Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/186/17
Ciudad de México, 4 de septiembre de 2017
- El exceso de especialización dentro de la medicina puede dificultar la comprensión de los procesos que alteran el organismo, señala Julio Sotelo, investigador emérito del INNN.
- El cuerpo humano es un sistema complejo que para comprender su funcionamiento requiere de estudios integrales.
Imagen: tomada de www.k46.kn3.net.
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Julio Sotelo Morales, investigador emérito del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN), excoordinador de asesores de la Secretaría de Salud y expresidente de la Academia Nacional de Medicina, realiza una serie de reflexiones en torno a la conveniencia de llevar a cabo investigaciones multidisciplinarias en el campo de la medicina, ya que el organismo humano requiere estudiarse desde la perspectiva integral pues se trata de un sistema complejo.
En entrevista para la Academia Mexicana de Ciencias, asociación de la que es miembro, el investigador expuso que en el actual siglo se enfrentan las consecuencias de haber dividido y subdividido las áreas de la medicina. “En un principio fue muy eficiente la creación de diversas ramas de estudio (inmunología, neurología, psiquiatría, endocrinología) para abarcar el conocimiento que se generó, pero ahora se experimenta un peligroso fenómeno de diáspora porque la tendencia es volverse expertos ultra especializados”.
Sotelo Morales abundó que por esta especialización hoy en día se cuentan, por ejemplo, con neurólogos expertos en epilepsia y en epilepsia mioclónica infantil de niños blancos, y así se ha llegado a una subdivisión que termina obstaculizando la comprensión de sistemas integrales complejos e interdependientes, que en general frena la capacidad de generar conocimiento integral.
Sobre esto, el investigador hizo referencia a la información que publicó en la Revista de Fisiología Comparada (2015; 201: 185-194), The nervous and the inmune systems: conspicuous physiological analogie, en la que ofrece detalles sobre hallazgos científicos en dos de los sistemas del cuerpo humano que requieren del diseño de enfoques multidisciplinarios que integren la relación de funciones aparentemente distantes.
Antecedentes
En el siglo XX la medicina decidió adoptar el método científico (la medicina basada en evidencias) y fue cuando se volvió eficiente, eficaz y exitosa. En el siglo XIX solo se tenía un medicamento científicamente avalado: la aspirina, todos lo demás en uso eran dañinos o absolutamente ineficaces, y en ocasiones la intervención del médico representaba un peligro para el paciente, más que una posibilidad previsible de curación, contrario a lo que la sociedad siempre asumía, sostuvo Julio Sotelo.
En el siglo de oro de la medicina, siglo XX, la medicina avanzó y “por primera vez entendimos el funcionamiento del organismo, después su patología y así se diseñaron terapéuticas que terminaron siendo eficaces para la modificación de muchas enfermedades”, comentó.
También con la invención de la anestesia la medicina pudo dividirse en dos grandes áreas: la cirugía y la medicina clínica. De esta forma, se empezaron a generar incontables conocimientos, así como a diseñar acciones pragmáticas por lo que se crearon diversas disciplinas médicas.
El sistema inmune y el sistema nervioso
Sotelo Morelos indicó que ahora que se tiene el dominio molecular del genoma y el dominio tecnológico de muchas áreas funcionales, “nos dimos cuenta que varias funciones del organismo obedecen a sistemas complejos de gran interacción” y como consecuencia de esto “los expertos de unas áreas ya no entienden otras, lo que significa un obstáculo intelectual para el entendimiento y progreso de la ciencia, por ello tenemos que hacer una reconceptualización para tratar y entender estos sistemas complejos”.
Los más de siete mil millones de personas que habitan la Tierra son diferentes uno de otro en varios sistemas funcionales. Los humanos provienen de un grupo de primates y son “tremendamente exitosos, han desarrollado la frontera del conocimiento”, resaltó el investigador.
En medio de esta complejidad, añadió, el humano es un ente con cierta capacidad de dominio y mucha capacidad de reacción, posee dos sistemas que son los únicos inteligentes que existen en la naturaleza: el sistema nervioso y el sistema inmune, esto si asume que la inteligencia es la capacidad de resolver problemas en forma autónoma.
En el artículo The nervous and the inmune systems: conspicuous physiological analogies Sotelo Morelos explica que múltiples hallazgos científicos en los dos sistemas inteligentes (nervioso e inmune) indican que en ambos su función no es heredada, a diferencia del resto de los sistemas como el cardiovascular, urinario o respiratorio; el sistema nervioso y el sistema inmune construyen su funcionamiento a partir del nacimiento, aprenden y se modifican según sus experiencias, los dos hacen memoria —circunstancia que aún no se comprende—, y ambos son extraordinariamente complejos.
El sistema nervioso está constituido por 10 mil millones de células y el sistema inmune con 10 veces más, y cada célula tiene un determinismo biológico, una función; en contraste, por ejemplo, las células del hígado, aunque tienen procesos sofisticados, todas hacen lo mismo, de ahí las diferencias en complejidad funcional, explicó.
El mecanismo orquestado de estos sistemas es único en la fisiología y en el mundo natural, ya sea el sistema nervioso o el sistema inmune si recibe un estímulo, lo procesa y evoca una respuesta –que en cada persona es individualizada- a diferencia de las respuestas de todo o nada que tienen órganos como el hígado, el riñón o el corazón, en los que la respuesta es inmediata o automática al estímulo directo.
“Los dos, el sistema inmune y sistema nervioso reciben y transmiten señales, ningún otro sistema lo hace secuencial. Son independientes, el único órgano que no tiene circulación linfática es el cerebro, el único subsistema que no tiene inervación es el sistema linfático inmunológico. Los dos no son interdependientes para ser autónomos e inteligentes”, describió Sotelo.
Además, las acciones nerviosas e inmunes confieren identidad que diferencian a cada individuo de otros. Ambos sistemas regulan y potencian sus respuestas con la ayuda de innumerables recursos biológicos de intensidad variable: hormonas, péptidos, citocinas, moléculas proinflamatorias, etcétera.
Otro aspecto que se sabe de estos sistemas es que el sistema nervioso ocupa aproximadamente el 60 por ciento de sus células para procesos de inhibición, mientras que el sistema inmunológico lo hace en un 40 por ciento.
El investigador señaló que por lo que ahora se conoce se deben diseñar enfoques que integren la relación de funciones aparentemente distantes que se sabe constituyen un gran desafío intelectual para la investigación contemporánea. ”Para el futuro será necesario pensar en investigaciones multidisciplinarias dirigidas a entender estos y otros sistemas complejos”.
Elizabeth Ruiz Jaimes.