Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/006/18
Ciudad de México, 10 de enero de 2018
- Con su ingreso a la Sociedad de las Naciones en 1931 el país buscaba robustecer su imagen en un escenario geopolítico con más países involucrados y hacer valer el derecho en caso de tener que ampararse en este ante un eventual conflicto.
- Fabián Herrera León, ganador del Premio de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias 2016 en el área de humanidades, estudia la actuación diplomática de México ante organismos internacionales en la primera mitad del siglo XX.
- Imagen de la primera reunión de la Sociedad de las Naciones, organización internacional a la que México ingresó el 9 de septiembre de 1931. Esta Sociedad fue antecedente de las Naciones Unidas. Fabián Herrera León, de la Universidad Michoacana, ganador del Premio de Investigación 2016 de la Academia Mexicana de Ciencias en el área de humanidades, estudia la historia diplomática de nuestro país de la primera mitad del siglo XX.
Foto: tomada de es.althistory-wikia.com.
Imagen en alta resolución
Concluida la Primera Guerra Mundial las naciones, principalmente las potencias, impulsaron la creación de la Sociedad de las Naciones, organización de acción multilateral fundada en Ginebra, Suiza, en 1919 —resultado del Tratado de Versalles, documento en el que se sentaron las bases del nuevo orden mundial— y antecedente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Venustiano Carranza era el presidente de México en esos años en los que el proceso revolucionario recién había concluido. A dos años de haber sido redactada la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, Estados Unidos, Alemania, Francia y Gran Bretaña veían que en el Artículo 27 se ponían en riesgo sus intereses en lo relativo a las concesiones petroleras. Así, los principales representantes de Estados Unidos y Gran Bretaña en la Conferencia de París, Woodrow Wilson y Robert Cecil, decidieron no incluir a México en la lista de países neutrales que formarían parte de la nueva organización.
“Su incorporación, no obstante, se dio en 1931 bajo la conducción del canciller Genaro Estrada, quien consideraba que al ser miembro de la Sociedad de las Naciones el país tendría acceso a un tribunal internacional de gran potencial, estaría lejos, hasta cierto punto, de Estados Unidos y podría estrechar lazos con los países latinoamericanos”, indicó Fabián Herrera León, especialista en historia diplomática de México.
El investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo se ha dedicado a reconstruir la trayectoria política de México en ese organismo internacional en la primera mitad del siglo XX, investigaciones en las que no se había profundizado, y que era necesario precisar, incluso desmitificar, algunos episodios que eran muy “románticos”, pero sin sustento alguno.
“México tuvo una importante actuación en conflictos como el de Etiopía a partir de la conquista italiana, la invasión alemana en Austria, que condujo a su anexión por parte de los alemanes, la conflictividad internacional en la guerra civil española y la intervención soviética en Finlandia”, apuntó Herrera León.
Durante su participación en la Sociedad de las Naciones, nuestro país procuró ser legal, estar en armonía con el pacto, y actuó acorde con el derecho internacional de la época, conforme a lo estipulado en los convenios y tratados internacionales, indicó el doctor en historia.
Este contexto tiene diferentes lecturas, formuló el especialista, por un lado, México se situó en un escenario geopolítico donde había más países, más organizaciones y un mayor dinamismo internacional; por otro, el país buscaba robustecer su imagen, hacer valer el derecho en caso de tener que ampararse en él para defenderse en eventuales escenarios de conflictividad internacional, en especial con Estados Unidos, porque fue la antesala a la expropiación petrolera.
Las relaciones diplomáticas en el siglo XIX no eran tan dinámicas como lo fueron en el siglo XX, ya que el país participaba en temas técnicos o comerciales; los asuntos políticos, sociales y conflictos bélicos se vieron después de la Segunda Guerra Mundial, recordó el historiador.
Si se comparara con la actualidad, se podría decir que la ONU es la organización con más parecido, la diferencia sería el derecho a veto de las principales potencias y la capacidad de intervención internacional de fuerzas armadas a cargo de la ONU.
Desde la perspectiva del investigador existen dos momentos muy importantes en la trayectoria de México en la Sociedad de las Naciones: La Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay y el conflicto por el Trapecio de Leticia entre Colombia y Perú.
“México, me parece, a muy poco tiempo de haber ingresado, tardíamente, tomó los casos con mayor seriedad que la de un miembro que no estaba en esos órganos ejecutivos como el Consejo de la Sociedad de las Naciones, actuó de modo responsable en términos internacionales, lo cual no implicó desajustes en su política regional. Eso le brindó respeto a nivel internacional pese al disgusto que hubo en algunas naciones sudamericanas”, resaltó.
Premio de Investigación de la Academia
Fabián Herrera León fue galardonado con el Premio de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias 2016 en el área de humanidades. Respecto al galardón expresó que es un reconocimiento impresionante a su trayectoria, por lo que estaba muy contento y muy satisfecho. “Me alegra muchísimo que exista esta Academia, este esfuerzo colectivo de científicos y humanistas tiene mucho que ver con cuestiones que yo he estudiado que datan de principios de siglo XX”.
En el proyecto de investigación “México y la Ginebra internacional de entreguerras, 1919-1946”, Herrera León comentó que “incluye a otros organismos internacionales igualmente importantes como la Organización Internacional del Trabajo, el Instituto Internacional de Cooperación Intelectual y una serie de organizaciones situadas en Ginebra que también fueron novedosos y tuvieron implicaciones en el mundo contemporáneo. Es básicamente el mismo sistema internacional con el que contamos hoy”.
El investigador ha sido acreedor al Premio Genaro Estrada en dos ocasiones (2006 y 2011), es exdirector de Tzintzun. Revista de Estudios Históricos, y es director de Legajos Boletín del Archivo General de la Nación. Ha sido compilador, autor o coordinador de los libros: “La política mexicana. Hacia la cuestión española en la Sociedad de Naciones; 1936-1939”; “La política mexicana en la Sociedad de Naciones ante la Guerra del Chaco y el Conflicto de Leticia, 1932-1935”; “Contra todo y contra todos. La diplomacia mexicana y la cuestión española en la Sociedad de Naciones, 1936-1939”, entre otros.
Luz Olivia Badillo.