Excélsior
13 de noviembre de 2007
Gerardo Martínez
El doctor Harold Kroto, premio Nobel de Química 1996, afirmó ayer en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) que el calentamiento global es un fenómeno del que todo mundo habla, pero nadie hace algo concreto para tratar de evitar que continúe.
El especialista en los modos en que el carbono se cristaliza dijo que, desde su punto de vista, ningún país está haciendo algo serio, ya que sólo se toman medidas superficiales que, al final de cuentas, no repercutirán: “Básicamente ningún gobierno está haciendo nada real en esto. Están haciendo planes para reducir en 20 años 5% de las emisiones de los autos o de fábricas y, bueno, realmente eso no resuelve el problema, eso son cacahuates. Hay una frase inglesa que es como ‘hacer pipí en el viento’: no resuelve el problema”.
Explicó que en todo el mundo existe muy poca gente que está dispuesta a sacrificar algo que ayude a reducir los contaminantes, como los que emiten los automotores, asunto al que, por el momento, los gobiernos no le han dado la debida importancia.
Kroto manifestó que mientras no ocurra una verdadera catástrofe que amenace la vida del ser humano, al calentamiento no se le dará la importancia que amerita. “Ahora los problemas son globales y debemos actuar conjuntamente para resolverlos. Si en algún momento un tsunami le pega a todo el mundo, en ese momento nos vamos a poner a trabajar. Eso es lo que debemos de hacer y olvidarnos de guerras y de la estupidez; ése es el problema de algunas personas y naciones.”
Afirmó que, incluso, en algunos casos la política no permite avances científicos que eviten el cambio climático. “El programa del calentamiento global es bastante complejo, pues la sociedad también demanda más avances tecnológicos a un paso más rápido, y hace que algunos países y gobiernos no quieran sacrificar lo que tienen —como el auto—, porque eso causaría un problema.”
El químico inglés apuntó que una de las soluciones podría estar en la educación de niños y jóvenes.
En la conferencia de prensa organizada por la UAM y la Academia Mexicana de Ciencias, el académico comentó que no es sólo responsabilidad de las naciones llevar a cabo esos cambios, sino también de la sociedad, que está renuente a efectuar acciones que afecten su bienestar actual.