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19 de septiembre de 2006
Agencias
(UNIVERSAL).- Colocar una microscópica partícula -decenas de veces más pequeña que el diámetro de la antena de una mosca- en el interior de la célula, con la capacidad de irradiar energía y destruir algunos tipos de cáncer, como el de piel, pareciera ciencia ficción; sin embargo, en unos 10 años podría ser una realidad, gracias a la nanociencia.
Esta rama científica relativamente reciente, según explica Sergio Ulloa, investigador de la Universidad de Ohio, es una amalgama de varias ciencias como la biología, química y física, que tiene como meta crear nuevos dispositivos en tamaños microscópicos que pudieran usarse en áreas como la medicina o la informática.
La capacidad de estos dispositivos sería enorme, debido a que un nano -unidad métrica empleada en esta ciencia- es la millonésima parte de un milímetro, por lo que sus desarrollos, por ejemplo en informática, pudieran hacer aparatos computacionales más pequeños y con capacidades cientos de veces mayores a los actuales.
Sin embargo, el hacer investigación en este campo puede resultar sumamente costoso, principalmente por algunos instrumentos de varios millones de dólares que suelen usar los científicos, explicó Ulloa, quien ayer ingresó como miembro correspondiente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
Esa situación implica un doble reto para países como México, porque por un lado no cuentan con los recursos económicos necesarios para hacer esas costosas investigaciones, pero por otro, tienen grupos especializados de gran nivel en este campo.
Por esa razón, recomendó identificar las áreas dentro de la nanociencia donde se pueda llegar a desarrollos importantes sin el uso de infraestructura costosa, para estar a la vanguardia mundial en este campo, cuyo potencial económico es muy grande, dado que a pesar de su reciente surgimiento, ya se hacen transacciones por varios millones de dólares.
Explicó que actualmente varias compañías hacen estudios de dispositivos nanotecnológicos en humanos, por lo que el uso tecnológico de esta ciencia será cada vez mayor.
El investigador, quien ha trabajado con más de una decena de jóvenes mexicanos de nivel doctorado en su laboratorio, resaltó que en México existen grupos de gran preparación en este campo de la nanociencia, como los de las universidades Nacional Autónoma de México y Autónoma de Puebla o del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados, con quienes tiene una estrecha relación.
Durante la ceremonia de ingreso de Ulloa a la AMC, el presidente de esa asociación, Juan Pedro Laclette se comprometió a apoyar una iniciativa del investigador del Instituto de Física, Rubén Barrera, para tratar de reunir a través de diversas actividades a científicos mexicanos que laboran en el extranjero, con el objetivo de incrementar la cooperación con la comunidad científica radicada en el país, como sucede con Sergio Ulloa.