Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/47/08
México, D.F., miércoles 30 de abril de 2008
- Sólo el cinco por ciento de los insecticidas utilizados en el país son de origen biológico: Patricia Tamez
- Un insecticida biológico utilizan hongos, virus o bacterias para el control de insectos sin ser tóxicos para el ser humano o dañar el medio ambiente
- Entre los principales problemas que enfrentan se encuentra el tiempo que tardan en matar a los insectos.
Foto: Archivo
Sólo el cinco por ciento de los insecticidas que se utilizan en México son de origen biológico y el resto son químicos tradicionales por lo que se espera un futuro promisorio para la investigación con estos productos, dijo Patricia Tamez Guerra, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
La también investigadora de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) señaló que en los próximos veinte años se espera que esa relación de 95 por ciento de los insecticidas de origen químico y cinco por ciento biológico, cambie como respuesta a la demanda creciente de productos orgánicos en el mundo, pues obliga a los agricultores a buscar alternativas al control de plagas.
En entrevista, la especialista adscrita a la Facultad de Ciencias Biológicas de la UANL resaltó la importancia de que las empresas mexicanas de agroquímicos se interesen en los insecticidas biológicos como ya sucede en algunos países desarrollados.
Al hablar sobre su línea de investigación, explicó que las formulaciones de insecticidas biológicos utilizan hongos, virus o bacterias para el control de insectos. “Lo que nosotros buscamos es lograr que una vez que se apliquen al campo sean más estables y que no se inactiven tan rápido por efecto de los rayos solares, por la lluvia o se volatilicen”, informó.
Tamez Guerra indicó que actualmente su grupo de investigación está trabajando con un insecticida que utiliza virus cuya activación dura 24 horas y no tres como ocurre con otros.
Para lograr estos resultados utilizan compuestos como la lignina que, al combinarse con el calcio, forma una red que encapsula a los virus, los hongos o las bacterias. Estos compuestos actúan como un filtro de la radiación solar protegiendo a los agentes biológicos del sol que al ser ingeridos por los insectos la cubierta protectora se disuelve y los agentes biológicos actúan matando al insecto.
Algunas de las ventajas de estas fórmulas son: se trata de formulaciones no tóxicas para el ser humano; son muy específicas y en ocasiones únicamente afectan al insecto-plaga sin matar otros insectos, con lo que el daño a la ecología es mínimo; y la protección con insecticidas biológicos es de largo plazo.
Entre los principales problemas que enfrentan se encuentra el tiempo que tardan en matar a los insectos pues un insecticida cuyo principio activo es un virus puede matar a un mosquito en 12 horas, pero tardaría hasta tres días para matar a un lepidóptero más grande, lo cual hace que algunos agricultores duden de su efectividad.
Tamez indicó que el futuro de la investigación con insecticidas biológicos es promisorio y como muestra señaló que actualmente hay grupos de investigación experimentando con el hongo Beauveria bassiana para el control del chapulín, una plaga importante en el centro y sur de México.