Rumbo de México
20 de noviembre de 2008
Javier Cadena Cárdenas
Hace dos meses el Jefe de Gobierno del Distrito Federal hizo un anuncio que bien vale la pena recordar hoy en día en que estamos inmersos en el festejo por los 80 años de edad de Carlos Fuentes, quien en su más reciente libro –“La voluntad y la fortuna”- nos invita a llevar a cabo ese acto de amor que es “dialogar la ciudad”, y es que en septiembre pasado Marcelo Ebrard anunció la creación de cuatro ciudades dentro de la propia ciudad de México, en las cuales se aplicarán nuevas tecnologías en los rubros de salud, conocimiento y finanzas, explicando que dicho proyecto consiste en capitalizar los recursos que existen en la capital del país a fin de convertirla en la primera ciudad del conocimiento de América Latina.
Especificó que en el sur, donde actualmente está la zona de hospitales en Tlalpan, se impulsará el arribo de la tecnología en ciencias médicas y estudios geonómicos, mientras que en el poniente, en la zona de Santa Fe, se instalarán servicios financieros especializados. En el norte, dijo, en la zona de Azcapotzalco, se consolidará el mercado para el desarrollo de nuevas tecnologías en el rubro de colectividad y proyectos innovadores, y el cuarto punto comprenderá el tema educativo, en el que se trabajará en un mejoramiento en el sistema educativo tradicional, así como en el impulso a encubadoras de empresas.
El anuncio lo hizo al inaugurar la Primera Semana de Ciencia y Tecnología que se realizó en la capital del país, organizada por el gobierno que encabeza junto con la Academia de Ciencias Mexicanas y la Academia de Ciencias de Nueva York, y cuyo objetivo fue impulsar la economía del conocimiento donde participen los sectores privado, académico y gubernamental.
Detalló que el proyecto de estas cuatro ciudades se empezaría a trabajar de inmediato, ya que deberá estar concluido en el 2009, para lo cual se buscará la llegada de capital privado internacional de países como Singapur, Japón, Estados Unidos y algunos de Europa.
Dicho anuncio, dicho sea de paso, llamó la atención de más de uno, en más de un aspecto, y es que de inmediato saltaron dos interrogantes: ¿qué es una ciudad del conocimiento
, y ¿será la primera ciudad del conocimiento en América Latina
En la búsqueda de respuestas, se encuentran disponibles varias, una de ellas proveniente de un teórico de la informática, y la otra de un gobierno de una entidad mexicana, y la primera dice: “Se denomina ciudad del conocimiento a una comunidad en la cual, conforme a una estrategia general y un plan comprometido conjuntamente por la sociedad y el gobierno, los actores tienen el propósito común de construir una economía basada en el conocimiento, fomentando la continua creación, socialización, utilización, evaluación y actualización del capital intelectual comunitario”.
Ese mismo teórico, José Luis Tesoro, escribe: “Desde una perspectiva integradora, suele decirse que las ciudades del conocimiento deben reunir las siguientes características: Desarrollo de productos y servicios basados en el conocimiento; acceso universal, sistémico, efectivo y eficiente al conocimiento; capacidad para generar, atraer y retener trabajadores calificados en las áreas productivas seleccionadas; disponibilidad de centros cívicos abiertos a la diversidad y a la interacción personal directa.; acceso a las tecnologías de información y comunicación para todos los habitantes”.
En su texto “Ciudades inteligentes y del conocimiento: alardes virtuales y atributos reales”, el teórico comparte que “si bien no existe aun una metodología consensuada para implantar ciudades del conocimiento, pueden apuntarse los siguientes factores de éxito: Entorno ético y cívico que induzca credibilidad y compromiso; voluntad política; visón estratégica; alto nivel educativo; entorno económico propicio; infraestructura tecnológica”.
La segunda definición proviene del gobierno de Nuevo León, entidad que por cierto denomina a su ciudad capital como “Monterrey, ciudad internacional del conocimiento”, y que afirma que una ciudad así catalogada “es un territorio geográfico en donde, conforme a un plan y una estrategia general asumidos conjuntamente por la sociedad y el gobierno, sus actores tienen el propósito común de construir una economía basada en el desarrollo del conocimiento”.
Y ese estado también enumera las características de este tipo de ciudades: “Considera a sus habitantes como creadores. Es atractiva para los creadores de otras ciudades y facilita su presencia. Es nodo de las redes de conocimiento y tiene recursos de alto nivel para facilitar lo formación de creadores. Tiene Instrumentos para hacer el conocimiento accesible a sus creadores. Considera que cada uno de sus recursos y espacio como oportunidades para inspirar y generar nuevo conocimiento. Conecta a sus instituciones con una nueva infraestructura urbana para crear una red de generadores de Innovación”.
Ser o no la primera ciudad del conocimiento en América Latina no debe importarle tanto a la ciudad de México, lo que tiene que ser relevante es consolidar ese acuerdo entre la sociedad y el gobierno para crear las condiciones para lograrlo, y mientras ello sucede, Marcelo Ebrard fue el fin de semana a Nueva York con el objetivo de, según las notas periodísticas, conseguir el apoyo de la comunidad científica internacional en la conformación del proyecto ciudades del conocimiento, por medio del cual se planeará el futuro económico, educativo y cultural de la capital del país, mismo que se encuentra enmarcado entre el diálogo y el conocimiento, aunque la titular de la Secretaría de Educación Pública del Gobierno Federal confunda a Carlos Fuentes con Octavio Paz, y rebautice “La región más transparente” como “La ciudad más transparente”.