El Siglo de Torreón
12 de abril de 2007
El Universal
La planta de científicos mexicanos envejece porque se niegan a dejar plazas ante la falta de una pensión decorosa. Además, los jóvenes no ven en esta área una actividad exitosa
Mí‰XICO, DF.- El sector de investigadores en México enfrenta actualmente una realidad: el envejecimiento de su planta de especialistas, cuyo promedio de edad es de 53 años.
Octavio Paredes, ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), subraya que es preocupante el referido fenómeno, pues la mayoría oscila entre los 60 y 70 años edad.
En el país existen 34 mil 500 investigadores, según cifras del Sistema Integrado de Información sobre Investigación Científica y Tecnológica (Siicyt). De éstos 13 mil 500 forman parte del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), el cual agrupa a especialistas de gran trayectoria y experiencia en las diversas áreas de educación superior o centros de investigación del país.
René Drucker Colín, titular de la Coordinación de la Investigación Científica de la UNAM y Octavio Paredes, coinciden en que el envejecimiento de la planta de los científicos se debe en gran parte a que no existe una jubilación decorosa.
Esto, indican, deriva en que los involucrados en este sector resistan retirarse y también, en la nula apertura de plazas para los jóvenes, lo cual genera una ‘fuga de cerebros’ y que algunos prefieran dedicarse a otra actividad.
Para Drucker Colín, ¡los investigadores son una especie en peligro de extinción!.
Señala que ese sector interesa cada vez menos a los jóvenes, quienes no ven en éste una actividad exitosa, porque actualmente se carece de una política federal y no se toma en cuenta el trabajo multidisciplinario de investigadores.
Mauricio Terrones, de 37 años de edad, es un caso de un joven que al no encontrar alguna oportunidad de un desarrollo en el mundo científico del país, se fue a Inglaterra donde hizo su doctorado en Londres y su posdoctorado en Cambridge y se desarrolló como científico especializado en física de materiales.
Se dedica a la nanotecnología, rama que estudia la miniaturización y manipulación de átomos.
Recuerda que fue repatriado a través del programa en la materia de Conacyt —que dice ya no funciona— y en su caso no tuvo dificultades para regresar e incorporarse a la UNAM y enseguida, desde 2000, dirige el Departamento de Materiales Avanzados del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICYT).
Hoy, menciona, hay más problemas para repatriar científicos, las convocatorias no son regulares, la gente tiene que esperar y no hay el ambiente propicio en México para desarrollarse, pues no se han creado las condiciones para abrir plazas en las universidades.
Por ello, recomienda a los jóvenes que deciden dedicarse a la investigación que lo primero que deben hacer es estar seguros de que la ciencia les gusta y después que insistan en buscar opciones en el país, pero si no las encuentran, piensen en la posibilidad de irse al extranjero, pues en ocasiones es la única alternativa.
¡Si no se les puede dar a los jóvenes científicos una alterativa, entonces no se les puede impedir que salgan al extranjero… Por ello, hay que buscar una solución a la ‘uga de cerebros’ porque hay gente que ya no piensa regresar!.
El panorama
Además del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional, donde se concentran más de 500 investigadores; en la UNAM, se tiene el llamado Subsistema de la Investigación Científica, donde trabajan cerca de tres y se realiza en la máxima casa de estudios casi el 50 por ciento de la actividad científica de México, lo cual refleja la excesiva centralización en ese rubro, indica René Drucker.
Además, no se cuenta actualmente con apoyo financiero necesario para su buen desarrollo y los recursos que atrae a través de sus diversas actividades son insuficientes, según información de la propia UNAM.
A esto se suma la necesidad de crear más institutos en el interior del país, pero para ello se requiere por lo menos de 150 millones de pesos nada más para pagar la construcción de una unidad.
El Cinvestav, en tanto, cuenta con 28 departamentos académicos organizados en ocho Unidades: tres localizadas en la Ciudad de México y cinco localizadas en el interior de la República.
Su objetivo es ¡preparar investigadores y profesores especializados que promuevan la constante superación de la enseñanza y generar las condiciones para la realización de investigaciones originales en diversas áreas científicas y tecnológicas que permitan elevar los niveles de vida e impulsar el desarrollo del país!.
En lo que se refiere al subsistema de la UNAM, más del 24 por ciento corresponde a mujeres; del 75 por ciento a hombres y la edad promedio es de 52 años, con una antigí¼edad promedio de 18 años.
Esto refleja el envejecimiento del sector, que se enfrenta a dificultades para atraer gente joven, pues además de que no ven un futuro promisorio en esa actividad, se requieren de 12 a 14 años para ser investigador.
‘Fuga de cerebros’
De acuerdo con el ex presidente de la AMC, Octavio Paredes, el envejecimiento de investigadores es muy visible y preocupante, pues ¡se nos están yendo los jóvenes hacia otros lugares… Una tercera parte de los que entrenamos se nos va a otros países donde tienen más oportunidades.
Además, se genera también una ¡fuga de cerebros! interna, pues al no encontrar espacios, se vana dar clases en preparatoria o no tienen el empleo para lo cual fueron preparados como científicos.
¡Esa fuga interna es también muy importante… Dicho de otra manera, el país tiene no sólo que abrir los espacios, puestos de trabajo y plazas, sino que esas plazas deben ir acompañadas de infraestructura!.
Paredes, señala que se están creando pocas plazas y las disponibles no quedan abiertas porque los científicos del país deciden no retirarse.
El sueldo base es poco y la pensión sería baja, por lo que se deben mejorar las condiciones de retiro, coinciden.