Se mercantiliza la educación superior

Cambio de Michoacán
28 de marzo de 2006
Redacción

Ricardo Cerón Plata

En los últimos 20 años, México ha experimentado un fenómeno de crecimiento caótico y desregulado de las instituciones de educación superior (IES) privadas, las cuales han sobrepuesto el negocio a la calidad de la enseñanza, como lo demuestra el hecho de que menos de diez por ciento de estas instituciones cuente con un certificado de calidad por parte de la Secretarí­a de Educación Pública.

De acuerdo con el documento «De la privatización a la mercantilización de la educación superior», coordinado por Axel Didriksson Takayanagui, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), el modelo de crecimiento de la educación superior privada en México en los años recientes muestra una búsqueda única basada en la ganancia económica.

«La educación superior privada se ha convertido en un negocio de particulares que opera estrictamente bajo las reglas del mercado y no como establece la ley, de acuerdo con un interés público. Los únicos afectados por esta visión mercantilizada de la educación son, al fin y al cabo, los alumnos que en su mayorí­a son estafados año con año por pseudoinstituciones, cuyo único objetivo es el enriquecimiento de particulares».

En este texto, especialistas advierten que México está frente al desarrollo de un fenómeno absolutamente nocivo en la educación superior del paí­s, dado que sólo diez por ciento de las IES privadas cuenta con certificación de calidad, por lo que «se estarí­a hablando, en este escenario, de que cerca de 40 por ciento de la matrí­cula estudiantil de licenciatura (de todo el paí­s) serí­a objeto de un fraude educativo».

De acuerdo con datos recopilados por los cinco investigadores que elaboraron este estudio, en la actualidad uno de cada tres alumnos del nivel licenciatura está inscrito en una IES privada, cifra considerablemente superior a la de hace diez años, cuando sólo uno de cada cinco estudiantes de este nivel realizaban su carrera en el sector privado.

Los especialistas del Centro de Estudios Sobre la Universidad (CESU) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) revelan que de 1994 al 2005 en términos generales la población escolar en instituciones privadas creció más de tres veces en comparación con las instituciones públicas.

«En el periodo de 1994 a 2005, la tasa de crecimiento de las IES privadas fue 3.5 veces mayor en comparación con las IES públicas. Por cada nueva institución superior pública se crearon 3.5 nuevas particulares. En diez años en promedio las instituciones públicas se han duplicado, mientras que las privadas se han sextuplicado».

En el documento se indica que, en las últimas dos décadas, alrededor de mil 500 instituciones particulares se han establecido en el paí­s. «En contraparte, durante cuatro décadas el gobierno federal sólo abrió 57 nuevas instituciones públicas, la mayorí­a de tipo tecnológico y politécnicas (que no son en realidad universidades), y creó mil nuevos empleos de profesores en las existentes.

«En conjunto con el sector privado, el gobierno pretende cubrir una demanda de 2.8 millones de lugares para recibir estudiantes universitarios para 2006, a pesar de que se estima que la necesidad actual debe alcanzar a cubrir una demanda de cuatro millones».

En México, en los últimos 20 años, ha existido una gran expansión de las IES privadas y asociaciones que participan en la oferta educación superior, refiere el documento, dado que en 1985 estas escuelas cubrí­an quince por ciento de la matrí­cula nacional, mientras que para el 2005 alcanzaron 33 por ciento y, de seguir esa tendencia, se llegará a 40 por ciento en 2010.

El análisis estipula que en México la mayorí­a del crecimiento de las instituciones privadas se basa en pequeñas y medianas compañí­as que absorben a bajo costo la inversión y operación a un gran número de estudiantes que no encuentran posibilidades de estudios en universidades públicas.

«El aumento de este tipo de instituciones no significa la introducción deliberada de la calidad de la educación, sino es una respuesta caótica a la demanda orientada por el mercado de trabajo, y también es un reflejo de la incapacidad de los últimos y del reciente gobierno para dar una salida adecuada a esta demanda».

Los expertos en educación de la UNAM también hacen énfasis en este estudio, que las carreras de las IES privadas no están orientadas para cubrir las principales necesidades de paí­s ni de acuerdo con el mercado de trabajo, dado que se concentra en las ciencias administrativas, comunicación y sociales, mientras que las ciencias agropecuarias son casi inexistentes.

«En las instituciones particulares encontramos que alrededor de 90 por ciento de la matrí­cula se concentra en sólo dos áreas: ciencias sociales y administrativas (65 por ciento) e ingenierí­a (35 por ciento)». Otras dos áreas -ciencias de la salud y educación y humanidades- se reparten nueve por ciento de esa matrí­cula de las IES privadas, mientras uno por ciento restante está matriculado en ciencias agropecuarias o exactas.

Guerrero, Hidalgo, Morelos, Nayarit y Quintana Roo son las entidades que en los últimos diez años han registrado el mayor crecimiento de IES privadas, con un aumento del mil por ciento, mientras Baja California Sur, Distrito Federal, Sonora y Tlaxcala son los estados que menor proliferación de IES privadas han presentado, con un promedio de 200 por ciento en la última década.

Sin embargo, los estados de Guanajuato, Jalisco, Estado de México, Nuevo León, Puebla, Sinaloa y el Distrito Federal son los que concentran la mayor oferta educativa superior privada en la actualidad. En total esas siete entidades concentran casi 50 por ciento de las IES privadas en México.

De acuerdo con los datos de esta investigación de los últimos diez años, las universidades privadas han registrado un crecimiento acumulado de 355.3 por ciento, mientras que las públicas sólo han aumentado en 110.3 por ciento. El año 1995 fue el de mayor expansión de las IES privadas con un incremento de 51 por ciento, y el 2001 fue el único año en el que registraron retroceso con un decremento de 11.1 por ciento, ello atribuible a la finalización de la huelga en la UNAM.

Producto de ese aumento vertiginoso, las IES privadas pasaron de atender a 246 mil 500 estudiantes en 1994 a 662 mil alumnos en el 2005, mientras que las IES públicas en ese mismo lapso incrementaron su matrí­cula de 936 mil 600 a un millón 425 mil 500 alumnos. Lo que se traduce en un crecimiento de la matrí­cula privada en el nivel superior de 168.6 por ciento y de las públicas de sólo 52.2 por ciento.

En cuanto a las diferencias entre el profesorado de ambas instituciones, indican los especialistas, la más notoria consiste en que cerca de 80 por ciento de los maestros que imparten clase en las instituciones particulares son contratados por horas, mientras que en las instituciones públicas esta cifra es de 50 por ciento.

«En el caso de contratos de tiempo completo, sólo diez por ciento de los académicos de las IES privadas cuentan con un contrato de este tipo, mientras que en la IES públicas lo tienen 40 por ciento».

Un dato importante que se destaca en este estudio es que mientras un profesor de una IES privada tiene en promedio ocho alumnos por asignatura, en la IES pública la cifra asciende a sólo once. Con ese dato, afirman los especialistas, se acaba con el mito de que en la educación superior privada existe una atención más personalizada de los académicos a sus alumnos.

«La mercantilización de la educación se relaciona directamente con la nueva tendencia a la comercialización de los servicios educativos y con la apertura del mercado de los mismos a nivel trasnacional. Se relaciona con la orientación de la inversión por considerar el sector educativo como una mercancí­a más y como un sector que puede llegar a producir un alto nivel de ganancias», señala el documento.

En la elaboración del estudio «De la privatización a la mercantilización de la educación superior», coordinado por Axel Didricksson, también participaron Alma Herrera Márquez, Bolí­var Huerta Martí­nez, Dante Torres Rí­os y Lidia Villafán Aguilar.

www.amc.unam.mx

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