¡El establishment frena a la ciencia mexicana!

Excélsior
27 de marzo de 2006
Thelma Gómez Durán

El 28 de abril concluye el periodo de Octavio Paredes López al frente de la Academia Mexicana de Ciencias. Su administración se caracterizó por cuestionar las acciones del Conacyt

El doctor Octavio Paredes López es un cientí­fico que habla sin tapujos. Sus crí­ticas a los funcionarios encargados de las polí­ticas cientí­ficas caracterizaron su presidencia en la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), que integra a cerca de 2 mil investigadores.

A casi un mes de que Paredes entregue la estafeta al doctor Juan Pedro Laclette San Román, el 28 de abril, el cientí­fico reconoce que cometió errores, sobre todo porque ¡no tení­a experiencia de comunicación con los medios!. Sin embargo, también acepta que termina modificó aristas de la polí­tica cientí­fica, porque durante los casi tres años que dirigió la AMC se encontró con ¡un poderoso establishment que quiere pocos o ningún cambio en la ciencia del paí­s!.

¿Este establishment es un reflejo de lo que pasa en la clase polí­tica del paí­s?

Me parece que está más cabrón aquí­. Ese establishment no quiere cambios, piensa que la revolución ya nos hizo justicia; tiene las distinciones correspondientes —no siempre bien ganadas—, sus salarios decorosos. Pero el establishment mexicano poco hace por el futuro de la ciencia mexicana. No me excluyo del establishment, pero hay personas que tratamos de modificar ese tipo de cosas…

Por eso, hace dos años, creamos el Acuerdo Nacional por la Ciencia y la Tecnologí­a. Fuimos los primeros en proponerlo, es mediante ese acuerdo con todas las fuerzas polí­ticas y los cientí­ficos, que debemos llegar a un plan que defina objetivos, estrategias y que le apueste al desarrollo de los próximos 25 años. Si nos dieran 2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), así­ como estamos, nos intoxicamos. Aunque llegar al dos 2 ciento del PIB para ciencia serí­a lo ideal.

¿Hay mafias dentro del establishment cientí­fico?

Hay cientí­ficos —varios de ellos muy distinguidos, otros no tanto— que han ocupado posiciones de liderazgo y dicen que quieren cambios, pero la lucha por esos cambios, en lo personal, no la veo. La lucha por más y mejores espacios para los jóvenes, por formar más cientí­ficos, por llevarle la ciencia a la sociedad mexicana, por cambiar la educación en las etapas iniciales. Una buena parte del establishment no participa en eso. En la Academia he tratado de hacer evidente que los cientí­ficos tenemos que salir a la búsqueda de la sociedad, de sus representantes y lí­deres, de los problemas sociales para solucionarlos.

¿El establishment fomentó la mediocridad?

La ciencia mexicana, aunque es chiquita, tiene buenos grupos. Un problema es que no hay nuevos cientí­ficos… Los jóvenes que están terminando doctorados en el paí­s y en el extranjero no tienen empleo. Debemos luchar por los espacios de primer mundo. Los cientí­ficos mexicanos, especialmente los lí­deres, tienen que estar en la pelea constante, no solamente esperando que mi compadre haga la revolución.

¿El SNI está cumpliendo con su objetivo?

Ha cumplido con un papel extraordinario, sobre todo en un momento de crisis económica. El establecimiento del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) fue una extraordinaria idea. Sin embargo, el SNI tiene 20 años de existencia y fue diseñado para apoyar al cientí­fico en forma individual; en ese momento la medida estaba bien; ahora, se queda corta. El SNI representa 50 por ciento del salario de los cientí­ficos, se ha convertido en una fuerte palanca económica, pero la ciencia en el mundo se hace en grupos. El SNI ha favorecido la investigación individual, eso se debe de modificar, se deben de apoyar las interacciones institucionales y la de grupos cientí­ficos. Este sexenio sólo creó el Instituto Nacional de Medicina Genómica, y eso es un decir, porque todaví­a está en un edificio rentado. Seamos benévolos con este sexenio.

¿Se lo merece?

¡Ni madres! El gobierno federal creó menos de la mitad de un instituto cientí­fico.

¿La relación de la Academia Mexicana de Ciencias y Conacyt no siempre ha sido cordial?
Como a este gobierno le fascinan las encuestas, nosotros dijimos: ¡Vamos a hacer una encuesta para saber qué opinan los cientí­ficos mexicanos!. La crema y nata de la ciencia mexicana reprueba el establishment. Ese indicador sirvió para que quitaran a Jaime Parada del Conacyt. Fuimos capaces de hacer renunciar a un director general de Conacyt, pero no de poner a uno bueno. Ellos cobran salarios muy atractivos, pero con excepciones menores, el Conacyt necesita una cirugí­a mayor. Recientemente estuve en España y en Londres, y allá están molestos con el Conacyt. Funcionarios de la Unión Europea están hasta la madre de Conacyt.

¿Los cientí­ficos siguen creyendo en las promesas de los polí­ticos?

Nos vamos a reunir con los candidatos, ya nos reunimos con Madrazo y prometió 2 por ciento del PIB. Debemos generar más conciencia en la comunidad cientí­fica. Antes, los cientí­ficos estaban arrinconaditos en sus laboratorios, pero llegó el momento en de salir a ocupar todos los espacios para que se dé el cambio. Serí­a excepcional que todos los que pertenecemos al SNI, sobre todo los que estamos en los niveles más altos, firmáramos un acuerdo de compromiso social.

¿Cómo deja las finanzas de la Academia Mexicana de Ciencias?
Recibí­ la Academia sin dinero, incluso tení­a una deuda de 5 millones de pesos, porque el presidente anterior habí­a tenido la promesa de una aportación económica de Conacyt, aunque no habí­a documentos firmados. Así­ que se tuvo que pagar los 5 millones de pesos que la academia debí­a a su personal. Ahora, vamos a dejar pagado 70 por ciento de la construcción de un auditorio de la Academia para 450 personas.

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