Milenio Diario
23 de febrero de 2006
Carlos Reyes
Como se hace ya en otras naciones, en México es fundamental que la inversión en ciencia y tecnología vaya encaminada a los ramos de investigación torales. Aquí es donde se nota la ausencia de una política de Estado definida y sólida que establezca las prioridades de inversión plantean científicos e investigadores
Desde hace mucho tiempo los científicos lo están diciendo de distinta manera: hacer ciencia en México es un asunto de Estado. Desde la perspectiva del futuro del país, es un asunto de seguridad nacional: muchos de los problemas que ya lo son, como el de] agua, la contaminación, la salud. la vivienda e, incluso, el de la violencia y la inseguridad que enfrenta el país, requieren respuesta’ científicas.
Más allá de actitudes nacionalistas o exigencias presupuestales que, año con año, distan mucho de cumplirse, la ciencia en el país debe encaminar su labor a atender las prioridades del desarrollo nacional.
Las áreas de investigación que tienen que ser apoyadas sobremanera deben estar vinculadas estrechamente a aquellos ámbitos de la sociedad que demandan innovaciones tecnológicas y alternativas científicas que puedan dar una mejor solución a éstas.
Actualmente, reconocen los propios científicos, uno de los campos que recibe más apoyos es el relacionado con las investigaciones agrícolas, pero no por ello debe soslayarse que la ciencia en México puede ser la clave para rezagos en distintos campos hasta ahora no resueltos.
De eso se trata. Que la ciencia mexicana esté al servicio del país. Como se hace ya en otras naciones, en México es fundamental que la inversión a ciencia y tecnología vaya encaminada a los ramos de investigación torales. Aquí es donde se nota la ausencia de una política de Estado definida y sólida que establezca las prioridades de inversión.
Además, fomentar el ejercicio de la ciencia implica convertir al país es un generador de conocimiento, más que en un importador de tecnología. Y, lo que es más importante, el desarrollo económico de México debe apoyarse en su investigación.
Una vía para salir del atraso, dicen los investigadores. Una vía que demanda de una mayor coordinación y apoye pero, sobre todo, de] convencimiento de todos los sectores de que la ciencia debe estar ligada a su entorno social, a la problemática de éste y a los rubros que más lo requieren.
Nanotecnología, informática, comunicaciones, biotecnología molecular, son sólo algunas de las ramas en las que la ciencia debe enfocar las baterías, porque ahí es donde podría generar una serie de ventajas para el desarrollo del país.
¿PARA QUí‰ HACER CIENCIA?
Víctor Manuel Castaño Meneses, director de Centro de Física Avanzada y Tecnología Aplicada (CFATA) de la UNAM, es claro al señalar que el desarrollo de la ciencia en el país no se trata de un asunto de ¡orgullo nacional!, sino de estrategia de Estado.
¡Vivimos en una sociedad del conocimiento, donde el que genera algo tiene ventajas competitivas claras. Ser simples maquiladores o generadores de mano de obra barata ya no es una ventaja. Todo país que quiera tener una economía razonable, debe crear ciencia y tecnología!, sostiene.
Por ello, comenta, además de las implicaciones económicas que propicia hacer ciencia, como lo son la independencia tecnológica, la capacidad de exportación de ideas, entre otras, la actitud que la ciencia imbuye en la sociedad es importante desde una perspectiva social.
Dicha actitud, explica Castaño Meneses, pasa por fomentar, mediante la ciencia, la creatividad, la actitud crítica, los principios éticos y otras características que se relacionan con la investigación científica.
Por su parte, Octavio Paredes López, presidente de la Academia Mexicana de las Ciencias (AMC), considera que pese a tratarse de un rubro costoso, lo seria más si no existiera esa vía para la generación de conocimientos y alternativas.
¡A pesar de la debilidad de nuestra ciencia y a pesar de lo oneroso de la misma, tratemos de imaginarnos el precio de no hacerla, y éste resultaría estratosférico, pues la ignorancia siempre resultará más cara!, dice el científico.
De hecho, subraya Paredes López, la ciencia es parte de la cultura y, por ello, no puede olvidarse que en la era del conocimiento, si no se avanza en esa dirección, cualquier país queda en una situación desventajosa.
«La ciencia es una parte de la cultura, y cada vez más queda de manifiesto que en este siglo, el siglo del conocimiento, saber sobre ciencia y eventos científicos, sin necesidad de tener esta profesión, se está convirtiendo en una necesidad propia de la vida misma. No tener información de este tipo genera individuos equivalentes a los analfabetas de inicios de este siglo», apunta.
Además, expresa el presidente de la AMC, tener un control racional sobre la ciencia y sus herramientas genera confianza, optimismo y seguridad en una sociedad dada, adicionalmente a un alto sentido de la honorabilidad.
En ese orden, para Luis Arturo Bello Pérez, investigador del Centro de Desarrollo de Productos Bíoticos (Ceprobi) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), el desarrollo de un país esta estrechamente relacionado con los avances científicos y tecnológicos.
¡Un país que no desarrolla ciencia y tecnología, es un país que va al fracaso debido a la dependencia tecnológica, lo cual va a encarecer los productos que hay se consumen o utilizan y, por lo tanto, de la mano con el subdesarrollo!, comenta.
Por eso, México necesita apostarle más a la ciencia y la tecnología, pero en una forma agresiva, no a medias, para iniciar un proceso de salida del rezago en que nos encontramos.
Bello Pérez comenta que en una sociedad como la nuestra, la ciencia y la tecnología pueden convertirse en palancas reales de desarrollo y modificarían, y mucho, la tendencia que prevalece en el ámbito económico del país.
¡Cada día se ven más problemas sociales, por la falta de generación de empleos; la falta de oportunidades, lo cual se ve reflejado en la microeconomía de cada uno de nosotros. Por eso, es necesario apostar al rubro de la ciencia y la tecnología para impulsar el desarrollo económico del país y, por ende, lo social!, puntualiza.
HAY FRUTOS EN ALGUNOS CAMPOS
La investigación en los diversos campos que componen el sector científico genera resultados. Se invierte y se desarrollan proyectos de investigación con un impacto real en la sociedad, los cuales pueden ser perfectamente medibles en cuestión de resultados.
Tal vez no son suficientes aún, pero las áreas de investigación en esos campos ya han aportado descubrimientos y proyectos tecnológicos a la sociedad que le son útiles. Quizás éste sea uno de los principales objetivos de la ciencia.
En ocasiones, si bien existen distintas investigaciones y resultados que ya son aplicados en diferentes ámbitos de la sociedad, éstos no tienen la difusión necesaria para dar una visión más real del impacto que están teniendo.
Octavio Paredes, científico que pertenece al Colegio de Sinaloa, sostiene que, sin hacer un análisis exhaustivo, se puede identificar con facilidad que las ciencias biomédicas han tenido en el país un desarrollo respetable.
«La instalación y operación de los diversos institutos de salud, en adición a los grupos de investigación que tenemos en algunas de las universidades del país, nos han dado muchas satisfacciones!, afirma.
Un ejemplo, agrega, se da en la cardiología mexicana, la cual, en el siglo pasado tuvo un desarrollo espectacular. Sin embargo, más recientemente con la puesta en marcha del instituto Nacional de Medicina Genómica, el cual es considerado de primer mundo desde su concepción, se brindará a los ciudadanos una indiscutible opción de bienestar.
La tecnología desarrollada en México en cuestiones sísmicas, añade Paredes López, es otro campo en el cual tenemos avances indudables, aunado a la investigación que se hace en el campo agrícola con resultados tangibles.
¡Hacia la mitad del siglo pasado fuimos actores principalísimos en la generación de la revolución verde. Revolución que incrementó los rendimientos por hectárea significativamente en cultivos estratégicos en la alimentación mundial», explica.
Desafortunadamente, enfatiza, los ridículos apoyos a esta actividad y las políticas impropias para el campo, tienen a este sector al borde del colapso a pesar de las investigaciones y alternativas que ya se han probado para solucionar los problemas.
De acuerdo con Luis Arturo Bello Pérez, investigador del Centro de Desarrollo de Productos Bióticos (Ceprobi) del Instituto Politécnico Nacional, entre los rubros donde más se invierte en investigación, además del sector salud, es el relacionado con la parte agronómica y pecuaria.
Ahí, sostiene, en el desarrollo de nuevas variedades de cereales, leguminosas, frutas, hortalizas, con mayor rendimiento, son de las investigaciones donde se observa un impacto real de esta rama de la investigación científica.
No obstante, dice, los recursos no son suficientes para poder impulsar decididamente es tas áreas prioritarias en el país. En eso coincide Víctor Manuel Castaño Meneses, investigador en áreas como el desarrollo de nuevos materiales: los temas agrícolas son los que más recursos reciben, en términos de gasto corriente y de proyectos.
Existen importantes retos para la sociedad mexicana que no pueden soslayarse. Los más importantes son el agua, la energía, el campo, la salud, la migración, el narcotráfico, las ciencias emergentes como la biotecnología molecular y la nanotecnología, la informática y comunicaciones, entre algunos otros.
Consecuentemente, el país necesita establecer cadenas generadoras de conocimiento, en las cuales se incluyan universidades, centros de investigación y empresas, que conduzcan a la solución de estos importantes retos, señala Octavio Paredes López, presidente de la Academia Mexicana de la Ciencia.
Aunque, dice el director de] Centro de física Avanzada y Tecnología Aplicada (CFATA) de la UNAM, deberían apoyarse temas en lo cuales México, o bien tiene una necesidad prioritaria como el agua, la seguridad o la contaminación, o bien en los que se tiene la oportunidad de ser competitivos.
Para ello, explica Castaño Meneses, se requiere un estudio serio de los problemas nacionales, no sólo de parte de los científicos, que siempre «defienden su parcela!, sino de las autoridades encargadas de coordinar la investigación en el país.
LAS PRIORIDADES DEL AHORA
Ya en el terreno de las prioridades, más allá de los logros que se dan en cada una de las ramas de la ciencia, existe una preocupación entre los científicos en el sentido de privilegiar las áreas que deben definirse como prioritarias.
Aunque no por ello, aclaran los investigadores, se deje de apoyar a alguna de sus ramificaciones. Se trata de establecer estrategias que puedan dar un mejor sustento y una utilidad mayor a los descubrimientos e investigaciones científicas.
Octavio Paredes López presidente de la Academia Mexicana de las Ciencias (AMC), comenta que existen áreas del conocimiento muy caras, como son la astronomía y la ingeniería genética, entre otras.
Sin embargo, éstos no deben ser los únicos factores que determinen las inversiones. El costo de la investigación científica no debe ser un freno para que tarde o temprano se apoye a esos rubros. Para muestra, lo que ocurre en la astronomía.
¡Los astrónomos han sido de los científicos mexicanos que han publicado trabajos de mayor impacto y, por cierto, uno de os astrónomos de mayor trascendencia en el mundo es Carlos Frenk, quien trabaja en la University of Durham, en Inglaterra, y es un buen ejemplo sobre la fuga de cerebro!, comenta.
Por ello, dice, existen importantes retos para la sociedad mexicana que no pueden soslayarse. Los más importantes son el agua, la energía, el campo, la salud, la migración, el narcotráfico, las ciencias emergentes como la biotecnología molecular y la nanotecnología, la informática y comunicaciones, entre algunos otros. Consecuentemente, añade Paredes López, el país necesita establecer cadenas generadoras de conocimiento, en las cuales se incluyan universidades, centros de investigación y empresas, que conduzcan a la solución de estos importantes retos.
¡La innovación científica y tecnológica y la formación de jóvenes científicos deben ir de la mano de las grandes necesidades de nuestra sociedad. Son fácilmente identificables los retos y oportunidades que tenemos como sociedad y consecuentemente los grupos científicos y tecnológicos tenemos que asociarnos a tales retos.!
¡La ciencia básica, la investigación aplicada y la innovación tecnológica deben estar en el centro de las grandes acciones de nuestra sociedad e interaccionar con el resto de los componentes de la sociedad en general!, puntualiza el científico.
Incluso, expresa, los científicos tienen que asociarse igualmente a las tareas educativas en los primeros peldaños de estas actividades para que los profesores y la juventud en etapas tempranas identifiquen la importancia de la ciencia y la tecnología. Para que los científicos puedan ayudar a insertar en los educadores la cultura de tan importantes rubros.
Luis Arturo Bello Pérez, doctor en Biotecnología de Plantas por el Centro de Investigación Avanzada del IPN, y miembro de] Sistema Nacional de Investigadores (SNI), concluye, al igual que Octavio Paredes López, que la investigación aplicada y el desarrollo tecnológico deben ser prioritarios en el país, sin dejar de lado los aspectos básicos de todas las ciencias, pues eso alimenta a los dos aspectos primeramente mencionados.
Pero aquí debe de considerarse como una política de Estado prioritaria el aporte económico sustancial y decidido en esta materia. Es también importante, que el destino del organismo que dirija y regule la ciencia y la tecnología en México esté a cargo de alguien que haya transitado por éstos caminos», enfatiza el investigador del Centro de Desarrollo de Productos Bióticos (Ceprobi) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Se trata de impulsar este rubro tan descuidado en México por el Estado. Un rubro que da frutos y puede ser la llave, la pieza fundamental para dar solución tantos problemas que aquejan ya y amenazan, en el corto plazo, al país.
Hacer ciencia, sí, pero enfocada a atender esas demandas, a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.