Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/231/17
Ciudad de México, 21 de octubre de 2017
- Un grupo de representantes de instituciones y organizaciones nacionales e internacionales expusieron razones, analizaron ejemplos y mostraron vías y opciones para que tomadores de decisiones de los distintos órganos de gobierno tomen en cuenta a la ciencia y a la tecnología a la hora de legislar.
- Los especialistas participaron en la sesión “Involucrando científicos e ingenieros en política y diplomacia”, una de las mesas de análisis y discusión del Primer Congreso Mexicano de Política basada en la Ciencia. Mejora de la interfaz ciencia-política.
- Jennifer Pearl, de Becas de Política Científica y Tecnológica de la AAAS; Silvia Torres Castilleja, presidenta de la IAU; Marga Gual Soler, del Centro de Diplomacia Científica de la AAAS; Paul Berkman, profesor The Fletcher School; y José Franco, coordinador del FCCyT.
Foto: Elizabeth Ruiz Jaimes/AMC.
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La ciencia y tecnología ofrecen esperanza a naciones en vías de desarrollo, incluso pueden ser el motor que impulse sus capacidades internas. Científicos mexicanos y diplomáticos de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS) hablaron ante estudiantes de licenciatura sobre algunos programas en los que se ha logrado incidir en la política pública y toma de decisiones en otros países, con miras a que en un futuro cercano un modelo similar se implemente en México con mayor intensidad en los niveles federal, estatal y local.
“La astronomía representa un factor de desarrollo social y económico de las naciones porque conjunta la tecnología, la cultura y la ciencia. Es una disciplina que se acerca a otras ciencias y llama la atención de los jóvenes, es inspiracional”, dijo Silvia Torres Castilleja, presidenta de la Unión Astronómica Internacional, quien describió que a través de la agrupación internacional se busca que todos los países participen con investigación astronómica y que todos los niños del mundo conozcan las maravillas del Universo.
En Sudáfrica se ha logrado tal interés en la astronomía que se está construyendo un radiotelescopio que va a tener más de mil antenas y requiere una gran extensión del terreno, por lo cual este país ha invitado a Botsuana, Ruanda, Kenia, Madagascar, Mauricio, Mozambique, Namibia y Zambia para que participen. “Es una manera como los astrónomos de Sudáfrica consideran que, además de tener más datos y más conocimiento del Universo, ayudan a sus vecinos a desarrollar ciencia, tecnología, atraer inversión y desarrollo humano”, consideró la investigadora.
José Franco, coordinador general del Foro Consultivo, Científico y Tecnológico, describió tres dimensiones de la diplomacia científica identificadas por la AAAS, cruciales para incidir en los tomadores de decisiones: la primera es la diplomacia para la ciencia, que consiste en la cooperación que se logra entre muchos países para alcanzar un proyecto científico en común en donde se abordan aspectos como el dinero que cada nación aportará, la infraestructura y el equipo necesario.
La segunda es la ciencia para la diplomacia, un ejemplo es la colaboración internacional que se consiguió para eliminar del mercado los productos con clorofluorocarbonos, cuyos derivados adelgazaban la capa de ozono, es un caso, como muchos otros, en el que el conocimiento científico se utilizó para resolver un problema. La tercera dimensión, que comentó el expresidente de la Academia Mexicana de Ciencias, es la ciencia en la diplomacia, y significa que el conocimiento basado en la evidencia puede contribuir a la toma de decisiones.
Marga Gual Soler, directora senior del Centro para la Diplomacia Científica de la AAAS, indicó que desde el año 2008 se trabaja en conciliar el mundo de la ciencia y la diplomacia “dos entidades muy diferentes, que parecerían incluso opuestas, pero sin las cuales sería muy difícil abordar cualquier problemática internacional. Los desafíos salud global, cambio climático, seguridad alimentaria, energía, entre muchos otros, requieren de ciencia y diplomacia, tanto para entender el problema como para pensar en sus soluciones”.
“Tenemos que hacer políticas públicas de forma informada en el ámbito de la ciencia y la tecnología para beneficio de la sociedad”, señaló Jennifer Pearl, directora de Becas de Política Científica y Tecnológica de la AAAS, cuyo programa involucra a científicos e ingenieros durante un año en distintos órganos del gobierno. Nació en 1973 con siete miembros mientras que en la última generación fueron más de 250 integrantes. Cada estancia dura un año y son profesionales que vienen de las ciencias sociales, física, ingeniería, etcétera.
“Los retos de este programa —relató Pearl— son un mayor involucramiento de científicos y tecnólogos en el gobierno, los becarios deben mantenerse siempre neutrales, independientes. El programa necesita resistir a los tiempos políticos, encontrar a las mejores agencias que los reciban y presentarlos ante el gobierno para que la legislación se base más en los datos”.
Paul Berkman fue el primer profesor en el mundo de Diplomacia Científica. Está adscrito a la Escuela de Derecho y Diplomacia de Fletcher. Él creó una red de asesoría científica y tecnología, pasando de cuatro a ocho países en dos años. Consideró que la diplomacia científica consiste en ofrecer opciones que puedan ser utilizadas. La meta de la diplomacia científica es tomar decisiones informadas, poner sobre la mesa la evidencia y colocar a las ciencias en su versión productiva, que respondan a intereses comunes.
“La diplomacia debe ser interdisciplinaria e inclusiva. Diría que el reto más difícil es la inclusión, el poder responder a los diferentes participantes, es un reto balancear los intereses nacionales y los intereses comunes para beneficio de todos en la Tierra. Tenemos la responsabilidad de cuidarnos a nosotros mismos y de cuidar a todo lo que existe en el globo terráqueo. El reto para nosotros hoy es pensar no sólo en términos de urgencias, en términos de seguridad o de política, sino en el bienestar de las siguientes generaciones”.
La sesión “Involucrando científicos e ingenieros en política y diplomacia” se llevó a cabo en el auditorio Pablo González Casanova en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, en el marco del Primer Congreso Mexicano de Política basada en la Ciencia. Mejora de la interfaz ciencia-política, los días 19 y 20 de octubre, organizado por el Consejo Consultivo de Ciencias, la Oficina de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Presidencia y la AAAS.
Luz Olivia Badillo.