El genoma humano

Cambio de Michoacán
25 de abril de 2006
Redacción

Fernando Garcí­a Carreño

Hay dos tipos de investigadores. La mayorí­a nos dedicamos a generar conocimiento y a comunicarlo a otros investigadores. Finalmente, es para lo que nos preparamos durante el postgrado y postdoctorado.

Una minorí­a va más allá y parte de su tiempo y esfuerzo lo dedican a difundir el conocimiento cientí­fico entre la población. í‰sta no es una actividad sencilla, requiere un manejo de la información que permita ser accesible a la sociedad.

De momento recuerdo a algunos investigadores que han difundido el conocimiento cientí­fico, permitiendo que amplios sectores de la sociedad se enteren de qué es y qué hace la ciencia.

Dos extranjeros son Carl Sagan (Cosmos, entre otros libros) y Jarred Diamond (Por qué el sexo es divertido y Gérmenes, armas, y acero). Hay varios investigadores que han hecho lo mismo trabajando en México, sólo para mencionar a algunos: Agustí­n López-Canales, Ruy Pérez Tamayo y Marcelino Cereijido.

La ciencia es una actividad que permite saber, predecir, y sobre todo decidir. Qué hacer con el conocimiento sobre el genoma de organismos, y sobre todo del humano, es un aspecto que la sociedad afronta, es por eso que el libro El genoma humano, de Alejando Garciarrubio, aparece en un momento oportuno, ya que la sociedad está confundida y sólo enterándose en fuentes confiables es que sabrá qué es y qué se puede hacer con el conocimiento que está apareciendo en los laboratorios de investigación.

La ciencia, así­ como la aplicación del conocimiento que ésta genera, es responsabilidad de los cientí­ficos y de la sociedad en conjunto, ya que generar conocimiento requiere el apoyo y simpatí­a de la sociedad por medio de instancias gubernamentales, sociales y privadas, y sobre todo el uso del conocimiento cientí­fico que involucra aspectos legales, éticos y morales que afectan a la sociedad. De ahí­ la importancia de que los miembros de la sociedad se enteren de qué se sabe y para qué pueda servir este conocimiento.

Hay mucha ignorancia en la sociedad y esto permite fantasear. Desde creer que puede llegar a haber una ejército de Hitlers, hasta humanos donadores de órganos de refacción. Por eso se dice que la ignorancia es atrevida y es por lo mismo que libros de divulgación son necesarios.

Finalmente, si el usuario del conocimiento cientí­fico es la sociedad y si es cierto que un cliente conocedor es un mejor cliente, pues difundir la ciencia es benéfico por donde se le vea.

El libro El genoma humano está dividido en dos partes: una, ciencia-ficción, y otra de difusión del conocimiento sobre qué es el genoma y qué se sabe del humano.

El autor atinadamente incluyó una primera parte que deja ver cómo podrí­a ser la vida a mediados del siglo XXI con la aplicación del conocimiento sobre el tema. Además de ser amena, introduce y motiva al lector a entender por qué son posibles estas aplicaciones futuras.

La segunda parte es una buena descripción sobre qué se sabe y cómo se llegó a saber. Es una buena introducción para aquellos que quieran enterarse del tema.

Creo que así­ como otros libros de difusión de la ciencia, El mono desnudo o Cazadores de microbios entusiasmaron a muchos de nosotros a buscar una carrera cientí­fica, seguramente éste entusiasmará a los jóvenes que lo lean.

Esta segunda parte inicia haciendo algo que a Charles Darwin le hubiera gustado hacer, explicar los mecanismos de la selección natural como base de la evolución, y por qué sus explicaciones tuvieron, y siguen teniendo, el rechazo de una parte de la sociedad que no acepta que los humanos somos obra de una imposibilidad improbable. Conocimiento que ha permitido satisfacer, en parte, lo que Sócrates advirtió deberí­amos hacer hace más de dos mil años, conocernos a nosotros mismos.

El último capí­tulo lleva al lector a hacerse responsable de lo que ocurra con el conocimiento del genoma. Así­ como la ciencia permite conocer, este conocimiento permite decidir. El autor también alerta a la sociedad, «explicar a partir de nuestros genes, funciones complejas como aprendizaje, va a requerir nuevos paradigmas».

Los humanos somos genética, pero también cultura, como atinadamente lo menciona el autor en el libro. Conocer a los humanos es uno de los mejores usos que se puede dar a la ciencia. Y esto es lo que este libro pretende.

*CIBNOR/Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC)

Tomado de la Agencia de Noticias de la Academia Mexicana de Ciencias, con autorización de los editores.

www.amc.unam.mx

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El genoma humano

Libro biotecnologí­a
Alejandro Garciarrubio Granados
Colección Viaje al centro de la ciencia
ADN Eds./ Conaculta, México.

Precio: $ 100.00
Disponible en las librerí­as de CONACULTA
(descuento de 25 %, si se adquiere en la editirial www.adneditores.com.mx, Tel: 5664-2625)

Fernando Garcí­a Carreño *

Hay dos tipos de investigadores, la mayorí­a nos dedicamos a generar conocimiento y a comunicarlo a otros investigadores, finalmente es para lo que nos preparamos durante el posgrado y posdoctorado.

Una minorí­a va más allá y parte de su tiempo y esfuerzo lo dedican a difundir el conocimiento cientí­fico entre la población. Esta no es una actividad sencilla, requiere un manejo de la información que permita ser accesible a la sociedad.

De momento recuerdo a algunos investigadores que han difundido el conocimiento cientí­fico, permitiendo que amplios sectores de la sociedad se enteren de que es y que hace la ciencia.

Dos extranjeros son Carl Sagan (Cosmos, entre otros libros) y Jarred Diamond (Por que el sexo es divertido y Gérmenes, armas, y acero). Hay varios investigadores que han hecho lo mismo trabajando en México, solo para mencionar a algunos, Agustí­n López-Canales, Ruy Pérez Tamayo y Marcelino Cereijido.

La ciencia es una actividad que permite saber, predecir, y sobre todo decidir. Qué hacer con el conocimiento sobre el genoma de organismos y sobre todo del humano es un aspecto que la sociedad afronta, es por eso que el libro El genoma humano, de Alejando Garciarrubio aparece en un momento oportuno, ya que la sociedad está confundida y solo enterándose en fuentes confiables, es que sabrá qué es y qué se puede hacer con el conocimiento que está apareciendo en los laboratorios de investigación.

La ciencia, así­ como la aplicación del conocimiento que esta genera es responsabilidad de los cientí­ficos y de la sociedad en conjunto, ya que generar conocimiento requiere el apoyo y simpatí­a de la sociedad por medio de instancias gubernamentales, sociales y privadas, y sobre todo el uso del conocimiento cientí­fico que involucra aspectos legales, éticos y morales que afectan a la sociedad. De ahí­ la importancia de que los miembros de la sociedad se enteren de qué se sabe y para qué pueda servir este conocimiento.

Hay mucha ignorancia en la sociedad y esto permite fantasear. Desde creer que puede llegar a haber una ejército de Hitlers, hasta humanos donadores de órganos de refacción. Por eso se dice que la ignorancia es atrevida y es por lo mismo que libros de divulgación son necesarios.

Finalmente, si el usuario del conocimiento cientí­fico es la sociedad y si es cierto que un cliente conocedor es un mejor cliente, pues difundir la ciencia es benéfico por donde se le vea.

El libro El genoma humano está dividido en dos partes, una, ciencia-ficción y otra de difusión del conocimiento sobre que es el genoma y que se sabe del humano.

El autor atinadamente incluyó una primera parte que deja ver como podrí­a ser la vida a mediados del siglo XXI con la aplicación del conocimiento sobre el tema. Además de ser amena, introduce y motiva al lector a entender por que son posibles estas aplicaciones futuras.

La segunda parte es una buena descripción sobre qué se sabe y cómo se llego a saber. Es una buena introducción para aquellos que quieran enterarse del tema.

Creo que así­ como otros libros de difusión de la ciencia, El mono desnudo o Cazadores de microbios entusiasmaron a muchos de nosotros a buscar una carrera cientí­fica, seguramente este libro entusiasmará a los jóvenes que lo lean.

Esta segunda parte inicia haciendo algo que a Charles Darwin le hubiera gustado hacer, explicar los mecanismos de la selección natural como base de la evolución y por que sus explicaciones tuvieron, y siguen teniendo, el rechazo de una parte de la sociedad que no acepta que los humanos somos obra de una imposibilidad improbable. Conocimiento que ha permitido satisfacer, en parte, lo que Sócrates advirtió deberí­amos hacer hace más de dos mil años, conocernos a nosotros mismos.

El último capí­tulo lleva al lector a hacerse responsable de lo que ocurra con el conocimiento del genoma. Así­ como la ciencia permite conocer, este conocimiento permite decidir. El autor también alerta a la sociedad, ¡explicar a partir de nuestros genes, funciones complejas, como aprendizaje, va a requerir nuevos paradigmas!.

Los humanos somos genética, pero también cultura, como atinadamente lo menciona el autor en el libro. Conocer a los humanos es uno de los mejores usos que se puede dar a la ciencia. Y esto es lo que este libro pretende.

* CIBNOR/Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC)

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