Guerra contra la amibiasis

El Informador
11 de noviembre de 2006

40 millones de casos de diarrea anuales dan muestra de los peligroso que es la amibiasis. En México, 25% de la población está infectada de amibiasis y casi uno de cada 10 de ese porcentaje ha padecido por lo menos un episodio de amibiasis invasora.

Por ello, desde hace 12 años, investigadores del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIB) trabajan en el diseño de una vacuna oral y/o nasal que dote de inmunidad a los humanos contra la Entamoeba histolytica, protozoario capaz de destruir no sólo el intestino y el hí­gado, sino también todo tipo de tejido, incluso hueso.
En el IIB se da una «guerra» contra este parásito intestinal que no respeta edad, sexo ni clase social, pese a que el problema de salud pública que ocasiona está asociado con la pobreza.

Las batallas para impedir que la amiba invada el intestino grueso y cause disenterí­a y absceso hepático son sostenidas en varios frentes por un grupo de investigadores que encabeza Juan Pedro Laclette, director de dicho instituto y presidente de la Academia Mexicana de Ciencias.

Anticuerpos IgA

«Para la vacuna oral se ensaya con anticuerpos que impidan la adherencia de la amiba a la superficie (epitelio) del intestino, porque así­ no serí­a capaz de replicarse y se eliminarí­a junto con la materia fecal, ví­a procesos de remoción natural del intestino», señala el investigador Julio César Carrero Sánchez.

Las pruebas se hacen con unos anticuerpos secretados por las mucosas del intestino, del tracto respiratorio y del tracto genital, llamados IgA, los cuales son muy importantes en la defensa contra agentes infecciosos que penetran por esas ví­as.

«Los IgA —asegura Carrero Sánchez— tienen un amplio espectro de acción contra virus, hongos, bacterias y algunos protozoarios.»

Estos anticuerpos tienen dos formas de acción: se pegan a la superficie del patógeno para que las células defensoras del cuerpo puedan identificarlo como algo extraño y destruirlo (opsonización), y, ya pegados a la amiba, bloquean las moléculas que utiliza ésta para adherirse al epitelio intestinal (impedimento estérico).

Primeras bases

Los investigadores universitarios ya establecieron las primeras bases del proyecto de vacuna contra la amibiasis:
1. Demostraron en el laboratorio que los anticuerpos IgA bloquean la adherencia de la amiba, impidiendo que ésta se active y libere las enzimas que destruyen el tejido.

2. Identificaron moléculas de superficie de la amiba que participan en el proceso de adhesión y que pueden ser blanco de anticuerpos IgA (entre ellas, un par de proteí­nas ricas en los aminoácidos cisteí­na y serina, y la proteí­na lectina, la principal mediadora de la adherencia amibiana).

3. Clonaron, en una bacteria Escherichia coli modificada genéticamente, los genes que codifican para las proteí­nas de la amiba.

4. Reprodujeron el proceso de infección intestinal por amiba en un ratón gris especial (C3H/HeJ), el cual es similar al que se da en un ser humano.

5. Administraron, ví­a oral y nasal, los antí­genos (las tres proteí­nas) para inducir la respuesta inmune secretora en el ratón; con el fin de aumentar dicha respuesta utilizaron como adyuvante la toxina de la bacteria del cólera (Vibrio cholerae).

«Se observó —dice Carrero Sánchez— que las tres proteí­nas protegen: lectina, 90%; la que contiene cisteina, 80%, y la que contiene serina, 50 por ciento».

Baculovirus

Sin embargo, para utilizar estas proteí­nas como inmunógenos en humanos, es decir, con capacidad de inducir respuestas inmunes —y debido a que, por su naturaleza tóxica, no se puede aprovechar la bacteria del cólera como adyuvante—, se está evaluando la posibilidad del uso del baculovirus recombinante Autographa californica como sistema de expresión y exposición en la superficie de proteí­nas de la amiba.

La idea es clonar dentro del ADN del baculovirus los genes que codifican para las mencionadas proteí­nas de la amiba y utilizar el mismo baculovirus para transportar en la superficie de aquellos, las proteí­nas que induzcan respuesta en sistemas inmunes.

El siguiente paso es administrar, por ví­a oral, el baculovirus con las proteí­nas a ratones para inducir una respuesta especí­fica contra la amiba. Luego se observará si es capaz de proteger y a qué nivel. Se espera que funcione mejor que la administración con la toxina de la bacteria del cólera.

Tipos de amiba

Hay dos tipos de amiba: una inocua (Entamoeba dispar), que llega al intestino grueso, pero no es capaz de invadirlo, y otra muy virulenta (Entamoeba histolytica), es decir, «que degrada tejidos» —de ésta, algunas cepas son más virulentas que otras.

Amibiasis

La amibiasis se adquiere por ingerir agua, alimentos o cualquier otra cosa contaminada con materia fecal que contiene quistes. El quiste pasa a través del estómago (resiste los jugos gástricos) y en el intestino delgado se deshace del cascarón y libera cuatro amibas, que inmediatamente se dividen y pasan a formar ocho trofozoí­tos que colonizan el intestino grueso.

Allí­ se fijan (de eso depende su supervivencia) y liberan enzimas (proteasas) que destruyen el tejido a su alrededor. Se alimentan de los restos de dicha destrucción, del detritus de los alimentos y de las bacterias.

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