un sistema modernizado y con competente atención especializada a partir de la superación constante de la empleomanía a su cargo.
Los azotes violentos de los tres huracanes del pasado año sobre este territorio y que movieron la infraextructura de la nación lo corroboran. Las 23 presas tuneras acumularon entonces 285 millones de metros cúbicos e incrementaron en alrededor de un 15 por ciento los volúmenes del líquido. Empero, no hubo desastres que lamentar, incluso en la conocida como El Rincón que completó su capacidad – 20 millones de metros cúbicos- sin sufrir daño alguno en sus diques.
De este programa huelga el comentario. Mucho queda por hacer en la Isla en asuntos de alcantarillados, acueductos rurales y mejoras en el sistema hidráulico nacional, prácticamente en cero al triunfar la Revolución. Hoy, después de muchas décadas de gratuidades, el servicio de agua y alcantarillado se cobra pero un núcleo de cinco personas paga, por ambos conceptos, 6.50 pesos en moneda nacional, en tanto en épocas de intensa sequía se lleva en pipas a los barrios, totalmente gratis. Y para nadie es secreto que todos los recursos e inversiones de este sector solo son comercializados en dinero convertible y según reglas del mercado internacional.
En el V Foro Mundial del Agua, Cuba y su delegación exponen la experiencia de este importante programa revolucionario de la voluntad hidráulica. Abrirá un puente sincero de colaboración a los países que lo necesiten. Esta nación pequeñita del Caribe vuelve a mostrar sus soles al mundo y, también, una vez más, los gobiernos tienen en sus manos los destinos de su gente.
Ankara puede ser una puerta segura y no una esperanza incierta. Hay aproximadamente 6 mil millones de personas en la tierra y los estimados de las Naciones Unidas predicen, para el 2025, unos 8 mil 500. Que no mueran diciendo agua…agua…agua es responsabilidad de quienes hoy deciden los caminos y el bienestar de los pueblos. Ellos, todos, saben de qué cosa estoy hablando.