Proponen Modelo de Innovación Intercultural para generar innovaciones más justas, plurales e inclusivas

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/157/17
Ciudad de México, 1 de agosto de 2017

  • Es una herramienta útil para el Sistema Mexicano de Innovación, considera su creador, Juan Carlos García Cruz, investigador que recibió el Premio de la Academia Mexicana de Ciencias a las mejores tesis de doctorado en Ciencias Sociales y Humanidades 2016.
El Modelo de Innovación Intercultural propuesto por Juan Carlos García Cruz toma en cuenta los conocimientos tradicionales y locales, así como los científicos y tecnológicos, a fin de generar innovaciones interculturales donde el capital humano esté integrado por todos los miembros que conviven en la sociedad mexicana.
El Modelo de Innovación Intercultural propuesto por Juan Carlos García Cruz toma en cuenta los conocimientos tradicionales y locales, así como los científicos y tecnológicos, a fin de generar innovaciones interculturales donde el capital humano esté integrado por todos los miembros que conviven en la sociedad mexicana.
Imagen: tomada de: www.las2orillas.co.
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México cuenta con 1.5% de superficie continental (1.9 millones de kilómetros cuadrados), que lo ubican en el lugar 15 en extensión mundial; su territorio alberga el 10% de la biodiversidad del planeta, riqueza natural que se suma a su multiculturalidad: 82 culturas con sus lenguas, tradiciones y conocimientos que las hacen únicas, y que en el territorio conviven con otras comunidades, como la de los migrantes que han regresado al país y cuyas habilidades adquiridas en el extranjero en muchas ocasiones no son aprovechadas.

Con este panorama, Juan Carlos García Cruz propone en su investigación doctoral, dividida en dos apartados, teórico y práctico, un Modelo de Innovación Intercultural que tome en cuenta los conocimientos tradicionales y locales, así como los conocimientos científicos y tecnológicos, a fin de generar innovaciones interculturales justas, democráticas y plurales donde el capital humano esté integrado por todos los miembros que conviven en la sociedad mexicana.

Desde la filosofía de la ciencia y otras disciplinas de carácter inter y transdisciplinario, el egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México busca que su aportación sea una herramienta de uso para el Sistema Mexicano de Innovación (SMI), con el objetivo de que se incluya a este sistema a las comunidades indígenas, rurales, con problemas de marginación y violencia a ser partícipes de las soluciones que requiere el país.

García Cruz plantea que el modelo debe desarrollarse a través de un diálogo en condiciones epistémicas óptimas —entendidas éstas como inclusión de conocimientos— en el que intervienen las comunidades o capital humano bajo ciertos marcos conceptuales —creencias, saberes, normas y valores—, y en el que convergen diversos conocimientos que producen prácticas epistémicas (en este apartado interviene un conjunto de agentes, medios, objetos, supuestos básicos y acciones). En este ecosistema apoyan o contribuyen organizaciones no gubernamentales y cooperativas, así como organismos e instituciones gubernamentales y centros e institutos de investigación.

El doctor en filosofía de la ciencia comentó que su trabajo partió y se inspiró en las ideas de su asesor, León Olivé Morett, filósofo y académico mexicano fallecido en febrero de 2017, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), quien teorizó en pos de una sociedad de conocimientos más incluyente, justa, plural y democrática. También retomó las propuestas conceptuales de Ambrosio Velasco y Luis Villoro.

“Necesitamos alternativas para que esos grupos sociales que cada vez son más, que cada vez están más excluidos, se sumen al diálogo. Por ejemplo, alguien que vive en la Sierra de Oaxaca tiene la misma capacidad intelectual que una persona que está en la Facultad de Ingeniería, no obstante, no existe una vía o un canal, o los hay, pero falta más trabajo para incentivar, generar e incluir sus ideas en un SMI. Lejos de descartar, lo que plantea este concepto es incluir a gente en los procesos y dinámicas de innovación”, indicó.

Segunda parte práctica: dos ejemplos de innovación intercultural
La segunda parte de la investigación es práctica. Consistió en analizar dos casos de innovaciones que surgieron desde comunidades que, conscientes de sus problemáticas, propusieron soluciones.

El primero aborda la estufa eficiente Patsári, en Michoacán, cuyo diseño se desarrolló en colaboración con científicos, usuarias y técnicos con el objetivo de mejorar la cocción de los alimentos y distribución del calor, así como mejorar la calidad de vida de unos 220 mil habitantes de la meseta purépecha que cocinan con leña y se encuentran expuestos a problemas de salud por respirar constantemente el humo. Ahora la comunidad capacita a otras personas con interés en implementar su estufa.

El otro caso de éxito ocurre en el País Vasco. Se trata de Mondragón Corporación Cooperativa, creada en 1956 — posterior a la guerra civil y en plena dictadura franquista— por un grupo de personas en condición de desempleo, que a falta de oportunidades laborales empezaron a establecer un modelo de trabajo fundamentado en el cooperativismo. Su primera invención fue un hornillo de gas y hoy en día incursionan en el mercado de los electrodomésticos, ingeniería de software, mecánica estructural, entre otras áreas.

“Es la cooperativa más exitosa del mundo, tiene presencia en los cinco continentes. En México su presencia es muy fuerte, así como en Europa y China. Esta asociación generó innovaciones basadas en cooperación entre los mismos actores, por lo tanto, el beneficio hasta la fecha es para la gente, ya que se crearon condiciones laborales justas”, señaló.

Por la tesis de doctorado «Hacia la construcción de un modelo de innovación intercultural. Una propuesta desde los estudios filosóficos y sociales sobre ciencia y tecnología», Juan Carlos García Cruz recibió el Premio de la Academia Mexicana de Ciencias a las mejores tesis de doctorado en Ciencias Sociales y Humanidades 2016, en el área de humanidades.

El investigador actualmente realiza una estancia posdoctoral en la Universidad del País Vasco, España, en donde pretende constituir una serie de argumentos delineados hacia el diseño de políticas que puedan incentivar la inclusión en la innovación. “Me gustaría que en un futuro se pudiera trabajar en conjunto, con la enorme posibilidad que tenemos en México para generar innovaciones más justas, más plurales, más inclusivas”.

El reconocimiento que le fue otorgado ha sido motivo de orgullo y satisfacción enorme, indicó García Cruz, quien considera además que es un pequeño homenaje a su director de tesis, León Olivé Morett: “Traté de dilucidar este problema con mucho rigor y profesionalismo en conjunto con mi comité tutoral, por lo que no es solo mi premio sino de todos los que me dieron observaciones y me orientaron, también está dedicado a mi esposa e hija”.

Luz Olivia Badillo.


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