Excélsior
22 de septiembre de 2005
Participan Premios Nobel de Medicina y Química, y Premio Príncipe de Asturias
Con la participación de los Premios Nobel de Medicina Andrew Schally, y de Química, Paul Crutzen y Harold Kroto, así como el Premio Príncipe de Asturias Ricardo Miledi, la Academia Mexicana de Ciencias enÂtregará este día el Premio de Investigación 2003 y 2004 que obtuvieron jóvenes investigadores mexicanos.
Se informó que los trabajos de investigación de los galardonados con el reconoÂcimiento mundial han sido fundamentales para comÂprender desde los daños a la capa de ozono en la estratosÂfera provocados por los clorofluorocarbonos, hasta la nanotecnología y las neurociencias.
La academia recordó que los Premios Nobel y PrínciÂpe de Asturias estarán preÂsentes este día en la Unidad de Seminarios de sus instaÂlaciones, al filo de las 10:00 horas, para participar en la ceremonia en que se entreÂgará a los jóvenes investigaÂdores el Premio de InvestiÂgación 2003 y 2004.
Harold Kroto, Premio Nobel de Química 1996 y miembro de la AMC, está adscrito al Departamento de Química y Bioquímica de la Universidad de Florida, y es en la actualidad uno de los científicos más reconocidos en el mundo, se informó.
En tanto que Andrew Schally, Premio Nobel de Medicina 1977, fue uno de los primeros investigadores que formularon las hipótesis de la existencia de determiÂnados agentes humorales que conectan el hipotálamo con la hipófisis, a través de redes capilares, y regulan la descarga de sus hormonas.
Paul Crutzen, Premio Nobel de Química 1995, compartió tal distinción con Rowland y Molina por su trabajo conjunto en la química atmosférica, especialÂmente en lo que concierne al campo de la formación y descomposición del ozono.
Asimismo, Ricardo Miledi Dua, Premio Príncipe de Asturias 1999, miembro de la AMC e investigador del InsÂtituto de Neurobiología (INB) de la Universidad NaÂcional Autónoma de México, es uno de los 10 neurobiólogos más citados en la liteÂratura especializada de todos los tiempos.
Este científico mexicano ha sido un investigador pioÂnero en la técnica basada en la utilización de ovocitos de la Xenopus, la cual ha serviÂdo para obtener más inforÂmación sobre muchas de las proteínas que funcionan en el cerebro y fuera de él, y ya se ha generalizado en el mundo de la investigación, pese al escepticismo con que se observó en un principio.
El Premio Nobel de Química 1995, Paul Crutzen, acusó a la humanidad de ser responsable de la presencia en el ambiente de sustancias tóxicas y muchas más que no lo son, por lo que actualmente la extinción de especies animales como mamíferos, aves o anfibios es mil veces más alta que en el pasado.
Durante la visita que hizo al Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA), el destacado científico de origen holandés señaló que tal situación ha dado como resultado, entre otros hechos, el rompimiento de la capa de ozono en la Antártida a 25 kilómetros de la superficie.
Por ello, dijo, desde los inicios del siglo XIX, el crecimiento de las actividades antropogénicas abrió una nueva era geológica: el ‘antropoceno’, caracterizado por la influencia humana erincl clima y la distribución de temperaturas y precipitación debidas a la presencia de contaminantes.
Recordó que durante los últimos tres siglos la población mundial se ha incrementado hasta alcanzar en la actualidad más de seis mil millones de personas; tan sólo en el siglo XX se cuadriplicó y casi la mitad de la gente vive en ciudades y megaciudades.
Al parecer, abundó el también profesor honorario de la Universidad de Mairiz, Alemania, existe una correlación entre el crecimiento de la población, el incremento de la temperatura, la emisión de contaminantes a la atmósfera y el número de variedades que desaparecen del planeta.
Remarcó que las extinciones van en aumento debido a la influencia antropogénica y al calentamiento global del planeta. «No sólo se trata de que el clima pueda estar más caliente, que llueva más o menos en ciertos sitios, sino que se afectará a los ecosistemas, cuyos integrantes, animales y plantas, no tendrán el tiempo suficiente para adaptarse’.
Asimismo, se refirió a componentes de la actividad humana relacionados con la emisión de distintos gases que dañan el balance de radiación de la Tierra y que dan como resultado el calentamiento global. Entre los gases de efectos invernadero se encuentra el bióxido de carbono (C02) cuyo aumento anual es de 0.4 por ciento, el metano y el ozono.
En ese sentido, Paul Crutzen sugirió la reducción de tales gases, y de hasta 60 por ciento de las emisiones actuales, lo cual requerirá «un esfuerzo de toda la humanidad» y opinó que si ella ha logrado llevar al planeta a una situación inestable, también tiene la capacidad tecnológica para regresar a otra más equilibrada, que permita la convivencia y la continuidad de las especies.
Insistió que de no limpiarse los gases de efecto invernadero pagaremos las consecuencias del calentamiento, cuya mayoría es atribuible a las actividades humanas. ‘Debemos proteger el clima de la Tierra de un gran calentamiento, y el Protocolo de Kyoto no es suficiente para lograrlo. Debe reducirse el impacto humano en el ambiente’, concluyó.