Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/061/15
Guadalajara, Jalisco., 18 de marzo de 2015
- La filosofía del certamen que organiza la Academia Mexicana de Ciencias es evitar la doble penalización, pues es injusto que si los alumnos se equivocan en una parte del problema que se les plantea, se les penalice en los siguientes pasos, se trata de rescatar lo que saben, asegura el comité académico
- Mañana jueves se darán a conocer a los ganadores de las medallas de oro, plata y bronce de la edición número 24 del concurso
- Jóvenes de preparatoria presentan las pruebas prácticas en los laboratorios del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingeniería de la Universidad de Guadalajara, última fase de la XXIV Olimpiada Nacional de Química.
Foto: Alejandra Monsiváis Molina/AMC.
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Por unas cuantas horas, los 110 estudiantes de preparatoria que avanzaron a la fase experimental de la XXIV Olimpiada Nacional de Química (ONQ) parecieron ser alumnos de licenciatura del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingeniería de la Universidad de Guadalajara, es decir todos unos profesionales, porque además de vestir bata, guantes y lentes de protección, mostraron sus habilidades en los laboratorios de la institución en donde hoy se llevaron a cabo las pruebas prácticas, las cuales conformaron la parte final de un proceso de evaluación que inició el lunes pasado con una serie de exámenes teóricos.
El examen experimental de la ONQ, la cual organiza la Academia Mexicana de Ciencias en conjunto con el estado anfitrión, se dividió en dos niveles, dependiendo si incluía o no conocimientos de química orgánica, con el objetivo de ajustarse al nivel académico de los participantes.
Para los jóvenes con conocimientos más avanzados, una parte de la prueba consistió en sintetizar un compuesto orgánico, en este caso, ácido acetilsalicílico, a una microescala: un bajo consumo de reactivos, recipientes pequeños y una cantidad reducida de residuos contaminantes.
“Lo que buscamos en esta parte es que los alumnos tengan habilidad manual en operaciones básicas de laboratorio como la cristalización –que involucra la depuración del compuesto para obtenerlo de la manera más pura posible, la filtración –para separar el compuesto de interés del disolvente, secarlo y obtener el rendimiento- y el dominio de operaciones químicas para llegar a la reacción química del compuesto”, explicó el doctor Juan Carlos Hernández Chacón, quien forma parte del comité académico de la Olimpiada.
En este punto se evalúa la pureza del compuesto obtenido por el estudiante para lo cual debieron hacer una prueba en una cromatoplaca, una técnica que permite separar compuestos y así identificar a los diferentes contaminantes presentes en la muestra.
Si la muestra presenta muchos contaminantes, agregó Juan Carlos Hernández, se otorga una menor calificación, y por el contrario, si tiene pocos contaminantes se asigna una calificación mayor. Además de evaluar el grado de pureza también se considera la eficiencia del proceso de síntesis del compuesto solicitado, es decir, cuánto producto sintetizaron a partir de cierta cantidad de materia prima.
La segunda parte consistió en un experimento de química analítica en el cual los estudiantes tuvieron que determinar la cantidad de sustancia que había en una muestra. Esto se pensó para que obtuvieran una constante físico-química, en este caso, una constante de precipitación, la cual permite predecir la cantidad de sal que se disolverá en una solución.
“Los alumnos que tienen un menor nivel de conocimientos, debido a que cursan los primeros grados de preparatoria, únicamente realizan la parte analítica porque tienen menos experiencia en esta etapa, incluso algunos de ellos es la primera vez que pisan un laboratorio, por tanto la manipulación de los materiales es más lenta, son más meticulosos y por eso damos un poco más de tiempo para resolver el problema”, explicó.
Comentó que aquí se evaluará qué tan confiable es el procedimiento que siguen observando la dispersión de sus resultados y para ello les pedimos realicen el experimento tres veces.
Juan Carlos Hernández indicó que los exámenes no se califican de manera convencional: “Una parte de la filosofía de la Olimpiada Nacional de Química es evitar la doble penalización, esto quiere decir que cuando se les plantea un problema concatenado, con una serie de pasos a resolver, es injusto que si se equivocan en una parte se les penalice en los siguientes pasos si es que los saben hacer, lo que ocurre es que van perdiendo puntos, pero eso no quiere decir que tienen todo mal el problema, siempre hay forma de ir rescatando lo que saben”.
Este jueves, después de la calificación de estas pruebas y de la evaluación final, se darán a conocer a los acreedores de las medallas de oro, plata y bronce. Los ganadores del primer lugar conformarán una preselección que después definirá a los equipos que representarán a nuestro país en la Olimpiada Internacional que se efectuará en Azerbayán y en la Olimpiada Iberoamericana en Brasil, en los próximos meses.
Alejandra Monsiváis Molina.