Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/099/17
Ciudad de México, 18 de mayo de 2017
- Aunque existe una legislación que reconoce a la sociedad civil, ésta aún enfrenta distintas problemáticas que impiden su completa organización, su plena articulación y una mayor participación de la población, señala Felipe Hevia de la Jara.
- Felipe José Hevia de la Jara (derecha), ganador del Premio de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias 2015 en el área de ciencias sociales, ofreció la conferencia “Retos y desafíos de la sociedad civil en México en el siglo XXI”, en el Auditorio “Arturo Warman” del CIESAS. Le acompañó el investigador Alberto Aziz Nassif, miembro de la AMC.
Foto: AMC/Luz Olivia Badillo.
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El costo social por no invertir, no trabajar y no fomentar la participación a través de la sociedad civil es muy alto, ya que afecta el desarrollo, la cohesión social, la construcción de ciudadanía y la economía del país, dijo Felipe Hevia de la Jara, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Unidad Golfo, quien se pronunció así hoy en la conferencia “Retos y desafíos de la sociedad civil en México en el siglo XXI”, en el Auditorio “Arturo Warman” del CIESAS.
El antropólogo hizo un llamado al gobierno y la sociedad en general para que, unidos, fomenten la creación de una sociedad civil cada vez más organizada, con más personas deseosas de involucrarse en actividades en beneficio de la población.
La conferencia mostró ciertas tendencias generales que se observan en el tema de la sociedad civil con el objetivo de establecer escenarios que permitan, por un lado, generar una agenda de investigación y, por otro, pensar como ciudadanos en los retos para lograr un sociedad más equilibrada y cohesionada.
“Esta es la forma de llenar de sentido el espacio público, si no seguirá siendo capturado por problemas de corrupción, grupos criminales y vamos a perder esos espacios públicos y con ello nuestra independencia y soberanía”, aseguró el especialista, que estuvo acompañado por el investigador Alberto Aziz Nassif, del CIESAS, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
Hevia de la Jara, ganador del Premio de Investigación de la AMC 2015 en el área de ciencias sociales, explicó que la sociedad civil es un concepto sociológico, que integra una serie amplia y diversa de organizaciones, asociaciones, que median entre el Estado y la familia o el espacio privado, y ha sido unas veces más reducida o más amplia dependiendo del contexto del país y de la historia.
Retos y desafíos
En la charla, el especialista en temas de la sociedad civil señaló que en los últimos cincuenta años México ha tenido diferentes batallas que se han librado con y desde la sociedad civil, constructo que aun cuando ha ido ganando terreno en este sector, enfrenta retos que van a enmarcar su devenir en los próximos años, estos retos son: reconocimiento, sanas distancias, financiamiento y articulación. “Y para resolverlos hay tres escenarios: ser optimistas, pesimistas o realistas”.
Por reconocimiento se entiende, detalló, ser reconocido como algo distinto al Estado, al partido político y a la empresa, ya que las organizaciones de la sociedad civil no buscan el lucro ni el poder; no buscan hacer proselitismo político ni religioso, lo que pretenden es trabajar en torno a ciertas causas comunes y gestionar agendas en el espacio público para atender ciertos temas.
Recordó que después de la Revolución el país tuvo un régimen de partido hegemónico, donde la política se hacía en torno a un solo partido y los que estaban fuera de esta fracción política y sus organizaciones corporativas, como las confederaciones de campesinos, obreros, estudiantes, mujeres, etcétera, no podían hacer mucho.
La gran pelea del siglo pasado tuvo con ver en con cómo se iba a reconocer a la sociedad civil y gracias a esa lucha se logró el reconocimiento público por medio de la Ley Federal de Fomento a las Actividades Realizadas por Organizaciones de la Sociedad Civil. Sin embargo, con esta legislación no se acabó el problema, ya que no reconocen ciertas actividades que realizan determinadas organizaciones, así que hace falta, expuso el investigador, definir a qué se va a reconocer como parte de la sociedad civil y a qué no.
“No sabemos cuál es el número de organizaciones de la sociedad civil que existen en el país. Y al hacer comparaciones con otros países nos damos cuenta que la diferencia es abismal, mientras que en Estados Unidos se habla de millones de organizaciones, en Uruguay hay más de cien mil y en Chile 70 mil, en México solo 20 mil tienen Clave Única de Inscripción al Registro Federal de las Organizaciones de la Sociedad Civil (Cluni)”.
El reto sobre las sanas distancias, se refiere a las que existen entre las organizaciones civiles y la sociedad política y económica. Estas, apuntó Hevia de la Jara, no deben «polarizarse», no debe estar ni muy cercana ni muy lejos. Recordó que en varios estados de la república existen organizaciones que se autodenominan de la sociedad civil cuando su función es gestionar o bajar recursos a través de una cercanía con grupos políticos: “Es una práctica frecuente, sobre todo en temporadas electorales, como en el caso veracruzano. Aquí tuvimos Fidelidad por Veracruz, en la época de Fidel Herrera, o AyuDuarte, en la de Javier Duarte, organizaciones fachada con intereses políticos y con un ciclo de vida corto”.
Pero también están las organizaciones lejanas a la clase política, como las dedicadas a los proderechos, señaló el antropólogo, a las que se les dificulta hacer llegar sus demandas, por lo que sus propuestas e intereses no se logran gestionar en la arena política. “Por ello es necesario mantener puentes entre partidos políticos y organizaciones sociales con transparencia y una sana relación”.
Otro de los retos es el de financiamiento para la agenda de las organizaciones civiles, que requieren recursos para funcionar. En México se ha pretendido regular que el gobierno fomente actividades de la sociedad civil, pero también que las apoye financieramente. El caso más famoso es del Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol), con el que a través de una convocatoria abierta y pública, otorga fondos para que las organizaciones soliciten estos recursos al Estado para poder llevar a cabo sus acciones.
“Ahí el principal reto es cómo hacer más transparentes y eficientes esos recursos, ya que a más de diez años de publicada la Ley, todavía una gran cantidad de recursos que el gobierno federal dice entregar a las organizaciones de la sociedad civil, los hace llegar a organizaciones paraestatales”, apuntó el investigador en la plática que formó parte del Ciclo de Conferencias de Premios de Investigación de la AMC.
Ejemplo de esto, agregó, es la entrega de fondos que se hace a instituciones de educación, que reciben dinero como si fueran de la sociedad civil, como los institutos de educación para adultos en los estados, que tienen Cluni, y con eso reciben “donaciones” del propio gobierno.
“Como país no tenemos la capacidad ni hemos desarrollado las capacidades para obtener financiamiento público o privado”, señaló en investigador.
Consideró que en México no se tienen criterios claros para reconocer a las organizaciones de la sociedad civil y el pretexto ha sido es que es muy complicado hacerlo, sin embargo, hay otros países en América Latina tan complejos como el nuestro que han logrado avanzar en el registro de sus organizaciones.
“Nuestra historia asociativa es anterior al siglo XX, y desde entonces tenemos problemas para generar organizaciones articuladoras, y por no hacer este tipo de articulaciones, otro de los retos, se ha generado desconfianza en la sociedad”, indicó el especialista.
Al final de la charla, Aziz Nassif hizo diversos comentarios sobre la conferencia y entre sus reflexiones apuntó: “Sobre las perspectivas y escenarios que ha ofrecido el doctor Hevia de la Jara (para enfrentar los retos), la optimista, creo que muy pocos lo están hoy, más bien la mayoría estamos bastante pesimistas. Estamos cayendo en cuenta en que la realidad nos ha rebasado, estamos como hace 20 o 40 años en el tema de estructura política; en términos sociales, por supuesto, estamos mucho peor, el nivel de violencia y agresión es intolerable. No sé si el realismo es un realismo pesimista o un pesimismo realista, pero cada vez es más pesimista este realismo”.
Elizabeth Ruiz Jaimes.