Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/060/18
Ciudad de México, 8 de marzo de 2018
- Las mujeres víctimas de delitos sexuales, en condición migrante estatal, en un rango de edad de 12 a 44 años, separadas o divorciadas y bajos niveles educativos, son más susceptibles a ser víctimas de homicidio.
- Las estadísticas hablan de un núcleo duro de violencia contra las mujeres que no se explica por el crimen organizado, sino por una lógica patriarcal de dominación masculina, señala el doctor en sociología médica Roberto Castro Pérez, investigador del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, sobre un tema que requiere atenderse con la creación de políticas públicas que permitan a las mujeres exigir una vida libre de violencia. 8 de marzo Día Internacional de la Mujer.
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El aumento de la violencia en general en el país ha repercutido en el incremento de la violencia contra las mujeres. Los investigadores Roberto Castro Pérez, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y Florinda Riquer Columba, de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), llevan a cabo un nuevo diagnóstico con las cifras más recientes sobre el tema, uno que toma relevancia y atrae la atención en el marco del Día Internacional de la Mujer, este 8 de marzo.
Los académicos observaron que de 2016 a la fecha la presencia del crimen organizado incrementa la prevalencia de mujeres víctimas de homicidio, particularmente en la zona del Golfo de México, así como en los estados de Guerrero y Chiapas. Este fenómeno responde a que suelen ser presas de sus actividades criminales como secuestro, extorsión, robo con violencia, violación, y en menor medida porque desempeñan actividades logísticas al servicio del crimen organizado (como venta o fungir como informantes).
Las mujeres víctimas de delitos sexuales, en condición migrante estatal, en un rango de edad entre 12 y 44 años, separadas o divorciadas y bajos niveles educativos, son más susceptibles a ser víctimas de homicidio por violencia intrafamiliar, de pareja, violencia patrimonial y discriminación laboral, además de parte de grupos criminales.
Castro Pérez, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, señaló que los homicidios en general y en especial contra las mujeres iban al alza desde el periodo 2008-2011, pero en el año 2013 se empezó a registrar un descenso hasta 2015, y a partir de ese año la incidencia de nuevo se ha incrementado.
“Cuando bajan los homicidios en general también baja la cifra de homicidios contra las mujeres, pero en menor medida que en la de los hombres. Las estadísticas hablan de un núcleo duro de violencia contra las mujeres que no se explica por el crimen organizado, sino por una lógica patriarcal de dominación masculina que tiene a las mujeres como objeto de disputas o como el lugar donde se expresan las distintas formas de dominación. En parte se explica por la violencia intrafamiliar, pero también existe la violencia laboral y de pareja”, indicó.
La violencia contra las mujeres se define como cualquier acción u omisión, basada en su género, que les cause daño o sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual o la muerte, tanto en el ámbito privado como en el público. Los tipos son psicológica, física, patrimonial, económica, sexual o cualquier otra que dañe su dignidad, integridad y libertad, de acuerdo con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
Desaparición, violación y extorsión
Los principales factores de riesgo en el caso de las desapariciones son la presencia de grupos criminales —al igual que en los casos de extorsión—, residir en localidades urbanas, ser migrante nacional y ser estudiante. En cuanto a las víctimas de violación y otros delitos sexuales tienen que ver con el robo a casa habitación y robo de vehículo; las mujeres en mayor riesgo son las que residen en zonas turísticas, asisten a la escuela, son migrantes nacionales o internacionales, y son hablantes de alguna lengua indígena.
Tipo de lesiones
Algunos resultados relevantes de las estadísticas de egresos hospitalarios de mujeres por lesiones debidas a violencia del periodo 2005 a 2015 son que hubo 28 mil 51 egresos hospitalarios, de los cuales 26.85% fueron por ataques con arma cortante o punzante; 23.60% por golpes sin armas y 5.73% por violación. La media de edad de víctimas de alguna agresión fue de 30.2 años.
“En forma global se presentan más agresiones en hombres que en mujeres. Sin embargo, la violación se presenta cinco veces más en mujeres que en hombres; la negligencia y maltrato se presentan 1.3 veces más en mujeres que en hombres», destacaron Castro Pérez y Riquer Columba en el informe “La situación de la violencia contra las mujeres en México”.
El Estado de México, la entidad más poblada del país, es la de mayor número de egresos hospitalarios. No obstante, Guanajuato es la sexta entidad más poblada, pero la segunda en egresos hospitalarios.
Nuevo León, Jalisco y Colima presentaron las mayores proporciones de egresos hospitalarios “por defunción” debidas a violencia. Los estados con la menor proporción de egresos por esta causa son Campeche y Tlaxcala.
Fortalecimiento de las instituciones
La segunda parte del diagnóstico —que aún se encuentra en proceso— es el establecimiento de lazos con las instituciones responsables de combatir la violencia contra las mujeres. Se ha detectado que muchos municipios del país carecen de políticas públicas que permitan a las mujeres exigir una vida libre de violencia; y de existir la legislación, no se contempla ninguna consecuencia jurídica, los esfuerzos se enfocan en la prevención, atención, sanción y erradicación de la violencia en contra de niños, niñas y mujeres.
Se revisará cómo se está construyendo y haciendo funcionar a las instituciones, “porque el problema se ha agravado a tal nivel que las mismas instituciones empiezan a pasar por etapas de debilitamiento, ya sea porque las corporaciones policíacas están infiltradas, por la enorme rotación de personal, porque no se ha dado capacitación adecuada a los responsables, etcétera. Las políticas públicas tienen que pensarse con un fuerte componente de fortalecimiento institucional”, comentó el investigador del CRIM.
Roberto Castro Pérez y Florinda Riquer Columba realizan este proyecto con apoyos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología mediante la convocatoria Problemas Nacionales.
Luz Olivia Badillo.