Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/216/15
México, D.F., 15 de septiembre de 2015
- La participación de la delegación mexicana fue muy destacada, ha sido una de las más parejas en muchos años, porque los cuatro participantes procedentes del Estado de México, Jalisco, Sinaloa y Sonora tuvieron un puntaje similar, reconoce Antonia Dosal, coordinadora de la Olimpiada Nacional de Química.
- La selección mexicana que obtuvo tres medallas de plata y una de bronce en la XX Olimpiada Iberoamericana de Química, realizada en Teresina, Brasil, estuvo integrada por Carlos Quezada Espinoza, de Sinaloa; Jesús Barreras Uruchurtu, de Sonora; Víctor Hernández Lima, del Estado de México y Saúl Pérez Arana, de Jalisco.
Foto: Elizabeth Ruiz Jaimes/AMC.
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La delegación mexicana que participó en la XX Olimpiada Iberoamericana de Química se vistió de plata y bronce, luego que Víctor Hernández Lima, del Estado de México; Jesús Barreras Uruchurtu, de Sonora; Saúl Pérez Arana, de Jalisco; y Carlos Quezada Espinoza, de Sinaloa, consiguieron cuatro medallas, tres de plata y una de broce, durante su participación en el certamen, el cual se realizó del 5 al 14 de septiembre en la ciudad brasileña de Teresina.
Para los cuatro estudiantes la experiencia de participar en la Olimpiada Iberoamericana representó una oportunidad para conocer personas, divertirse y probar sus habilidades a la hora de resolver las diferentes pruebas. “En comparación con la 47 Olimpiada Internacional de Química, en la que también participé, este concurso me pareció más cálido”, dijo Jesús Barreras, de 18 años, ganador de una medalla de plata y que acaba de ingresar a la carrera de Ingeniería Química en la Universidad Autónoma de Sonora.
Este año la competencia se dividió en dos etapas, experimental y teórica, que abarcaron las áreas de fisicoquímica, química orgánica, química analítica y química inorgánica. Y mientras la mayoría de los compañeros de Saúl Pérez, quien obtuvo plata, consideraron que los problemas teóricos fueron complicados, para el jalisciense la etapa más difícil fue la experimental, ya que consistió en determinar la pureza de sales trituradas de bicarbonato y carbonato, además de una prueba para verificar la ley de Hess.
“Este año participaron 54 estudiantes de 15 países, por lo que el nivel de la Olimpiada fue competitivo, sin embargo, nuestra delegación tuvo un papel decoroso, lo cual demuestra que los estudiantes que asistieron se prepararon bien”, señaló el maestro José Manuel Méndez Stivalet, quien junto con la doctora Antonia Dosal Gómez acompaño a los jóvenes mexicanos al certamen; además, este año también acudió Armando Merino como observador.
Al respecto de las cuatro medallas, Dosal Gómez, coordinadora de la Olimpiada Nacional de Química, concurso que coordina la Academia Mexicana de Ciencias, destacó que el resultado fue excelente y que este es uno de los equipos más parejos en muchos años, porque los cuatro participantes mexicanos tuvieron un puntaje similar.
La participación de México en la Olimpiada Iberoamericana de Química tiene una larga historia, ya que nuestro país asiste a esta competencia desde la primera edición celebrada en Mendoza, Argentina, en 1995, y el número de medallas a la fecha es de 19 de oro, 37 de plata, 22 de bronce y una mención honorífica.
La química para entender el mundo
A Carlos Quezada, de 17 años y ganador de una presea de plata, le interesa conocer la manera en la que funciona el mundo y cómo las cosas se relacionan entre sí, esto es en parte su motivación para participar; y en vista de que su edad se lo permite, está dispuesto a completar todo el proceso para llegar a otra Olimpiada Iberoamericana y tener la oportunidad de ganar una medalla de oro.
Con la misma intención de participar en la siguiente edición del certamen regional internacional, el estudiante de preparatoria Víctor Hernández, también de 17 años y ganador del bronce, está convencido de que cuando tenga que elegir la carrera que va a estudiar será relacionada con la ciencia, por ello, espera prepararse mejor para que, de llegar otra vez a esta competencia, pueda conseguir un mejor resultado.
“Yo no sabía que existían las olimpiadas de química, pero en cuanto empecé a participar en ellas descubrí que la química está en todos lados, por ejemplo, uno de los problemas del examen teórico fue acerca del ciclo de Carnot, que es aplicable a los refrigeradores que utilizamos, y los cuales se basan en conceptos de la fisicoquímica para poder enfriar”, señaló por su parte, Saúl Pérez, de 18 años, estudiante de la licenciatura de Ingeniería Química en la Universidad de Guadalajara.
Noemí Rodríguez González.