Intentan ‘ver’ hoyos negros

Reforma
15 de octubre de 2008
Cecilia Rosen

¿Existen los hoyos negros? La respuesta más contundente, asegura el astrofísico Pablo Laguna, se obtendrá cuando puedan detectarse ondas gravitacionales, ondulaciones del espacio-tiempo que evidencian la presencia de eventos violentos ocurridos en el Universo, como la explosión de una supernova o, justamente, la colisión de dos hoyos negros.

Hasta ahora, afirma Laguna, quien contribuye con el estudio desde la teoría – con cálculos matemáticas de relatividad numérica-, la evidencia de que estos objetos existen es ‘indirecta’ y ‘circunstancial’.

Esto podría cambiar cuando se logre construir interferómetros de gran poder -aparatos capaces de detectar estas ondas- que la NASA y la Agencia Espacial Europea planean poner a funcionar en los próximos años, como los proyectos LIGO y LISA.

Laguna, director del Centro de Astrofísica Relativista del Instituto Tecnológico de Georgia, ingresó esta semana a la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) como miembro honorario en el extranjero.

Durante su ponencia inaugural, «Los agujeros negros y sus ecos en el Universo», el astrofísico afirmó que la observación de cantidades enormes de energía en lugares pequeños y de objetos orbitando alrededor de ‘compañeros visibles’ -estrellas o planetas- que muestran zonas sin luz son evidencias indirectas de que ahí existen hoyos negros.

En este sentido, dijo, la astronomía convencional «aún tiene una ventana por abrir», con la observación y caracterización de ondas gravitacionales que confirmen la presencia de estas ondas y de los propios agujeros negros.

«Esta nueva astronomía de gravitación extrema tiene la ventaja de (quitar) el polvo y el gas (que) no nos permite ver lugares donde operan los agujeros negros, de pequeña concentración de altas energías. Ese universo está oculto para nosotros», explicó Laguna.

Un argumento a favor de la inversión en este tipo de investigaciones en Estados Unidos, son las sofisticadas simulaciones que ‘dan credibilidad’ a la existencia de agujeros negros en el centro de nuestra galaxia, afirmó Laguna.

La producción de estas simulaciones, sin embargo, no es trivial. Se necesitan no sólo computadoras potentes del tamaño de un salón, sino de matemáticas y sofisticados cálculos.

Y es justamente allí donde Laguna ha hecho sus aportaciones más significativas a la astrofísica. Recalculando las ecuaciones de Albert Einstein, él y su equipo han aportado la «materia prima» con la cual se modelan colisiones de agujeros negros con estrellas.

Este código numérico, dice, ha sido clasificado por los especialistas como el «Santo Grial» de la relatividad numérica.

La nueva astronomía
La astronomía moderna busca detectar, con aparatos sofisticados que pertenecen a una «nueva ventana» de observación, ondas gravitacionales.

Desde 2002, Caltech y el MIT cuentan con LIGO (Laser Inteferometer Gravitational-Wave Observatory), experimento con dos observatorios, uno en Louisiana y otro en Washington que busca detectar ondas gravitacionales de origen cósmico viajando a la velocidad de la luz.

Paralelamente, la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) trabajan en el experimento LISA (Laser Interferometer Space Antenna). El lanzamiento de la antena -cuyas 3 estaciones estarán separadas por 5 millones de kilómetros de distancia- se proyecta entre el 2018 y el 2020.

Ambos proyectos, junto con las antenas VIRGO y GEO 600, buscan detectar directamente ondas gravitacionales y confirmar las predicciones hechas por Einstein en 1916 en la Teoría de la Relatividad General, donde predijo por primera vez su existencia.

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