Once Noticias
24 de marzo de 2006
Rafael H. Guadarrama
Estos productos no surgieron por generación espontánea. Primero, fueron ideados y desarrollados en un laboratorio y registrados legalmente. Después, una empresa compró sus derechos para reproducirlos y explotarlos comercialmente.
Sin embargo, en México esto no sucede con la frecuencia deseada. Al año, se conceden entre 10 mil y 11 mil patentes o derechos a desarrollos tecnológicos. En apariencia es una cifra alta; en realidad, representa sólo 5% del total de lo que registra el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI).
¡Las principales solicitudes en México son de países desarrollados, Estados Unidos, Alemania, Francia, Japón y Suiza, nosotros estamos muy debajo de ellos!, dijo Alfredo Carlos Rendón Algara, director adjunto del IMP..
La cifra es más baja cuando se compara con patentes registradas en países con un desarrollo similar al de México.
Octavio Paredes López, presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, expresó: ¡los números como está creciendo la India, China, pues estamos 10 veces abajo!.
A esto, debe sumarse que de cada 100 patentes sólo 4 logran convertirse en un producto que sale al mercado. En nuestro país, el proceso de patentamiento es cinco veces más barato que, por ejemplo, Estados Unidos, situación que han aprovechado empresas mexicanas.
Sin embargo, en general no están interesadas en aprovechar el conocimiento desarrollado en centros de investigación aplicada.
Socorro Villanueva Rodríguez, de desarrollo de alimentos, del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (CIATEJ), señaló: ¡no tienen mucha confianza o no tienen el interés en arriesgar en investigación para sacar una patente interesante!.
Y esto ocasiona que desarrollos importantes, no pasen del laboratorio. Este es un ejemplo:
En el Centro de Investigación y Estudios Avanzados, Cinvestav, unidad Querétaro, se ha mejorado el proceso con el cual se obtienen tortillas, de modo que son doblemente nutritivas y duraderas.
El desarrollador busca vender su patente a una empresa para extender el beneficio de este alimento.
Actualmente negocia su venta con empresas de 23 países de Europa; de México… Ninguna.
Juan de Dios Figueroa Cárdenas, del Cinvestav, unidad Querétaro, comentó: ¡si vamos así, pues en un momento vamos a tener que importar maquinaria y hasta procesos, aunque ahorita lo estamos desarrollando nosotros. Necesitamos masa crítica!.
Aminorar este desinterés empresarial que propicia dependencia tecnológica del extranjero, según los expertos, debe motivarse desde distintos frentes en los que se informe de los beneficios de las patentes.
René Drucker Colín, coordinador de Investigación Científica, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), manifestó: ¡debe haber una oficina encargada de esto, por lo menos un cuerpo de abogados que debería tener el Estado Mayor, que podría tener Conacyt o la Secretaría de Economía!.
Por su parte, José Luis Martínez Peña, director general de Investigación del Ministerio de Educación y Ciencia de España, declaró: ¡la sociedad mexicana tiene que entender que su desarrollo tiene que estar basado en el conocimiento y no en mano de obra barata o ser el balneario de otros países!.
El beneficio principal se aprecia en el desarrollo de un país. Mientras más se invierte en ciencia y tecnología, se mejora la capacidad competitiva.